Voces del Periodista Diario

“Justicia” laboral: Se arma un Frankenstein

Voces del Director

Por Mouris Salloum George (*)

Con eso de la defensa de la identidad cultural, uno veía con cierto resquemor la insistencia de que en los planes educativos se incluyera el inglés como segunda lengua de los mexicanos. Sería por la resistencia a la globalización.

Ahora, realidad obliga: Para entender la depredación territorial so capa de extraer hidrocarburos, hay que saber qué quiere decir fracking. Si de fraudes fiscales se trata, imposible explicarlos si no sabemos el sentido de offshore. Si de estafa laboral es el caso, hay que remitirnos a la figura outsoursing.

La tercera acepción es la que nos da tema para esta entrega: Sospechamos que, antes de concluir el sexenio, existe el propósito de asestarle la puntilla a la clase trabajadora mexicana. Febrero es el nombre.

Entre las reformas “transformadoras” impulsada por el PRI en el sexenio de su retorno a Los Pinos,  está lo que, en paquete, se denomina Reforma de la Justicia Cotidiana. En tan ancho costal cabe la “Justicia” laboral.

Los trabajadores, convidados de piedra

Los diseñadores de la nueva “justicia” laboral no podrían concretarla si no pasan sobre el Artículo 123 de la Constitución -que regula el trabajo como Derecho social– y la Ley Federal del Trabajo.

En tiempos en que se blasona de tanta transparencia, ese proyecto cruza por la más densa e insondable oscuridad. Sólo saben de su curso las representaciones del sector patronal y la insospechable delegación del gobierno. En los cenáculos de la negociación, obreros y empleados la giran de convidados de piedra.

Desde hace al menos cinco sexenios se dio por establecida la institución de los contratos de protección empresarial y los topes salariales. Se legisló privatización de los fondos de retiro de los trabajadores.

Primera víctima: La Seguridad Social

En estos años, la moda es  el outsourcing. Para decirlo pronto, es la forma fáctica de negar a la masa laborante la Seguridad Social. Entre otras negaciones.

De acuerdo con encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, de 2004 a 2014, el número de trabajadores sujetos al outsorcing creció de 8.6 a 13.6 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA). O de la ocupada, lo mismo da.

“Es el nuevo signo de la economía mexicana”, dice el Inegi. En el llano, a esa figura contractual se le llama subcontratación. Los expertos le llaman terciarización. Los sociólogos la identifican como precarización del empleo.

Aun en el secretismo, se sabe que el quid de la reforma radica en el Capitulo procesal. El Observatorio Laboral (OL) sostiene que hay un intento patronal aceptado por la Secretaría del Trabajo para liberar la terciarización (outsourcing), quitándole los límites legales que actualmente tiene, señalados en el artículo 15 A de la reforma laboral de 2012”.

Según OL, ese giro de la reglamentación de la reforma de justicia laboral es además inverosímil dado que las limitaciones al outsourcing se fijaron con base en la recomendación 2694 del Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo (OIT/ ONU).

Entre los puntos que se negocian secretamente, está la desaparición de las Juntas de Conciliación y Arbitraje (los conflictos pasarían a la competencia del Poder Judicial) y se propician formas de simulación de las votaciones para autorizar la firma de los contratos colectivos de trabajo y acreditar la titularidad sindical.

En reciente foro convocado por la Fundación Friedrich Ebert, se denunció que se pretende tener planchada la reforma en su ley secundaria a más tardar en febrero. El producto, se dijo en ese evento, será un Frankenstein laboral.

Todas las protestas parecen condenadas fatalmente al desdén. Como patrones y gobierno se niegan a romper su secreto, se solicita al Congreso de la Unión convoque a debates públicos sobre ese regresivo proyecto.

 A buen santo se encomiendan. ¡Qué vamos a hacer! Así funciona la democracia “representativa.

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