Voces del Periodista Diario

Sabiduría ranchera: Aclarando amanece

Sinfonía Telúrica

Por Abraham García Ibarra

Para todo efecto práctico, reformismo, es gradualismo. Una verdadera transformación que se precie de serlo, debe al menos intentar un cambio radical que toque los fundamentos del orden constitucional.

Para cumplir con los fines del Estado neoliberal, los tecnócratas mexicanos acometieron 476 reformas a la Constitución entre 1982 y 2018. Del texto original de la Carta fundamental, sólo permanecen intactos 22 artículos.

Por supuesto, ese fue un proceso gradual. No se requirió de un Congreso Constituyente. Se explica la estrategia, porque la tecnocracia planeó su permanencia en el poder presidencial a un plazo de un cuarto de siglo. Las alternancias en Los Pinos no se salieron un metro del camino correcto.

Con espíritu entusiasta, pero ilusorio, con el arribo en 2000 de Vicente Fox a la presidencia de la República, Porfirio Muñoz Ledo logró la venia de Los Pinos para diseñar la convocatoria a un nuevo Congreso Constituyente a fin de trazar un rumbo diferente, acaso siguiendo el modelo de la Democracia Social.

Desde la propia Secretaría de Gobernación, el brillante intelectual fue atajado en las primeras de cambio. El guanajuatense se quejaría después de no podía gobernar con una Constitución llena de parches y remiendos. Él mismo parchó la Ley de leyes en 31 ocasiones. Enrique Peña Nieto se fue hasta la cocina con el fáctico Pacto por México: 147 reformas, que costaron a los contribuyentes los moches a integrantes de dos legislaturas federales, que salpicaron a los Congresos de los estados.

Gobernar con lo establecido legalmente

Quedó armada la acerada camisa de fuerza para el postulante (2006) de un cambio de modelo económico, acompañado de su correspondiente modelo político-social.

Ahora sabemos que la Cuarta transformación llegó con la opción de dos caminos: Prefirió el atajo para gobernar utilizando lo establecido legalmente.

Los neoliberales se dieron 25 años para afincar su proyecto de Nación. Por lo que escuchamos con frecuencia, el conductor de la 4-T no tiene planes políticos, más allá del 2024. A quienes votaron por el nuevo proyecto de Nación les debe caer el veinte: Aclarado amanece. Es cuanto.

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Redacción Voces del Periodista