Voces del Periodista Diario

Saldos del estilo personal de gobernar de Peña Nieto

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Imposible la dejasteis, para vos y para mí. Es el reclamo que le hace el cornudo a don Juan, al tener conocimiento de la seducción de doña Inés por el burlador, según escribió Zorrilla.

El mismo reproche le haría Miguel de la Madrid a José López Portillo al recibir la investidura presidencial, de acuerdo con la imaginaria de Abel Vicencio Tovar en tiempos en que el PAN decía ejercer una oposición leal.

Aplica el diagnóstico al estado en que dejaron la presidencia de la República Vicente Fox, Felipe Calderón y está a punto de hacerlo Enrique Peña Nieto.

En el interregno de la transición presidencial, Andrés Manuel López Obrador prefiere llevar fiesta en paz con el mexiquense, dejando de lado los recursos oratorios acusadores a los que echó mano durante los meses de precampaña y campaña.

Del error de diciembre a la docena trágica

Concluido el primer sexenio plenamente neoliberal (1988-1994), a los días de haber protestado su cargo Ernesto Zedillo Ponce de León, estalló el maquinado error de diciembre.

Entonces, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari se lavó las manos: Dejé un problema y lo convirtieron en una crisis.

Zedillo en cambio, procuró de manera objetiva, al terminar su mandato, tomar todas las debidas providencias de orden económico para dejarle al sucesor finanzas sanas y el respaldo del crédito flexible autorizado casi a finales del sexenio por el Fondo Monetaria Internacional.

Fox y Calderón le dejaron a Peña Nieto el lastre de la Docena trágica. A lo que vamos es que, como parte de la subcultura de el que venga atrás que arríe, los ex presidentes mexicanos son poco dados a practicar la autocrítica. Siempre dejan el poder colmados de satisfacciones.

La coartada de los factores externos de la economía

Una cosa recogemos en nuestro habitual ejercicio memorioso: Aun con el reverberante espejismo petrolero, antes de concluir su mandato, López Portillo diseñó el Plan Global de Desarrollo.

Del texto de presentación del PGD, sólo recuperamos una consideración: Los problemas de la conducción de economía nacional, si bien son impactados por factores externos, no hay que tomar éstos como coartada para ocultar que los problemas internos son generados por la falta de un diagnóstico científico previsor, en el que se detecten y se reconozcan deficiencia e ineficacia y se tomen acciones para corregirlas y superarlas.

De ahí que, en el primer Plan Nacional de Desarrollo se establecieran previamente los imperativos de control, eficiencia y eficacia en el diseño e instrumentación de los anuales Criterios de Política Económica.

Atrapada la economía mexicana en la inercia de la globalización, precisamente en un nuevo periodo de auge de los precios petroleros, se desencadenó en 2008-2009 la devastadora crisis financiera internacional, incubada en las criminales prácticas especulativas en los Estados Unidos.

El jinete en la tormenta y el barco de gran calado

Felipe Calderón fingió demencia: Como si hablara desde los escenarios de la autarquía, se presentó como Jinete en la tormenta y a finales de su mandato blasonó de dejar al presidente sucesor un barco de gran calado, según su visión del estado de la economía mexicana.

Los subyacentes remesones de la crisis financiera de hace una década, no alertaron a los tecnócratas del peñismo para cambiar los fundamentos de la política económica. Voluntariamente quedaron como rehenes del pasado.

Hoy las finanzas públicas están desquiciadas y distorsionan toda la economía nacional: Hasta las variables fundamentales de la macroeconomía están en entredicho, expuestas a los vaivenes de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y a las agresivas políticas arancelarias dictadas por Donald Trump.

El Presidente saliente impulsaría el mismo proyecto

Enrique Peña Nieto, en la perspectiva de su sexto y último informe de Gobierno con el que despide su mandato,  está aplicado a su campaña mediática para tratar de acreditar su obra sexenal.

No puede evitar, no lo hace, reconocer que su estrategia para darle continuidad a su estilo personal de gobernar resultó fallida, aunque acota que no hubo causa única que impidió que el PRI triunfara el paso 1 de julio.

Aparecen sin embargo, las pretendidas justificaciones: Vivimos un escenario complejo en lo económico, no porque enfrentáramos una crisis, sino porque encaramos bajo crecimiento mundial y la caída de los precios del petróleo.

Eso nos llevó, declara, a impulsar una reforma hacendaria, pues sin ésta difícilmente habríamos sorteado el vendaval de la caída de los petroprecios

Dice Peña Nieto que los ajustes muy serios al gasto público entre 2015 y 2017 fueron del orden de 400 mil millones de pesos.

La primera acotación nos remite al supuesto de que el vendaval de los precios petroleros ya ha sido sorteado. El segundo dato nos sitúa frente a la deliberada resistencia a crear nuevos impuestos o aumentar los vigentes como una necesaria medida compensatoria a la falta de ingreso petrolero.

El presidente saliente defiende su voluntad de romper con paradigmas, con modelos económicos obsoletos, sobre todo en el sector energético… Y confiesa que volvería a impulsar el mismo proyecto, pues siempre actuó buscando credibilidad y confianza de los gobernados.

Por los resultados electorales del pasado 1 de julio, es obvio que el proyecto sexenal fue reventado en toda la frágil línea de flotación. Es cuanto.

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