Voces del Periodista Diario

Un diagnóstico de la locura americana

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

¿Hace alguna diferencia hablar de 50 o 70 millones de muertos? No hace diferencia, si quienes provocan genocidios, sólo leen guarismos y no la fertilización de la Tierra con cenizas humanas?

¿Hace alguna diferencia si, para efectos prácticos, algunos historiadores ubican los primeros detonantes en 1931, con el ataque japonés a Manchuria; en julio de 1936, con el desencadenamiento de la Guerra Civil española o la segunda embestida nipona en 1937 contra Indochina?

¿Qué diferencia existe entre el asalto nazi a territorio polaco en septiembre de 1939 o la ocupación por la Unión Soviética de Finlandia, dos meses después?

El dato consignado en el primer párrafo de esta entrega equivale a casi el 3 por ciento de la población mundial de entonces, sacrificada. De la Segunda Guerra Mundial, el signo son los hongos nucleares.

De los Juicios de Núremberg a la primera Guerra Fría

El desenlace de la conflagración pasa en 1945 por los Juicios de Núremberg, como potestad de las potencias aliadas “vencedoras” y el mismo año por la promisoria Organización de las Naciones Unidas. Pirro no fue invitado al espectáculo.

Desde entonces, los polos ideológico dominantes se repartieron sus áreas de influencia, como si fuera por designios divinos. Sobre los polvos humanos humeantes y la declaración fundacional de la ONU, a los meses los beligerantes se enfrascaron en la primera Guerra Fría.

¿Cuántas guerras calientes se desencadenaron en el planeta en medio siglo después de fundada la ONU? El número no tiene la etiqueta de finito.

El banquero David Rockefeller reparte la economía capitalista

En 1973, a iniciativa del banquero estadunidense, David Rockefeller, se creó la Comisión Trilateral por la que Occidente se repartió a placer los enclaves de la economía capitalista: Estados Unidos, Europa y Asia-Pacifico, con Japón en su centralidad.

Aquel año se produjo el shock del mercado petrolero mundial, provocado por los países del Medio Oriente -disparo de precios y embargo del suministro a Estados hostiles. El holocausto de la Segunda Guerra Mundial parece ahora entretenimiento de párvulos.

Ayer, la pugna por el espacio vital. Hoy, la pugna por la acumulación de petrodólares. Los actores sobre el nuevo teatro de guerra siguen siendo los mismos de los años treinta, encabezados por los poderes bipolares. Son presencia subyacente la Organización del Tratado del Atlántico y el Pacto de Varsovia.

Armas de destrucción masiva y un nuevo equilibrio catastrófico

En 1990 se disolvió la Unión Soviética (URSS). El mapamundi quedó señalado por un poder unipolar, presidido por los Estados Unidos y sus aliados. Sobre la humanidad todas se cierne el terror de las bombas nucleares, cuyos botones rojos está en manos, mayoritariamente, de líderes enajenados.

Hay nuevos actores poseedores de armas de destrucción masiva, es cierto, pero esta “democratización” de la amenaza no exorciza el equilibrio catastrófico, bajo cuyo péndulo está la suerte de seis mil millones de indefensos seres humanos.

Hemos mencionado dos espectros: La URSS y la Comisión Trilateral. Ambas sustituidas, la primera por la Federación Rusa. La segunda, por las agencias financieras multinacionales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y sus múltiples apéndices, rectores de las políticas económicas, descargadas sobre los Estados periféricos, donde se concentra la mayor parte de la población oprimida, miserable y hambrienta, sobre la que planea la crisis humanitaria.

De los ochenta años recorridos desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en una estación de paso se nos hizo hace veinte años una oferta editorial: Fin de milenio.

Los peores rasgos del comportamiento humano: La desvergüenza

Seleccionamos a dos autores: El Premio Nobel de Literatura, Aleksandr Solzhenityn, detractor y acusador del sistema comunista. Este es su testimonio:

Después de que, en lo que otrora fue la URSS, siete décadas de pasmosa presión se vieron seguidas de una libertad para actuar repentina, abierta y sin freno, en circunstancias de pobreza, el resultado fue que muchos se vieron arrastrados por el sendero de la desvergüenza con la desmedida adopción de los peores rasgos de comportamiento humano.

El panorama de Rusia hoy en día, resulta más desolado y más salvaje que su hubiera sido simplemente resultado de las deficiencias generales de nuestra naturaleza humana. Dejamos que nuestros deseos crecieran desmedidamente y ahora no tenemos la menor idea de hacia dónde orientarlo. Y con la obsequiosa existencia de las empresas comerciales, se siguen fabricando cada vez más nuevos deseos, algunos completamente artificiales y perseguimos en masse, sin encontrar satisfacción alguna… y jamás la encontraremos. ¿Se puede decir más?

El segundo autor escogido de la obra consultada, es Zbugniew Brzsinski, polaco de origen, pretendido justificador de la Guerra de Vietnam, protector del Sha de Irán, publicista de la ocupación de Afganistán, apoyador de Irak en el ataque contra Irán. Funcionario del Departamento de Estado, asesor de Seguridad Nacional y miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos. Para más señales, operador de la Comisión Trilateral.

Avaricia, libertinaje, violencia y autogratificación sin límites

Dos décadas después, este es su testimonio: Lo que más me preocupa, es que nuestra propia autocorrupción cultural podría socavar la capacidad de los Estados Unidos para sostener su posición no solo como líder político del mundo, sino incluso como modelo sistémico para otros.

Ahora que la disputa ha terminado y el marxismo ha muerto, ya no resulta tan peligroso ni de valor político reconocer las limitaciones del liberalismo.

Los medios de comunicación masiva juegan un importante papel, en particular la televisión, que ha sustituido a la familia, la escuela y la iglesia, en ese orden, como instrumentos principales de socialización y trasmisión de valores.

Al sustituir a esas tres instituciones previamente decisivas de transferencia de valores y continuidad, la televisión se ha visto impulsada por su equivalente a la Ley de Greham: La mala programación saca a la buena programación, ya que, en su sentido más amplio, apela, no a lo más noble del hombre, sino a sus instintos lascivos más bajos y a sus temores y ansiedades más malsanos.

Así pues, continúa el autor citado, la televisión se ha convertido en instrumento para la diseminación de valores corruptivos, desmoralizadores y destructivos. Son los valores que, a lo largo de la historia, han sido considerados más destructivos y desagregativos de todas las sociedades y religiones: La avaricia, el libertinaje, la violencia, la autogratificación sin límites, la ausencia de recato moral, los que se alimentan rodeados de encanto a nuestros niños. Esta sociedad desenfrenada, edonista, orientada al consumo no puede ser un imperativo moral hacia el mundo.

Citamos la biografía de Brzezinski. ¿Tenía autoridad política para escribir lo que escribió?

El polaco-estadunidense diseccionó a su sociedad y a sus conductores, pero trazó un retrato hablado, veinte años antes, de quien llegaría al Salón Oval de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump. Es el producto más indeseable de la televisión.

De jefe de Estado a jefe de Estado, ¿México puede desear la amistad de un sujeto de tal calaña? Hace 80 años se desencadenó la Segunda Guerra Mundial. Es cuanto.  

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