Voces del Periodista Diario

Una manzana sana entre tantas podridas

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Al iniciarse el año de 1961, México estuvo a punto de ser penalizado por Washington con la suspensión de fondos de la Alianza para el Progreso, instituida por John F. Kennedy.

El inquilino de la Casa Blanca era presionado particularmente por los medios de comunicación, sonsacados por el Departamento de Estado, anclado en La diplomacia del garrote. Incluso, una programada visita presidencial a México fue aplazada.

Colombia –esa Colombia empedernida- había propuesto en diciembre de 1960 en la Organización de los Estados Unidos (OEA) la expulsión de Cuba.

México fue el único Estado que votó contra esa moción. Era la causal de aquella penalización. Pero entonces había Presidente: Don Adolfo El joven López Mateos.

Un modelo de diplomacia nacionalista y solidaria

El digno canciller Manuel Tello, al salir al paso a las afirmaciones de que el voto de México se debió a filias ideológicas, replicó: Las razones son jurídicas, no políticas. (No intervención, libre determinación de los pueblos, solución pacífica de los conflictos, según la Carta de la ONU, que los súbditos de la OEA se pasaban por el arco del triunfo. Igual que ahora, 58 años después.)

Al obsceno episodio retomado le antecedieron reuniones de consulta de la OEA celebradas en San José Costa Rica: Cuba estaba en la mira. Como ahora, 60 años después.

Finalmente, la visita de Kennedy a la Ciudad de México se cumplió. Son históricas las imágenes de su encuentro con López Mateos, aderezadas con textos anecdóticos sobre la empatía que exhibieron ambos mandatarios. Eran tiempos mexicanos de diplomacia nacionalista, autónoma y solidaria.

Desde donde Santa Anna contempló la derrota de México

Las reuniones de consulta previas de la OEA en San José fueron entre el 16 y el 22 de agosto. Somos dados a hacer este tipo de ejercicios memoriosos. Hace apenas unos días, recordamos las batallas de Churubusco en agosto de 1947, en que los invasores gringos barrieron con los patriotas mexicanos en los barrios de Churubusco y San Ángel.

Desde San Ángel, desde la Casa del Risco, también llamada de El mirador, miraba la derrota de México el impresentable Antonio López de Santa Anna.

Un siglo después, desde aquel mirador, otro mexicano miraba otras cosas con su mirada de patriota: Don Isidro Fabela Alfaro. Fue actor, como asesor de López Mateos, en la solidaridad de México con la Cuba revolucionaria. Estaba en sus fibras más profundas. Había escrito décadas antes: Estados Unidos, enemigo de la libertad.

El texto apareció a la luz pública en 1918, cuatro años después de la ocupación de marines gringos del puerto de Veracruz. Ministro de Venustiano Carranza, don Isidro cumplió su obra diplomática logrando la salida de las tropas invasoras.

No recibimos invitación de la Secretaria de Relaciones Exteriores

Para 1952, don Isidro había ejercido durante seis años su misión como juez de la Corte de Justicia Internacional de la Haya. De ese tamaño era su grandeza.

Hoy, la Casa del Risco es sede del Centro Cultural de San Ángel Isidro Fabela. En 1996 el nombre del ilustre fue grabado en letras de oro en el frontispicio del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados.

Don Isidro Fabela nació en Atlacomulco, estado de México. Hombre público relevante desde sus mocedades, dictó un decreto por el cual dispuso que, en vida, no se pusiera su nombre a ninguna obra o institución pública. Hoy, Atlacomulco se denomina legalmente de Isidro Fabela.

El dato nos revela que hubo un tiempo en que, en las huertas de Atlacomulco, se dieron como fruto manzanas saludables. El sexenio presidencial pasado nos demuestra que, en aquel municipio, se dan también abundantes cosechas de manzanas podridas.

El pasado lunes, se cumplieron 55 años del fallecimiento de don Isidro Fabela. Como no registramos invitación alguna de la Secretaría de Relaciones Exteriores al aniversario luctuoso, nosotros amanecimos en la plaza de San Jacinto, recreando la memoria del mexiquense, cuya imagen da relieve a la arquitectura colonial de la Casa del Risco, en San Ángel. Es cuanto.  

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