Voces del Periodista Diario

Colombia: El puñal en la espalda

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George.

Como un potente e iluminante rayo de luz sobre nuestra atribulada América Latina, apareció hace más de dos años el anuncio de negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC, que se han venido desarrollando en La Habana, Cuba.

Pero como sucede  al arco iris que se pinta en el horizonte después de un temporal lluvioso, no siempre la tormenta se apacigua después del trueno.

Inquieta sobremanera que en el proceso de paz colombiano, haya irrumpido el gobierno argentino del ultraderechista neoliberal Mauricio Macri.

Hace unas semanas, Macri viajó a Bogotá a un encuentro con el presidente Juan Manuel Santos. Entre las formalidades protocolarias se coló, no precisamente de contrabando, la proposición del argentino de enviar a Colombia militares “desarmados”.

Una de las funciones de esos militares argentinos, sería acelerar el desminado en territorios colombianos  dominados hasta hace poco por las FARC. Otra, combinada con civiles, estaría encubierta como “misión política”.

Es el caso que, hace apenas unos días, el benevolente Mauricio Macri otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria a 50 militares condenados por delitos de lesa humanidad. Alegó Macri que era de “sentido humanitario” dar ese beneficio a esos sujetos porque han cumplido más de 70 años.

Las Madres-abuelas de mayo

¿Setenta años? No por accidente, muchos de aquellos militares son remanentes de las dictaduras que asolaron a la sociedad argentina, particularmente durante el periodo del vesánico gorila Rafael Videla.

Nomás para ilustrar el expediente del horror: A designios de Washington, embarcado entonces en la Guerra Fría, en los años setenta del siglo XX se lanzó sobre el Cono Sur La operación Cóndor.

Los primeros gobiernos adherentes del Plan, fueron los del conocido como ABC: Argentina, Brasil y Chile. Le siguieron Bolivia, Uruguay y Paraguay. Al tiempo, Perú.

El esquema de La operación Cóndor se puede condensar en estas consignas imperiales: Seguimiento, vigilancia, interrogatorios con tortura, intercambio “de enemigos” entre gobiernos, secuestro de infantes, desapariciones y ejecuciones; obviamente, de militantes civiles de las oposiciones.

Es hora de que no hay cómputo preciso de los miles de víctimas de aquella operación. En Argentina se instituyó una Comisión de la Verdad y paralelamente surgió el movimiento de Las madres de mayo (que ya son abuelas), dedicadas a la dolorosa tarea de tratar de encontrar a sus familiares.

En los mismos días en que Macri daba prisión domiciliaria a los victimarios, todavía se ejecutaban acciones punitivas contra algunas de las madres-abuelas (una de más de 80 años).

¿Es confiable, en esas circunstancias, una intervención en el proceso de paz de  Colombia de alguien,  como Mauricio Macri, que ha soltado a sus furiosos mastines contra su antecesora Cristina Fernández y está obcecado en disolver los precarios esfuerzos de integración de América del Sur?

Está demostrado científicamente que no se puede dormir con el enemigo sin despertar con un puñal en la espalda. Suele ocurrir.

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