Voces del Periodista Diario

¿Quién teme a una Comisión de la Verdad?

La piedra en el zapato 
Abraham García Ibarra

Que un locuaz candidato a la Presidencia de México, como Vicente Fox, se comprometa en campaña a satisfacer todas las demandas de los potenciales electores, y luego no cumpla, es normal.

¿Se acuerda usted cuando dijo que resolvería el problema de Chiapas, en 15 minutos? Era el asunto entonces de los zapatistas. Tampoco cumplió con la reconstrucción del estado después de los devastadores huracanes de 2005.

Josefina Vázquez Mota dejó un tiradero en aquella entidad para dedicarse a coordinar la campaña presidencial de Felipe Calerón.

Otro fue el compromiso del guanajuatense con las sedicentes izquierdas, a cambio del voto útil: Crear una Comisión de la Verdad para investigar y castigar los crímenes del 68 y de la guerra sucia. Les dio una corrupta comisión para la atención de delitos políticos y sociales del pasado.

Sobre la demanda social de una Comisión de la Verdad, latente desde el sexenio de Miguel de la Madrid, hacia 2000 escribimos que sería saludable, a condición de que, además de los delitos políticos atribuidos al Estado, se incluyeran los crímenes económicos de la tecnocracia.

Paró la cosa vicentina en que su comisión de marras resultó un parto de los montes.

Los magistrados federales no saben lo que hacen

Lo de la Comisión de la Verdad reapareció nuevamente hace unas semanas por mandato de Tribunal Colegiado del Poder Judicial de la Federación, con sede en Tamaulipas. Se recomendó en sentencia en recurso de amparo sobre el específico caso de los 43 de Ayotzinapa. Dicho sea de paso, la resolución se basó en falta al debido proceso.

La reacción inmediata de El provisional en la Procuraduría General de la República, Alberto Elías Beltrán, fue acusar a los magistrados de usurpar facultades de los otros poderes de la Unión y cometer una aberración jurídica al proponer la participación de los familiares de las víctimas en aquella indagatoria federal.

Tomemos el segundo aspecto de la sentencia de los magistrados del Tribunal Colegiado en Tamaulipas: Falta al debido proceso.

En el asunto de Iguala, Guerrero, el ex titular de la PGR, Jesús Murillo Karam pretendió desembarazarse del bulto, decretando su verdad histórica. Y se fue tan campante de la Procuraduría.

Antes de Iguala, sin embargo, Murillo había intervenido en otro caso políticamente relevante: Ejecutó orden de aprehensión contra Elba Esther Gordillo Morales.

En la verdad histórica del hidalguense contra la ex lideresa del SNTE, aparecen imputaciones de delincuencia organizada, lavado de dinero, defraudación fiscal, etcétera.

Cada una de las imputaciones se fue desmontando. Después de más de cinco años de prisión, Gordillo acaba de ser absuelta y se dictó por juez federal auto de libertad. La conclusión no fue de inocencia plena, sino, en estricto rigor, de falta al debido proceso.

PGR: Con estricto apego a la Constitución

Con Murillo en la PGR, sentó estado el caso Odebrecht, la corruptora brasileña que, al correr de los años y de los procesos, ha reconocido haber trasegado millones de dólares a la campaña presidencial del PRI de 2012.

Ese asunto lo mantiene en suspenso El provisional Elías Beltrán quien, en cambio, armó una tolvanera mediática contra el ex candidato presidencial del PAN, Ricardo Ayala Cortés. Que se sepa, El provisional no ha dado el paso a la instancia jurisdiccional.

Ayala Cortés fue fulminante al acusar directamente a Enrique Peña Nieto de utilizar las instituciones de procuración de justicia con fines político-electorales.

Al hacerse del dominio público la absolución de Gordillo, El provisional saltó a la arena política con un boletín que dice, a saber:

“La PGR actúa siempre conforme a derecho e interviene cuando se presente un hecho que la Ley señala como delito y exista la probabilidad de que alguien lo cometió o participó en su comisión”. (Probabilidad, es el término.)

La PGR ha actuado, en todo momento, con estricto apego a la Constitución, así como a las leyes que orientan su actuación y, sobre todo, con absoluto respeto a los derechos humanos. Hasta aquí el boletín.

Si así fuere, ¿quién teme a una Comisión de la Verdad? Es cuanto.

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