Voces del Periodista Diario

Sicosis sanitaria: De morbo y morbosidad

Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

Un Estado que abdica a sus potestades soberanas, es un Estado que muere: RIP.

Si vale el diagnóstico, éste concluye que, para los ciegos, todas las cosas son súbitas. No aplica a los conductores del Estado, cuya permanencia sexenal no los exime de instrumentar políticas de largo aliento: Más allá de la levedad del ser.

¿Por qué, entonces, si México, por su naturaleza geográfica, física y socioeconómica, tiene recurrentes contingencias de todo orden, cualquier fenómeno, no precisamente atípico, nos coloca a orillas, de derecho o de facto, de la declaración de emergencia nacional?

Tenemos a la vista el texto de una solvente investigación que denuncia: En 17 años recientes, México ha transitado de la concepción de atención integral y extensión gradual de cobertura de servicios de Salud como responsabilidad del Estado al través de sus instituciones, a una activa promoción de mercantilización de esos servicios

Frente a pandemias peligrosas, acciones inmediatas indispensables   

Muy viejo ya, el artículo 29 de la Constitución prescribe que, en cualquier caso, que ponga a la sociedad en grave peligro, el Presidente está facultado a ejercer actos de autoridad de excepción para hacer frente rápidamente a la situación.

Importante, no es, sin embargo, ese precepto constitucional al que acudimos para este tema, sino al artículo 73, fracción XVI párrafos primero y segundo, que habla de la existencia del Consejo de Salubridad General que, en casos de epidemias de carácter grave o peligro, tendrá la obligación de dictar inmediatamente las medidas preventivas indispensables…

Desde 2018, el Instituto Mexicano para la Competitividad, oteó el colapso del Sistema de Salud Pública, a causa de que, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, el gasto público etiquetado para el sector fue castigado en 20 por ciento. Se trata de la salud de los mexicanos, señores, un derecho elevado a rango constitucional.

Desde el segundo semestre de aquel año, se empezó a tratar en medios de comunicación la sospecha de huachicoleo de medicamentos en las instituciones de Salud Pública y de Seguridad Social, hecho confirmado desde el inicio de la nueva administración.

La crisis, no precisamente coyuntural ni espontánea, no estuvo en la agenda del Consejo de Salubridad General. Por una inadmisible sinrazón: No actúa permanentemente, sino hasta que la lumbre llega a los aparejos.

Ahora, nos golpea brutalmente el impacto sicológico del coronavirus, como recientemente del cólera o la influenza. Insistimos, el cortoplacismo no da remedios a retos subyacentes, pero poltrona y burocráticamente ignorados. No hay derecho.

(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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