Dentro de un año, si hay elecciones generales, México ya conocerá al candidato presidencial triunfante.
Según las cuentas de gran capitán del dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, sobre los resultados electorales del pasado 4 de junio, el PRI le repetirá la receta a la oposición: Retendremos la presidencia de la República, alardea.
Antes de despedirse de la presidencia nacional del PRI en 2015, el mexiquense César Camacho Quiroz montó un evento en el que trazó la línea de navegación tricolor rumbo a 2018: La guía serán los exitosos resultados de las “reformas transformadoras”.
Hacienda da una fe de erratas
En el segundo semestre del mismo 2015, la Secretaría de Hacienda, que anunció la regla de presupuesto cero para realinear programas públicos y optimizar el gasto federal en 2016, sin embargo empezó a hacer los primeros ajustes al Presupuesto de Egresos de la Federación.
Parecía una reacción realista, habida cuenta el descarrilamiento de los ingresos petroleros por la crisis internacional de precios de los hidrocarburos.
Para las elecciones en 14 entidades de la República en 2016 y las respectivas de 2017 en los estados de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz, el gobierno federal, sin embargo, lanzó una estrategia de propaganda, exaltando los resultados de las “reformas transformadoras”.
Dos de los caballitos de batalla propagandísticos, irreconciliables, fueron los máximos históricos de las remesas enviadas por nuestros compatriotas desde los Estados Unidos, y los records en la creación de empleos, acompañados, por supuesto, de las mejoras salariales que incrementaron, según esa propaganda, el poder adquisitivo hasta en un 12 por ciento en lo que va del sexenio.
OCDE: No te calientes, granizo
Esa propaganda, indexada al calendario electoral, fue avalada acríticamente por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que comanda el tampiqueño José Ángel Gurría Treviño.
Hace unos días, lo consignamos en estos espacios oportunamente, la Junta de Gobierno del Banco de México ajustó a la alza, desde un piso de 1.3 por ciento hasta un techo de 2.5 por ciento, la previsión de crecimiento económico en 2017.
¡Hete ahí! que la OCDE entra en escena y acaba de darle una rasurada a ese pronóstico, de 2.3 a 1.9 por ciento.
Obviamente, la OCDE apunta como factor de incertidumbre la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), acelerado por el inquilino de la Casa Blanca.
La OCDE, no obstante, pone el dedo en un signo vital: El mercado interno. Asegura esa organización que el motor de crecimiento económico en México, el consumo, se desbiela por la erosión del poder de compra.
¿En qué quedamos? ¿No que el montón de empleos y las mejoras del salario habían restituido el poder adquisitivo? Que alguien nos explique, sin ánimo clientelar para el 18.