Voces del Periodista Diario

Te van a castigar los mercados, Andrés Manuel

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Esa amenaza la escuchamos en el entorno de la consulta sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México. Hoy por la mañana, un socio de la fuente que lanzó aquel amago, dio por cumplido ese castigo.

A decir de ese socio de la fuente, el castigo lo están ejecutando las calificadoras de deuda de Nueva York.

Pero en los mismos minutos de escucha, se nos hizo depositarios de una revelación: El mercado especulativo nacional -como el petróleo- es de todos los mexicanos. Empleados, trabajadores, “yo, ustedes”.

Esa noticia merece la de ocho. Por una razón: A mediados de 2017, el presidente de la Comisión Nacional del Sistema Ahorro para el Retiro (Consar), Carlos Ramírez, en declaración jurada ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, informó de otros hallazgos, a saber:

Tres millones de titulares de cuentas individuales que operan las Administradoras de Fondos de Retiro de los Trabajadores (más de 50 millones) desconocían que tenían un ahorro de 50 mil millones de pesos “no reclamados”.

En meses previos al inicio de las campañas presidenciales, el gobierno de Enrique Peña Nieto lanzó un spot hablando, sin citarlo expresamente, de aquel guardadito: Pasa por él.

Pero Carlos Ramírez abundó en la información a los legisladores: 17 millones de cuentahabientes (en fondos para el retiro) ignoran que lo son. Y más: En 2014 se detectaron dos millones 400 mil traspasos de cuentas indebidos.

Se acusa de esas operaciones indebidas a los agentes vendedores al servicio de las Afore. No a los altos ejecutivos.

Sólo como nota de color: Por la Consar pasó el doctor Luis Antonio Meade Kuribreña, quien dos veces llegó a la Secretaría de Hacienda. La segunda para salir como candidato presidencial del PRI.

Si se nos permite una prosaica acotación, va la siguiente: Los dueños de las Casas de Bolsa en México están amparados por una cláusula en letras chiquitas de los contratos: El privilegio de la inmunidad. En buen cristiano, eso quiere decir impunidad.

La segunda acotación es obvia: Un supuesto teórico indica que el mercado especulativo es regulado y vigilado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Mucho gusto.

La sabrosa biografía de prominente Itamita

¡Un momento! Hasta aquí caemos en cuenta que dimos un salto de casi medio siglo al iniciar esta historia.

Tenemos que nombrar a un personaje no precisamente de reparto, sino protagonista. Sólo recordamos que en estos espacios hemos hablado de la secta Los Itamitas.

Esa es la coloquial identidad que se les da a los formados por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), algunos de cuyos egresados continuaban su ciclo académico en la Yale University.

El protagonista llevó el nombre de Gustavo Petricioli Iturbide. Su escalafón burocrático lo sitúa en el Banco de México. De 1976 a 1982 ocupó la presidencia de la Comisión Nacional de Valores; con Miguel de la Madrid fue secretario de Hacienda y Crédito Público, y con Carlos Salinas de Gortari, embajador en los Estados Unidos.

Apartamos la Comisión Nacional de Valores y Hacienda, porque entre los dos tiempos y funciones se dan dos episodios francamente sensacionales.

Regímenes de excepción para los rapaces especuladores

Hacia 1979, año del espejismo petrolero, el mercado especulativo interno, que opera en la frecuencia de Nueva York, sufrió visibles turbulencias que desestabilizaron el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

Movimientos “normales” en esas actividades, su significación como ensayo se entendería después, cuando en 1987 Petricioli despacha como secretario de Hacienda.

Diremos que a ese brillante economista se le identificó como gestor de iniciativas legales que, entre otros beneficios, eximieron de impuestos a las Casas de Bolsa y se restringió a los bancos, ya nacionalizados, su participación en la intermediación bancaria.

La mano de Petricioli estuvo en la privatización de Acciones Bursátiles Somex (gubernamental), no obstante estar calificada como una de las corredoras mexicanas más exitosas.

Para efectos prácticos entes de esa naturaleza actuaron como banca paralela para acotarle el mercado a los bancos nacionalizados, ahora extranjerizados.

Era una temporada gozosa para los especuladores nativos: The Wall Street Journal y Dow Jones les daban bola: Las mentes más brillantes del Tercer Mundo.

El monstruoso crack del mercado bursátil de 1987

Desde el primer semestre de 1987, el presidente de la Comisión Nacional de Valores, Lorenzo Peón Contreras, reportó a las autoridades competentes un acusado e inusual movimiento al alza del IPC. Imagínese el lector un incremento de 29 mil puntos en un solo mes.

En los primeros diez meses del 87 las ganancias en la Bolsa habían acumulado 676 mil millones de pesos; solo siete casas se habían embuchacado más de 70 por ciento de ese rendimiento.

El momento climático se recorrió en 36 horas. El 4 de octubre el PRI le quitó el velo al secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, como candidato presidencial: El 5 de octubre se produjo el voto bursátil. El IPC, que había arrancado el año en 45 mil puntos, alcanzó la curva alucinante de 387 mil puntos.

Dos semanas después estalló el crack: El IPC se desfondó. A bote pronto, los especialistas en mercados calcularon pérdidas del orden de 36 billones de pesos.

Fue el castigo, se dijo desde lo alto, a la avaricia de jugadores bisoños. No a los zares de la especulación.

Antes de continuar, conviene recuperar los nombres de los dueños las marcas que se alzaron con 70 por ciento de las ganancias del periodo arriba descrito: Eduardo y Agustín Legorreta Chauvet, Roberto Hernández Ramírez, Carlos Slim Helú, Carlos Hank Roh, Ernesto Amtman y José Madariaga Lomelín.

(No estaría de más cotejar el directorio de los bolsistas con la lista de poderosos donantes a la campaña presidencial de Salinas de Gortari).

Eduardo Legorreta, víctima propiciatoria (exonerado)

La Comisión Nacional de Valores, de la que había sido presidente Petricioli, y la Secretaría de Hacienda donde en ese momento mandaba, tuvieron primero sospechas razonables y después evidencias de que en aquella monstruosa crisis maquinada se perpetraron operaciones constitutivas de fraude.

Según nuestros registros, sólo se procedió en contra de Eduardo Legorreta Chauvet (Operadora de Bolsa) quien corrió con tan buena “suerte” que fue exonerado, no por inocencia, sino porque las autoridades presentaron denuncias extemporáneamente.

Manuel Somoza Alonso, chalán de Agustín Legorreta

No es que se nos haya olvidado, pero todo a su tiempo: El presidente en turno de la Bolsa Mexicana de Valores era Manuel Somoza Alonso, empleado entonces de Agustín Legorreta, dueño de Inverlat.

Semanas adelante saldría otro peine: un jugador, Fernando Rodríguez Rodríguez, creyó en la justicia mexicana y denunció haber sido víctima de una estafa bursátil por dos mil millones de pesos.

Siguiente acto: José Rutilo Estrada recorre las calles de la amargura burocrática: Creyó ser titular de 37 contratos bursátiles por 100 mil millones de pesos. Según las crónicas, esos contratos nunca fueron operados ni registrados en la Bolsa Mexicana de Valores. Casi se le imputa estar como operado del cerebro, según peritaje de los jueces de distrito.

El legendario bono japonés: Mil millones de dólares

Lo que sí tuvo resonancias internacionales fue el caso del legendario bono denominado en yenes: 100 mil millones. A tipo de cambio corriente del momento, mil millones de dólares.

El portador de ese fascinante expediente fue en los noventa el entonces procurador de Justicia del Distrito Federal, José Antonio González Fernández.

En ese escandaloso intríngulis se nombra como actora a Probursa (José Madariaga Lomelín), esta vez vinculada con el operador español Banco Bilbao Vizcaya. (Ahora se le conoce como BBVA-BANCOMER). Lo típico en México, noche de los tiempos atrapa los episodios más sórdidos de eso que se llama Economía criminal.

¿A qué remover los detritus del Fondo Bancario de Protección al Ahorro y del Instituto de Protección al Ahorro Bancario? O de la Comisión Nacional del Sistema de Fondos para el Retiro.

Es un ejercicio ocioso: Los corruptos del pasado ya están perdonados. Los nuevos serán también del pasado dentro de algunos años.

No nos despediremos sin antes agregar dos datos intrascendentes.

Primero) Quien en octubre pasado advirtió a López Obrador que los mercados lo castigarían por lo del aeropuerto, fue el ex presidente de la Bolsa Mexicana de Valores (crack de 1987), Manuel Somoza Alonso, reciclado en la economía especulativa con Finamex e IC Estrategia.

Segundo) Quien confirmó el castigo es Juan S. Musi, ejecutivo del segundo corporativo. Es el que dice que los capitales especulativos son de todos los mexicanos (dicho por nosotros, aunque lo ignoran y no reciben ganancias.)

Ambas preclaras voces comparten las pantallas televisivas con el ex candidato presidencial derrotado Diego Fernández de Cevallos, el ex presidente fallido, Vicente Fox, algunos ex colaboradores de Felipe Calderón Hinojosa, encuestadores que hubieran preferido en Los Pinos a Ricardo Cortez Anaya y otros compañeros de viaje. Es cuanto.

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