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La muerte de Maradona dispara intrigas sobre su tratamiento: ¿qué investigan?

ARGENTINA, (Sputnik), 30 de noviembre de 2020 .- Como la vida misma de Diego Maradona, la propia muerte del exfutbolista dejó un tendal de polémicas, contradicciones y escándalos mediáticos que tienen a su médico personal, Leopoldo Luque, como principal acusado. Sin embargo, testimonios hablan sobre cómo su estado anímico perjudicó su tratamiento.

La muerte de Diego Armando Maradona no solo enlutece al mundo del fútbol sino que también abrió una causa judicial en torno al tratamiento de salud que cumplía el astro de la pelota en los últimos tiempos, la relación que el exfutbolista tenía con su entorno más cercano y las dudas de sus hijas sobre quienes aconsejaban a su padre.

En la mañana del domingo 29 de noviembre, la Policía se presentó en la casa de Leopoldo Luque, el médico personal de Maradona, para un allanamiento. El mismo día también allanaron la clínica privada del profesional de la salud. En ambos casos, los agentes buscaban historias clínicas y otros registros que documentaran el tratamiento médico que recibía el campeón mundial de 1986.

¿Quién es el médico de Maradona?

La muerte de Maradona se convirtió en un asunto judicial apenas horas después de su muerte, cuando sus hijas Dalma, Giannina y Jana solicitaron a la Justicia conocer exactamente qué tratamiento médico estaba recibiendo su padre, que se encontraba con internación domiciliaria desde el 11 de noviembre. El exfutbolista había sido intervenido el 3 de ese mes por un edema subdural y afrontaba una lenta recuperación.

Luque se había convertido en el médico personal de Maradona en septiembre de 2019, cuando el astro regresó a Argentina para convertirse en entrenador del club Gimnasia y Esgrima de La Plata. Según consignó el diario argentino La Nación, otro médico al que Maradona había consultado por problemas para dormir, cuando aún vivía en Dubai, conectó al exfutbolista con Luque. Cuando Maradona regresó a Buenos Aires, Luque comenzó a tratarlo de cerca.

A mediados de 2020, los medios argentinos se hicieron eco del denominado plan Maradona Fitness, con el que Luque intentó poner al entrenador en forma. Aquel plan consistió, sobre todo, en que Diego dejara de tomar alcohol, lo que según el médico era el principal problema para él, y realizar algunos ejercicios.

La rutina consiguió una leve mejora en Maradona, que se mostró pateando la pelota en un vídeo viral junto al médico. Ese momento, a mediados de 2020, dio mayor visibilidad al médico que hoy afronta una acusación judicial.

En varias entrevistas, Luque se definió como “amigo” de Maradona. El propio astro argentino lo destacó como alguien “de la familia” en publicaciones en sus redes sociales.

Las dudas de la familia

A pesar de las presuntas mejoras que Luque lograba en Maradona, las dudas fueron creciendo entre sus hijas, a tal punto que no se despegaron de su padre durante su internación e incluso firmaron el certificado de alta de Maradona. En esos días se había corrido el rumor de que las hijas solicitarían a la Justicia una tutela para tener “acceso exclusivo” a la historia clínica y que presentaron un recurso para que Luque no pudiera “tocar” a Maradona durante la operación. Ambos trascendidos fueron desmentidos por ellas.

De todos modos, sus alusiones al impacto negativo que el “entorno” tenía sobre su padre eran públicas. El 2 de noviembre, un día antes de la operación, Dalma Maradona estalló en Twitter contra la supuesta manipulación de la que Maradona era víctima.

“Cuando mi hermana dijo que mi papá no estaba bien le llevaron a ‘un periodista’ a su casa para hacerle una nota fantasma para hablar mal de ella… ¿y ahora? Bueno… no estamos tan locas ¿no?”, se quejó la joven.

En un segundo tuit, se sinceró: “Y no se imaginan las cosas que escribo y borro porque ahora lo único que importa es que él esté bien… pero por el bien de todos/as chupasangre que no le pase nada”.

¿El homicidio culposo?

La muerte de Maradona hizo estallar estas dudas y dio comienzo a la causa judicial, que cayó en jurisdicción de la fiscal Laura Capra pero que luego fue tomada por el fiscal general de San Isidro, John Broyad.

A raíz del pedido de la familia y los resultados de la autopsia, los fiscales iniciaron su trabajo bajo la hipótesis de que Maradona no recibió todos los controles adecuados durante su internación domiciliaria en su casa de Tigre y que su muerte podría haberse evitado si se hubieran atendido las presuntas señales previas al paro cardiorrespiratorio que el causó la muerte.

Según el diario Página 12, en los allanamientos no se encontró una historia clínica de Maradona sino “anotaciones” sobre su estado de salud. Los investigadores también secuestraron el teléfono de Luque, buscando sus comunicaciones con enfermeros, ante la presunción de que el exfutbolista no recibía los controles de presión y temperatura debidos.

En la causa también aparece mencionada la psiquiatra Agustina Cosachov, que trabajaba en coordinación con Luque y lidiaba con los problemas anímicos que el astro sufría en el último tiempo. De hecho, el médico había dejado entrever públicamente durante 2020 que Maradona se encontraba decaído, entre otras cosas, por no poder trabajar debido a la suspensión del fútbol argentino.

Lo que puede comprometer a Cosachov es que era la encargada de la medicación psiquiátrica que tomaba Maradona, en tratamiento por su adicción al alcohol. El hecho de que su medicación fuera contraindicada para pacientes cardíacos puede volverse un elemento clave, si se confirma que el astro no recibía los controles necesarios.

También pesa sobre la psiquiatra las interrogantes sobre si no debió certificar que Maradona no estaba en condiciones de tomar sus propias decisiones y ordenar una internación hospitalaria, aún cuando el exfutbolista se negaba.

La otra arista de la investigación es la enfermera Dahiana Madrid, que cumplía su turno cuando Maradona falleció. La mujer había sido una de las primeras en declarar y dijo ante la fiscal que escuchó a Maradona orinar sobre las 7:30 horas. El problema surgió cuando declaró que durante la mañana no entró a la habitación de Diego para controlarlo, a pesar de que en el informe presentado a la empresa para la que trabajaba sí constaba ese control.

La posibilidad de que las supuestas irregularidades en los controles a Maradona hayan permitido su muerte podrían serían la clave para sustentar la acusación por homicidio culposo, por la que ya fue imputado Luque como responsable último del tratamiento.

Las negativas de Maradona a ser tratado

Como la vida misma de Maradona, todo lo sucedido alrededor de la causa tomó estado público y los propios implicados acudieron a los medios para dar sus versiones.

Luque, por ejemplo, dio una entrevista con el canal deportivo TyC Sports en la que afirmó que Maradona tenía “autonomía” para decidir sobre su tratamiento, aunque lo definió como un “rebelde” que lo “echó varias veces” de su casa pero luego volvía a llamarlo.

En efecto, el médico dejó claro que Maradona se negaba a los tratamientos en ocasiones, algo que podía hacer porque estaba apto mentalmente. “No puedo internarlo en un manicomio”, apuntó.

“No hay un error médico, ni siquiera el que dicen de la enfermera. Diego tuvo un evento fortuito, un evento normal por sus características. Es un hecho que podía pasar, antes o después, y se hacía todo lo posible para disminuir la chance de ese evento, no bloquearlo. Era lo más común del mundo que muera de un paro cardíaco. Yo extendí todo lo que pude la internación y lo que logramos todos fue tratar de persuadirlo para meterle gente. Su cabeza ya estaba bien”, sostuvo.

El propio médico agregó su teoría de que el estado anímico de Maradona ya no le permitía continuar el tratamiento. “Yo creo que Diego abandonó esta pelea”, sintetizó.

En esa entrevista, el médico confesó que el jueves 19 de noviembre, una semana antes de su muerte, discutió con Maradona y el exfutbolista incluso llegó a golpearlo.

“Le dije que para que me vaya se tenía que levantar de la cama y agarrarme. Mi objetivo lo logré y corrí, pero no me fui. Al otro día volví para sacarle los puntos y me pregunto si tenía miedo y nos reímos. Esa fue nuestra relación. Todos decían que yo era el único modo de llegar a Diego, no que era el único responsable de lo que le pasaba a él. El domingo también volví, como neurocirujano terminó mi función. Yo soy el que se tuvo que meter en el cuarto y casi agarrarlo a piñas para que vaya a la clínica. Yo soy médico, no soy un policía ni un juez”, explicó.Pero en los últimos días también habló públicamente el abogado de la enfermera Madrid, Rodolfo Baqué, que su defendida usualmente no podía entregarle la medicación porque el exfutbolista se negaba y le impedía el acceso a la habitación, por lo que las pastillas eran entregadas por la psiquiatra Cosachov.

El abogado también dijo que Maradona se cayó y golpeó en el lado derecho de su cabeza (el contrario al de la operación) unos días antes de la muerte pero no fue trasladado a una clínica para su revisión. Por eso, el abogado consideró que su tratamiento no era seguido debidamente por un “comité interdisciplinario” que controlara, por ejemplo, el efecto en su ritmo cardíaco de las pastillas recetadas por la psiquiatra.

“El cuerpo iba avisando y no fue asistido con ninguna pastilla. Maradona podía haberse alojado en la clínica más lujosa del mundo y estaba en un lugar inhabilitado. De no haber estado allí, hoy probablemente no estaría muerto”, dijo el abogado a la cadena TN.

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