Voces del Periodista Diario

Sobre el Doctor Alfredo Rustrián Azamar y el Movimiento de las Batas Blancas iniciado hace 57 años sigue vigente

In memoriam

Por Rodolfo Ondarza*

El doctor Rustrián, ginecólogo y obstetra, nació el 11 de octubre de 1937, en Tuxtepec, Oaxaca. Alfredo, el amigo, médico, activista y luchador social por universalización del derecho humano a la salud fallece el 8 de septiembre de 2010 a los 83 años.
Su lucha, junto con la de jóvenes médicos residentes e internos, cuyo fruto podemos ahora gozar, trabajadores de salud y ciudadanos en general, inicia un noviembre de hace 57 años.

De la labor médico/académica de Alfredo Rustrián podemos resumir lo siguiente: Estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo mismo que su especialidad en Ginecología y Obstetricia, siendo médico resiente en el Hospital General Balbuena. Posteriormente profesor en la Facultad de Medicina de la misma universidad. Coordinador de Planificación Familiar del Área Foránea en el ISSSTE / Hospital del ISSSTE Toluca. Secretario general sindical en el Centro Materno Infantil Avila Camacho. Trabajó también para otras dependencias. Dedicó más de 30 años de su trabajo directamente a la comunidad en la práctica privada.
También fue deportista, puma de corazón, y amante del béisbol.

Siempre amable y sonriente, conjuntó su crecimiento y desarrollo como persona, su generosidad, su filosofía de vida, con la humildad que lo caracterizaba, con su conocimiento médico y social. Alfredo Rustrián Azamar era una persona sincera, poseedor de una virtud propia de un líder y luchador social, era solidario y empático con el ser humano, estando siempre del lado de las causas justas y de los grupos humanos más vulnerables.

El Juramento Hipocrático lo siguió ejemplarmente, así como el postulado de alguien que también nació el mes de octubre, pero de 1821 en Prusia, el patólogo, político, periodista, revolucionario, antropólogo y médico social, Rudolf Virchow, quien atribuyó la enfermedad a las deficientes condiciones sanitarias, al descubrir la relación existente entre política, medicina, hambre, enfermedad y pobreza. Y quien consideró que para tener el control de epidemias se requiere: “Democracia, Educación, Libertad y Prosperidad. ¿No sugieren acaso las enfermedades epidémicas deficiencias sociales?”, les preguntó Virchow a sus colegas, comentando que “los médicos son los abogados naturales de los pobres, y los problemas sociales, caen en gran medida, dentro de su jurisdicción”.

Alfredo Rustrián Azamar siguió fielmente el camino abierto por Virchow en beneficio del pueblo de México.

Su sabiduría como ser humano y médico podemos verla reflejada en su pensamiento sobre el aborto:

“Nadie puede decir que abortar es un placer o un gusto, es una necesidad ante circunstancias específicas que vive una mujer y le ocasiona indudablemente una decisión de conciencia muy difícil, pero si la mujer decide que el aborto es lo pertinente, no debe criminalizarse ni mucho menos que recurra en forma clandestina exponiendo su vida  pudiéndola perder como sucede en los lugares donde no está legislado. Si una mujer no está de acuerdo con el aborto y decide tener un hijo a pesar de las consideraciones del caso ayudémosla a tener su hijo; pero si una mujer decide no tener un hijo vamos a cuidarla, que la suspensión de su embarazo sea en las mejores condiciones médicas, humanas psicológicas y dentro de su cultura. Respetemos a quien no quiera abortar pero respetemos también a quien así lo decida y menos la encarcelemos o la tipifiquemos como delincuente.

Respecto a cuando inicia la vida que tanto preocupa a  la derecha, piensen que el hecho  de tener un terreno, unos planos, tabiques y varillas no se tiene una casa, se tiene un proyecto que no es una realidad un hijo es más que eso es algo deseado, esperado, ansiado y por ello amado es la consolidación de la especie humana y la perpetuación con amor de la especie, no producto de la violación de la forzada voluntad por otra persona enferma que  embaraza a una  mujer no es posible que una  calidad de vida se inicie en condiciones de violencia y de fuerza sin el consentimiento de la futura madre y el amor de ese padre hacia la mujer y hacia su futuro hijo, un embarazo no debe ser accidental  debe ser planeado”.

Además de ser un luchador incansable por el derecho humano a la salud, su visión humanista lo llevó también a la defensa de los derechos laborales y del respeto de las condiciones de trabajo y salariales de los trabajadores de Salud.

Alfredo Rustrián fue parte fundamental del movimiento médico de la Revolución de Batas Blancas, en 1964 y y 1965. Participó en el movimiento médico y cuarenta años después escribió en 167 páginas y 19 capítulos, el libro “La revolución de batas blancas”, sobre los históricos hechos de un gremio que impactó a los trabajadores de la salud, al pueblo de México y a su gobierno.

Antecediendo a este movimiento médico, años antes, el Estado Mexicano había terminado violentamente con huelgas de ferrocarrileros y del magisterio. Sus líderes padecieron años de cárcel bajo falsas acusaciones. Por lo tanto el Movimiento de Batas Blancas significaba enfrentarse al sistema, al autoritarismo del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, para lo que se requería de valentía, y de fuertes ideales.

Siendo noviembre de 2015, en el edificio de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) se realizó la presentación del libro “La revolución de batas blancas, Movimiento médico de 1964-1965, 50 años después vigente”, de Alfredo Rustrián Azamar. Este libro se presentó gracias a la Librería Universitaria de la UAZ, pero también fue presentado en muchos otros foros, por ejemplo en el Aula Magna de la Facultad de Medicina-Xalapa de la Universidad Veracruzana, dándose a conocer de manera amplia este movimiento que cambió radicalmente la situación laboral de los médicos y residentes de nuestro país.

Se lee en el prólogo del libro: “en el libro Los Patriotas de Julio Scherer y Carlos Monsiváis, se menciona que el Movimiento Médico sin pretenderlo de inicio, comenzó a crear conciencia en parte de la población de este país sobre la injusticia, la inmoralidad y el saqueo que muchos ‘politiqueros’ han hecho de esta tierra nuestra y que el gobierno lo consideró como importante precursor del Movimiento Estudiantil del 68”.

Alfredo Rustrián Azamar. era enfático cuando señalaba: “Ese movimiento que iniciamos en el 64 obtuvo grandes logros en lo económico y en lo personal. Pero, la salud en México no existe como una realidad, está dada solamente para el que tiene dinero y puede pagar el acceso a los servicios de salud. No existe un programa a largo plazo para abatir enfermedades y aprovechar los nuevos recursos tecnológicos que existen para tener un pueblo con menos enfermedades y más oportunidades de desarrollo”.

La Revolución de Batas Blancas inició en el Hospital 20 de noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) convocando a más de 25 mil médicos del país; la falta de pago de su aguinaldo fue el detonante inicial de la inconformidad.

Una fecha histórica para los trabajadores de la Salud y para el pueblo de México fue el 26 de noviembre de 1964, cuando un grupo de jóvenes médicos del Hospital 20 de Noviembre fue cesado por pedir que les pagaran el aguinaldo al que tenían derecho. Buscando la solidaridad de sus compañeros para la restitución sin represalias de los médicos cesados, mejores salarios y el pago de primas vacacionales, preferencia para ocupar plazas de base, resolución satisfactoria de los problemas en cada hospital, así como la participación activa de residentes en la elaboración de los planes de enseñanza, pues éstos no se apegaban a las necesidades que presentaba el país, entre otras cosas, acudieron a sus colegas del Hospital Balbuena. Fue así como se conformó la Sociedad de Médicos, Residentes e Internos, contando rápidamente con el apoyo más de 25 mil profesionistas de la Ciudad de México y del resto del país, decidiendo entrar en huelga.

A la exigencia del aguinaldo se sumaron otras peticiones. Por ejemplo, mejorar las condiciones laborales, y participar en la elaboración de los planes de enseñanza de las escuelas de Medicina. Este movimiento contó con la simpatía de la población. Sin embargo, los medios vendidos al Estado los acusaron de estar al servicio de Moscú y ser “enemigos de México”. El mismo discurso neoliberal que a la fecha existe.

El prominente neumólogo Ismael Cossío Villegas no aceptó la orden de cesar a los paristas que laboraban en el hospital a su cargo, y que había creado. Renunció por medio de una carta que intentaron dar a conocer, previo pago, en el diario Excélsior. Su director recibió la orden de no publicarla. Cossío Villegas fue desde entonces proscrito del ámbito público. La reivindicación de sus ideales, incluso en la UNAM llevó muchos años.

Cientos de médicos fueron despedidos de diferentes hospitales. 780 de ellos terminaron en una lista negra que les impidió trabajar varios años en el sector público de salud y en los hospitales de la iniciativa privada.

Sin embargo, se lograron conseguir mejoras laborales y profesionales, que ahora disfrutamos quienes ejercemos la Medicina o somos parte de los trabajadores de la Salud. Mejoras que llevan implícitas una mejor calidad en la atención a los pacientes a los que nos debemos, aunque quedan pendientes muchas cosas más. Los médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a partir de este movimiento obtuvieron la revisión salarial que se llevó a cabo ocho meses antes de lo previsto legalmente, logrando 15 por ciento de incremento al sueldo, una quincena adicional, ayuda del 50 por ciento en el pago de renta, entre otros beneficios. Se modificaron 22 cláusulas económicas.

Es por ello que estamos en deuda con Alfredo Rustrián, con sus jóvenes colegas, con las enfermeras y el resto de los trabajadores, así como con el pueblo solidarios de aquellos años.

El Movimiento de las Batas Blancas fue el preludio del que en 1968 demostró la intolerancia y la intransigencia del sistema político de aquél entonces.

Más de medio siglo después esa lucha permanece vigente, no sólo en cuanto a lo que corresponde al trabajador de Salud, sino en cuanto a las implicaciones directas para el pueblo, para el usuario del Sistema Nacional de Salud.

En 1968, durante el Movimiento Estudiantil, Alfredo Rustrián fue asesor del ingeniero Heberto Castillo, militando posteriormente en el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), participando activamente en la campaña presidencial por el Partido Mexicano Socialista, acompañó a Heberto Castillo como su médico de cabecera.

Rustrián Azamar fue un conferencista incansable sobre las luchas sociales en las que participó. Muchos líderes de luchas del sector salud recurrieron al doctor Rustrián para solicitarle consejo, orientación y apoyo. Su espíritu y visión humanista y solidaria se multiplicó de esta manera en muchos rincones de México.

Ejemplos de ello sobran pero quisiera mencionar aquí uno de ellos:

El Movimiento #YoSoy17

#YoSoyMédico17 ha sido un movimiento social surgido en el año 2014. Parte de la criminalización del acto médico, medida empleada para lograr el aval de la opinión pública ante los deseos neoliberales de privatización del Sector Salud. El movimiento comenzó a raíz de la orden de aprehensión a 16 profesionales de la salud del Hospital del Centro Médico de Occidente del IMSS en Jalisco, que dictaminó un juez tras una demanda por la defunción de un joven de 15 años en enero de 2010, momento en que nuestro país se encontraba bajo la epidemia de influenza A-H1N1; la autopsia demostró que la causa de muerte fue tuberculosis intestinal. Los médicos fueron acusados injustamente de homicidio culposo derivado de negligencia médica.

Médicos y otros profesionales de la salud se manifestaron en la Ciudad de México, Querétaro, Cuernavaca, Guadalajara, Puebla, Guanajuato y Tamaulipas, entre otras ciudades del País, para pedir que no se criminalizara el acto médico, y que se reconociera su labor.

El Dr. Rafael Cervantes, miembro del Colegio Médico de México y de la Federación Nacional de Colegios Médicos de la República, así como Secretario General Fundador del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Salud “Matilde Petra Montoya Lafragua” aseguró en junio de 2014 que “La manifestación a la que convocó el movimiento #YoSoy17 es un aviso a las autoridades sanitarias de que los doctores del País están sometidos a trabajar amenazados en un sistema de salud que está rebasado”.

Rafael Cervantes mencionó que los médicos se manifestaban para defender sus derechos ya que existe una acción punitiva e injustificada a la clase médica, y aseguró que “El juicio sumario aplicado a los médicos de Guadalajara no es sino un síntoma más de este es un sistema que está enfermo”.

“Nosotros le pedimos que también vigile la carencia de insumos, el desabasto, la falta de mantenimiento y conservación de las unidades y que valoren las condiciones en las que estamos trabajando y las condiciones que obligaron a nuestros compañeros de Jalisco a caer en esta situación”. “También les pediríamos que transparenten y rindan cuenta los funcionarios del manejo del poder y del manejo de los fondos que hemos destinado a la salud”.

Por su parte, Alfredo Rustrian, otro de los oradores, dijo que este movimiento de médicos puede ser la punta de lanza de una revolución.

Rustrian, aseguró que desde el 28 de mayo de 1965, año en que marcharon 30 mil médicos en el Distrito Federal y en todas las capitales de la República, no había visto una movilización de médicos de este tipo.

Indicó que un salario justo y la dignificación de la profesión médica eran algunas de las peticiones de los médicos.

En el 2016 Alfredo Rustrian Azamar aseguraba que la salud en México se encontraba en plena decadencia. Congruente a sí mismo, manifestaba ese año que los niveles de salud habían disminuido dramáticamente, por lo que el país se encontraba mucho peor en esta materia a pesar del Movimiento Médico de los 60´s.

Rustrian Azamar afirmó entonces que el acceso a la salud se había convertido en una mercancía, pues “en este momento, quien tiene más dinero, puede acceder a ella”. Indicó que la salud en nuestro país se ha convertido en algo precario asegurando que “Una persona que no tiene la salud adecuada, no podrá funcionar bien”.

Alfredo Rustrian señaló que mientras la industria farmacéutica continuaba enriqueciéndose, la salud del pueblo mexicano seguía deteriorándose. Mencionando la urgencia de contar con estadísticas que ayudaran a mejorar este campo ya que es una parte fundamental del ser humano.

Explicaba que “Por desgracia hemos dejado que esto decline de la forma lamentable en que se encuentra”.

Finalmente, aseguraba que en México la unidad entre médicos no existe, pues “el médico es el peor enemigo de otro médico”. Señaló que lo anterior se veía reflejado en la falta de metas y programas que deberían ser desarrollados desde la base médica para alcanzar los cambios en salud que México necesita.

Durante los últimos años de su vida radicó en Cuautla, Morelos, colaborando como columnista en temas de salud en la prensa local.

Alfredo, nuestro amigo deja esta vida en su casa de Cuautla en septiembre del año 2020 debido a las las afectaciones de una cardiopatía.

Si quienes detentaban la voluntad política de México en tiempos neoliberales hubieran valorado la lucha por la salud, y el legado y el mensaje humanista y humanitario de Alfredo, se habría salvado miles de vidas perdidas ahora ante el COVID-19.

Con la 4a Transformación, que Alfredo apoyaba, las cosas han ido cambiando a favor del derecho humano a la salud del pueblo mexicano.

El reconocimiento a la lucha y labor social de Dr. Rustrian ha sido muy amplio en México, es por ello que el Pleno del Senado de la República guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del Dr. Alfredo Rustrian Azama.

Es por ello que quienes lo conocimos consideramos que es justa la petición que se ha realizado para que el nuevo hospital en Tláhuac, en la Ciudad de México, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), llevara el nombre de Alfredo Rustrián Azamar.

¡Hasta siempre querido compañero!
Rodolfo Ondarza * Neurocirujano. Activista en defensa de DDHH. Presidente de la Comisión de Salud durante la VI Legislatura de la ALDF. @DrOndarza

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