Voces del Periodista Diario

EU: En el umbral del Día D

VOCES OPINIÓN Por: Lic. Mouris Salloum George.

No hace falta que Donald Trump asegure que llegará a la presidencia de los Estados Unidos a como dé lugar. Por encima de la baladronada personal, serios estudios probabilísticos, obra de académicos norteamericanos, sustentan en la estadística esa posibilidad.

Contra el alud mediático que previene e incita a negar el voto al extravagante empresario, el profesor Helmut Norpoth, de la Universidad de Stony Brook, a mitad de las campañas de las elecciones primarias en los partidos Republicano y Demócrata documentó esa probabilidad.

Norpoth hizo un ensayo sobre los resultados de las elecciones constitucionales (USA) en el último siglo, que confirman que, en la mayoría de los casos, ningún  partido en el poder, después del  segundo mandato del presidente, logra la validación de su candidato a sucederlo.

Desde esa base estadística, el autor de dicho estudio afirma que, de contender contra Hillary Clinton, Trump tendría 97 por ciento de probabilidades de ganar. En caso de que la contienda fuera contra Bernie Sanders, a estas alturas tácitamente descartado, esas probabilidades llegarían hasta 99 por ciento.

Con independencia de dicha tendencia histórica, otros análisis de orden económico y sociológico concluyen que el candidato del Partido Republicano ha sabido explotar el desencanto de 60 por ciento de la población que con el Partido Demócrata vive sin expectativas de algo mejor en su situación socioeconómica, mientras que más de 60 por ciento siente que su país va por el camino equivocado como consecuencia de la contumacia de sus líderes en la aplicación de las políticas neoliberales.

Ese estado sicológico de la población estadunidense es pasto seco por cuyo incendio apuesta ultraconservadores multimillonarios que, en la inestabilidad emocional colectiva y su impacto político-electoral, medran por la supremacía de sus intereses.

El primer martes 8 de noviembre, pues, será el Día D para el destino manifiesto.

Aquí, la noche de los cuchillos largos

La partidocracia mexicana, en el poder o en la oposición, no es capaz de aprender en cabeza ajena. Ahora mismo, al golpe de los resultados electorales del pasado 5 de junio, en el interior los partidos, se ha abierto la temporada de patos.

En el PRI, sus dirigentes van por la cabeza de Manlio Fabio Beltrones. En el PRD ya traen como trofeo la de Agustín Basave, que la entregó a las tribus sin mayor resistencia.

Se trata, en última lectura, de chivos expiatorios. Lo que no quieren analizar los comités directivos nacionales de los partidos son las causas por las que se emitió masivamente el voto de castigo al poder federal y a los correspondientes en los estados donde los partidos gobernante serán relevados.

Causas entre las cuales, la primera, es el fracaso de las reforma llamadas transformadoras que, al cancelar las expectativas originales, exacerbaron la postración socioeconómica de más de la mitad de los mexicanos.

Tope en esa funesta consecuencia, los presidenciables no se han dado por enterados y, sin inquietarse por el de por si desquiciado estado de ingobernabilidad, hacen de cada jornada pública una noche de los cuchillos largos contra sus adversarios.

Para la nostalgia queda aquella época en que los aspirantes a la Presidencia de México guardaban discreción sin quemar etapas, porque la regla de oro era “primero el programa, y después el hombre”, pues ahora no hay plan. Sólo ambiciones personales.

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