Voces del Periodista Diario

Washington cambia de piel; no de entrañas

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

“No está lejano el día en que tres banderas de las barras y las estrellas señalen en sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: Una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y una más en el Polo Sur: Todo el territorio será nuestro de hecho, como en virtud de nuestra superioridad racial, ya es nuestro moralmente”.

Halcón por genes paternos, su padre fue secretario de Guerra y él mismo ocupó el mismo encargo: William Howard Taft se formó en la Universidad de Yale, reputada hasta hoy como madriguera de la secta Calaveras y huesos, nodriza de los Presidentes republicanos de los Estados Unidos.

Durante su gestión como secretario de Guerra y después como inquilino de la Casa Blanca, Taft -quien patentó la diplomacia del dólar para alquilar mercenarios-  tuvo en la mira desde entonces a Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El complot contra Madero fue urdido en la Embajada gringa

La insolencia imperial trascrita en el primer párrafo de esta entrega, está presidida por la superioridad racial. La expectoró Taft en 1912: Meses después, el presidente mexicano Francisco I. Madero fue asesinado.

El complot para la consumación del magnicidio contra el Apóstol de la democracia, fue maquinado en la embajada de los Estados Unidos en México, a cargo del borracho Henry Lane Wilson, quien utilizó como brazo armado a su compañero de copas, Victoriano Huerta, mejor conocido como El chacal.

Superioridad racial: 106 años después del asesinato de Madero en México, ha sido derrocado el presidente indígena de Bolivia, Evo Morales.

La conjura militar contra Morales fue fraguada y dirigida desde la Embajada de los Estados Unidos en La Paz; obviamente, por instrucciones del Departamento de Estado, que usó como alcahueta a la Organización de Estados Americanos (OEA) y su mozo de estribos, el uruguayo Luis Almagro.

Trump amenaza con la misma receta a Cuba, Venezuela y Nicaragua

Cumplida la misión golpista en Bolivia, el gorila anaranjado, de factura republicana, Donald Trump, apareció en escena para, en nombre de los Estados Unidos, aplaudir a los militares bolivianos, a quienes atribuyó la hazaña de acatar la voluntad del pueblo y contribuir a la obra de hacer, de nuestro continente, un hemisferio próspero y libre.

Por supuesto, Trump advirtió que el golpe en Bolivia manda señales a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua: Los mismos blancos sobre los que, hace poco más de un siglo, puso en la mira de las cañoneras, William Howard Taft.

El crimen de Washington contra el pueblo boliviano fue diseñado desde hace al menos una década: Académicos e intelectuales estadunidenses lo habían advertido con oportunidad. El lingüista Noam Chomsky ha recordado la ruta crítica del atentado: Plan A: Golpe de Estado; Plan B: Asesinato de Evo Morales.

El mismo esquema desde el asesinato de Salvador Allende

La operación golpista contra el pueblo boliviano siguió el mismo esquema trazado por el Departamento de Estado; su brazo ejecutor, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Comando Sur de El Pentágono, asestado en Chile en 1972 para asesinar al doctor Salvador Allende, encomienda dada a Augusto Pinochet.

La misma estrategia preparatoria se aplicó diez años después contra el régimen sandinista de Nicaragua, con el Irángate.

La marca de la casa: Los tres atentados contra la América nuestra: 1972, 1982-1984, 2019, han tenido como perpetradores a tres presidentes republicanos: Richard M. Nixon, Ronald Reagan y Donald Trump.

Durante el segundo periodo de Reagan, en las campañas presidenciales mexicanas de 1988, el candidato del PAN divulgó desde Querétaro manuales de “desobediencia civil”, elaborados por la CIA, para derrocar al régimen priista.

En México ya tenemos una legión de agentes del FBI

En 2019, Donald Trump, como lo ha hecho desde 2017, ha amenazado con meter a México a sus soldados. En vía de mientras, ya tiene una legión de agentes del FBI en los estados de Sonora y Chihuahua.

Evo Morales ya está asilado en México: El presidente indígena optó por dimisión antes de que permitir un baño de sangre a costa de su pueblo; indio mayoritariamente.

La OEA ha sido citada a asamblea extraordinaria. A otro perro con ese hueso. Si de algo vale, debe ser la ONU la que tome cartas en el asunto. Si no para impedir los hechos consumados en Bolivia, al menos para evitar que se cumpla la amenaza de Trump contra Cuba, Venezuela o Nicaragua. Es cuanto. 

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