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Córdova y Murayama: o cabrestean o se ahorcan

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Por Mouris Salloum

Va de ejercicio memorioso. En diciembre de 1970, el presidente Luis Echeverría llamó a su despacho a Augusto Gómez Villanueva y le comunicó la nueva: “Señor licenciado -le entregó el oficio de nombramiento-, lo he designado jefe del Departamento Agrario y le dejo esto de tarea”.

Era un paquete debidamente sistematizado de ponencias que durante la campaña presidencial, en Chetumal, Quintana Roo, en Asamblea Nacional temática, el entonces secretario general de la Confederación Campesina presentó sobre un cúmulo de problemas campesinos sin resolver y proposiciones que culminaron con la creación de la Secretaría de la Reforma Agraria.

Gómez Villanueva se aplicó a la tarea. Sólo recordaremos que, en el tercer tercio de su sexenio, Echeverría decretó la afectación de los latifundios de los valles de El Yaqui y el Mayo. El hilo conductor habla de congruencia.

Cuando en 1975 se empezó a especular sobre los prospectos a la sucesión de Echeverría, en la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) se organizó un panel sobre el quinto informe presidencial. Ahí, el terrateniente sinaloense, Manuel de Jesús Clouthier, que sentía la lumbre en los aparejos sobre su predio Paralelo 38, expectoró: Si es Augusto, pues de plano tomamos las armas.

Clouthier fue candidato a la Presidencia de México por el PAN en 1988. Congruencia pura.

Cuando, en el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados de calificación presidencial se dio el triunfo a Carlos Salinas de Gortari, el diputado priista don Antonio Martínez Báez, constitucionalista él, tipificó el procedimiento como un Golpe de Estado técnico.

De procesos electorales, de congruencia y cómo no es lo mismo demandar desde el frente del escritorio, que resolver cuando se es depositario del escritorio.

Pemexgate y Amigos de Fox

Suyas son las palabras y suyos los textos: Sobre el eterno conflicto entre dinero y política (financiamiento y fiscalización). La probidad de las conductas financieras y de los actores políticos influye decididamente sobre su credibilidad y el apoyo de los ciudadanos al sistema democrático.

La percepción de corrupción en la política implica desconfianza y descrédito de las instituciones. Mantener siempre activos los mecanismos de control de recursos (es la piedra de toque para revestir de legitimidad los resultados electorales).

Palabras más, palabras menos, ese es el criterio académico que sostuvieron al alimón, en su oportunidad, en su ensayo Transparencia y partidos políticos/ Pemexgate y Amigos de Fox, los ahora consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón. El primero consejero presidente del órgano electoral.

El viejo conflicto entre dinero y política, recordamos por nuestra parte, es el conflicto actual entre el financiamiento público a las campañas, que administra el propio INE, y el financiamiento privado que circula por canales invariablemente clandestinos. (El tema Amigos de Fox ha sido relanzado en estos días con la reaparición en la escena pública de Lino Korrodi, promotor de donaciones a la campaña del guanajuatense).

Casi una década después de su investigación académica, los consejeros electorales Córdova y Murayama están en el ojo del huracán por las mismas causas que antes denunciaron y que hoy se espera resuelvan con congruencia y, sobre todo, con probidad.

El fierro ardiente lo constituyen las recientes elecciones de gobernador en los estados de México, Coahuila y Nayarit, y el obsceno manoseo del financiamiento de las campañas.

Córdova informó ayer que, respecto de 2016, el rebase de los topes de gastos de campaña, se incrementó en 2017 en un 471 por ciento.

En 2016, en que hubo procesos electorales en 14 entidades, el rebase fue de 77 millones 300 mil pesos. En 2017, con elecciones en cuatro estados, 304 millones de pesos.

Las cosas no pueden anclarse en la pura numeralia. Un peso de rebase -como un voto de diferencia en los resultados define una elección-, es una transgresión a la normatividad; un fraude a la ley.

Desde el llano se les puede decir a los consejeros citados, a ver si como roncan duermen. O a la usanza ranchera: O cabresteas o te ahorcas. La voluntad del pueblo lo demanda: el 2018 lo exige.

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