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T-MEC: David contra Goliat

Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

No pueden dormir en la misma cama  un elefante y un pequinés.

En su ejercicio como primer ministro de Canadá (1968-1979), Pierre Trudeau, a manera de metáfora subrayó los riesgos de dormir al lado de un elefante, aludiendo su vecindad con los Estados Unidos. Resulta una pesadilla.

El PIB de los Estados Unidos para 2019 fue de 21.344 billones de dólares. El de Canadá, 1.898 billones.

Canadá es gobernado por una democracia parlamentaria y aunque en 1982 se dio su propia Constitución, mantiene estrechos vínculos genéticos y económicos con el Reino Unido. Ambos pertenecen al Tratado del Atlántico (OTAN).

Respecto de sus socios comerciales en el T-MEC, México reportó en 2019 un PIB de 2.658 billones de dólares. Para 2020, nuestro país tiene una población de casi 128 millones de habitantes, casi cuatro veces más que Canadá, poblado por 36 millones. Canadá es potencia dominante en el sector minero de México.

Un punto a destacar en la relación trilateral, son las abismales diferencias en el producto per cápita.

Remando en el océano de tres economías asimétricas

Desde que, en 1991, se iniciaron las negociaciones del TLC, expertos locales marcaron una descomunal desventaja de México en favor de sus socios: La de tres economías asimétricas. Entre las ventajas comparativas que ofreció México, estuvo la baratura de su mano de obra, que aún prevalece.

¿Es el T-MEC remedio para todos los males de México?

Para 2014 en que se cumplieron 20 años del TLCAN, dos Premios Nobel de Economía, Joseph Stiglitz y Paul Krugman, hicieron un desolador balance de sus efectos en México: Un campo devastado. (Y el mercado de consumo interno inundado por productos agropecuarios comprados a los granjeros norteamericanos.)

Durante más de dos décadas de vigencia del TLCAN, la economía mexicana está anclada en una media de crecimiento anual de 2 por ciento, mientras que la población crece en más de 2 millones al año.

El T-MEC entró en vigor cuando una semana antes el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció el desplome del PIB mexicano en más de 10 puntos porcentuales.

Hace precisamente un año, los especialistas remarcaban una fatalidad de México: Sus exportaciones dependían en 81 por ciento del mercado estadunidense. (Desde la puesta en marcha del desaparecido TLCAN, se afirmaba: Exportamos lo que importamos, dicho según el registro de requerimientos de insumos y refacciones foráneos de las maquiladoras y la industria ensambladora.)

¿Es el T-MEC el remedio para todos los males de México? Es pregunta muy poco optimista.

(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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