Voces del Periodista Diario

Vuelve la negra noche de las dictaduras

Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

México pasó relativamente ileso por la Operación Cóndor (1970-1980). Ejercíamos entonces una diplomacia soberana.

La Cóndor fue un diseño del jefe del Departamento de Estado Henry Kissinger durante la gestión del republicano Richard M. Nixon y su móvil fue frenar el despertar democrático al sur del río Bravo, para la Casa Blanca amenazado por la garra comunista.

Se trató de un pacto de Washington con los militares golpistas del Cono Sur. Sus objetivos fueron concretamente Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Aleatoriamente, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. No ha podido cuantificarse aún el número de víctimas caídas durante aquella década.

Anticomunismo recalentado por Donald Trump

La segunda edición de la Cóndor se da ahora con el republicano Donald Trump. El país piloto es Bolivia. Analistas sudamericanos caracterizan la acción contra el gobierno de Evo Morales como una expresión racista de la ultraderecha blanca contra el líder indígena, como lo fue en su oportunidad la implantación del apartheid en África y contra su combatiente Nelson Mandela.

Los mismos analistas acusan que la mano que mueve la cuna está en Washington y Londres, y el oscuro objeto del deseo son los recursos naturales del subcontinente, principalmente los mineros.

Ahora, sin embargo, se observa la concurrencia en la conspiración del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Organización de Estados Americanos.  La OEA utilizó como coartada injerencista supuestas irregularidades en elecciones presidenciales de octubre, denunciadas por la oposición.

Esta vez, sin embargo, México está colocado en el ojo del huracán por su solidaridad con el presidente derrocado y la protección consular a algunos de los miembros de su equipo de gobierno.

México confía en la Corte Internacional de Justicia (ONU)

La golpista boliviana, Jeanine Áñez, ha puesto bajo sitio el territorio de la Embajada de México -asediada desde un cerco de un centenar de activos militares y policiales, dotados de drones que sobrevuelan la sede diplomática-, exigiendo la entrega de al menos cuatro de los nueve funcionarios de Morales sobre los que pesa orden de aprehensión. A todos se les ha negado salvoconducto conforme el derecho de asilo.

Siguiendo las formas diplomáticas, el gobierno mexicano ha acudido a la Corte Internacional de Justicia de la ONU e invocado la Convención de Viena. Le asiste a nuestro país el Derecho Internacional.

En lo que el tribunal resuelve lo conducente, no olvidar que México está en la mira de tirios y troyanos por su riqueza minera y específicamente por el litio: 2020 no será un año para tejer y cantar. 

(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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