Voces del Periodista Diario

CAMBIA LA ACTUACIÓN LA VIDA DE ÉDGAR VIVAR

EDGAR VIVAR

México, 26 Ago. (Notimex).- Conocido como “El señor Barriga”, “Ñoño” o “El Botija”, el actor y comediante Édgar Vivar Villanueva recuerda el momento definitivo en que se avocó a la actuación y tuvo que dejar de lado su carrera profesional como médico cirujano.

Nacido el 28 de diciembre de 1948 en la Ciudad de México, Vivar ha destacado por su participación en el programa televisivo “El Chavo del 8? y más de 30 películas, así como en diversas obras de teatro, series y telenovelas.

El actor reveló que es el mayor de cuatro hermanos, además, de contar que su niñez fue común como la de cualquier familia mexicana.

 “Yo soy el mayor, el que sigue es ingeniero químico, el otro es músico y mi hermana la más chica es artista plástica. Considero que mi niñez fue normal, común y silvestre como puede ser la relación que de cualquier familia mexicana de clase media.

 “A veces un poco disfuncional, pero ahí estuvimos siempre, no puedo decir que tuvimos carencias, pero tampoco puedo decir que vivimos en la opulencia, pues asistí a una escuela de gobierno”, sostuvo.

Vivar recuerda que la relación con sus padres siempre fue buena; sin embargo, considera que como hijo mayor le tocó ser “el conejillo de indias” en muchos aspectos.

 “Cuando se es padre no se tiene experiencia, y entonces el hijo mayor es el que sirve de ariete. Yo lo veo con mis hermanos, mi hermano era mucho más cauto, cuando él veía que yo cometía algún error y llegaban a castigarme, él era mucho más hábil para eludir el correctivo”, apuntó.

El comediante detalló que su dinámica familiar era normal hasta que llegó su hermana: “Éramos tres varones, cuando llegó mi hermana vino a desequilibrar a los tres, pero nos llevamos bien en general. No convivimos mucho, porque cada uno ha tomado caminos diferentes, pero cuando nos juntamos en las fiestas decembrinas, llevamos una linda relación”.

Édgar Vivar realizó su educación básica en una escuela de gobierno, en la secundaria entró a lo que se llama iniciación universitaria que lleva la preparatoria 2, de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde llevaba un programa de estudios muy semejante a la Secretaría de Educación Pública (SEP).

 “Eran cinco años, los que correspondían a tres años de secundaria y dos de preparatoria. Para mí fue muy útil porque al no estar en una escuela oficial y entrar a un recinto universitario a partir de la secundaria, donde era un sistema diferente al que lleva a la primaria, una educación abierta universitaria y sobre todo con compañeros mucho más grandes que yo.

 “Porque eran jóvenes de secundaria hasta preparatoria, entonces fue una experiencia muy interesante, tuve la oportunidad de hacer muy buenas amistades porque fueron cinco años de estar conviviendo en el barrio universitario del centro de la ciudad.

Recuerdo la escuela, el edificio, el cual era un convento y después fue escuela de odontología y más tarde pasó a ser la preparatoria y finalmente, cuando la universidad empezó a construir las preparatorias, y a mí me tocó cursar en la preparatoria número 2?, detalló.

El actor agregó que después de cursar la preparatoria, ingresó a la universidad a estudiar la carrera de Médico Cirujano, en la UNAM.

 “Soy de la generación 66-70, la terminé, de hecho cuando me preguntaban por qué no la ejercí les decía, que cualquier actividad del ser humano le debe interesar al médico y pienso que la mejor terapia que puede haber para los estudios y el cuerpo, es la risa”.

Sin embargo, hubo situaciones que lo llevaron a dejar la carrera de lado y tomar muy en serio la actuación.

 “Mi primer contacto con la actuación fue el teatro, y fue a través de la preparatoria, justo antes de terminar el número de créditos que debería de llevar, no se sumaban lo suficiente hasta que no hubiese cursado una actividad estética y nunca había llevado nada.

 “Entonces fui a inscribirme a fotografía, que era la que más me gustaba, pero ya no había lugar, después fui a coro y también estaba lleno, luego a modelado y me corrieron por relajiento, así que finalmente había un lugar en teatro”, explicó.

A pesar de las diversas circunstancias, porque aún no sabía su gusto por el teatro, Édgar tuvo que asistir a sus clases, sin pensar que eso lo definiría en esta carrera artística.

 “Yo estaba renuente porque el maestro no me caía bien, ya lo había visto algunas veces y como las compañeras suspiraban por él, pues más me caía mal, pero curiosamente con el pasar de los años, él me dio la oportunidad de entrar a teatro profesional y hasta la fecha somos muy buenos amigos, se trata del maestro Gonzalo Correa.

 “En fin, regresando a la prepa fui a la clase de teatro y me escuchó hablar y pues tuve que subir al escenario, y me pidió tanto para que subiera que ya no me volvió a bajar, fue una experiencia muy determinante en mi vida”, comentó.

Al finalizar la preparatoria e ingresar a la carrera en la Facultad de Medicina, el actor no desistió de tomar clases de teatro hasta formar parte de la Compañía Estudiantil de Teatro de la escuela.

 “Un día un caza-talentos me invitó a hacer un casting para un comercial, yo no sabía que era eso, fui con una muchacha que quería ser actriz, y curiosamente ella no se quedó y yo sí.

 “A la par cursaba el último año de la facultad, estaba en el internado de pre-grado, me pagaban 900 pesos mensuales como pasante y por el comercial me pagaron dos mil pesos por un día de trabajo, entonces tocaron mis fibras más sensibles que estaban junto a mi cartera.

A partir de ese momento, continuó haciendo comerciales y ahí conoció al director Ignacio Brambila, quien era muy amigo de Roberto Gómez Bolaños, hecho que cambió radicalmente su vida.

 “Roberto Gómez Bolaños empezaba a tener mucho éxito con su programa El Chapulín Colorado, que transmitían en el canal 8 y debido al éxito que tuvo le ofrecieron hacer un programa independiente, de la parte cómica, los sábados con una duración de ocho horas.

 “Entonces tuvo que echar mano de conocidos y formar un pequeño grupo de actores, don Ignacio le dijo ?mira, te puede servir este muchacho, y el muchacho era yo”, mencionó.

Ante esta gran oportunidad, el artista relató que un día recibió la llamada de “Chespirito”, a quien conocía de los programas de “Viruta y Capulina”.

 “Fui a verlo, me dijo que ya me había visto en comerciales y me preguntó si ya había hecho teatro y le dije que sí, a lo que de inmediato me dijo que íbamos a hacer un programa de televisión, donde no se utilizaría el apuntador, a lo que pregunté ¿y eso qué es?, y de inmediato me dijo estas contratado”, agregó.

De inmediato, Vivar empezó a trabajar con Roberto Gómez Bolaños y fue donde tuvo que elegir si seguía como médico o iniciaba su carrera como actor. “De ser un actor mediocre a un médico mediocre, preferiría ser un mal actor de tiempo completo y no me arrepiento”.

Respecto a la relación que mantuvo con los integrantes de la serie “El Chavo del 8?, el actor expresó que: “Fue muy buena, pues hasta la fecha conservo la amistad con ellos, porque no sólo fueron compañeros de trabajo sino amigos, cabe señalar que me llevé muy bien con todos, pero conforme pasa el tiempo se acrecentaron los lazos, fueron 25 años de trabajar juntos.

 “Sí, tuvimos problemas, pues éramos una familia, pero no había diferencias que no pudieran superarse. Yo creo que tenía que ver mucho la actitud y los valores, en mi caso valoro más la amistad, es más importante la relación humana que cualquier otra cosa como la fama o el dinero, eso es circunstancial”, sostuvo.

Además, explicó que antes todo era más fácil, “en general tuvimos muy buena relación, bueno como apenas comenzaba el programa había una disposición muy grande de todos, no sólo de los actores sino también de la parte técnica, administrativa, de todos.

En cuanto a sus personajes dentro de “El Chavo del 8?, el actor narró que cuando la serie empezó a tener éxito, Roberto Gómez Bolaños, quien escribía, producía y dirigía, tuvo que ampliar el universo de El Chavo, primero estaba circunscrito al patio de la vecindad, a la vecindad misma, a la casa de ?Don Ramón?, de Quico, y eventualmente a la de la Bruja del 71.

 “Luego empezó a expandir los horizontes a la escuelita, por lo que el reto de Roberto fue buscar actores que hicieran papel de niños que fueran muy buenos para convencer al público.

 “Entonces se me ocurrió que ?El señor Barriga? tuviera un hijo, hice ?casting?, me quité los lentes y agarré una peluca. El resultado le gustó a Roberto y me quedé con el personaje. Lo difícil era hacer dos papeles al mismo tiempo, era complicado, ahora es más fácil con las cámaras”, explicó.

Respecto a “El Botija” en “Los Caquitos”, el comediante platicó que originalmente eran Roberto y Ramón Valdés como “El Chómpiras” y “El Peterete”; sin embargo, cuando Ramón se fue, el personaje de “El Botija” que había salido con ellos como un personaje aledaño, entró como un nuevo ladrón.

 “No me tocó sustituir a Ramón, porque él es insustituible, pero aprovechando la coyuntura y el antecedente que también era un ladrón, Roberto se avocó en que el Botija fuera el nuevo acompañante de El Chómpiras, y después, cuando empezó a tener éxito, se extendió el universo de esos dos personajes y apareció La Chimoltrufia.

 “Creo que fue un gran acierto de Roberto no dejar que sus personajes se quedaran estáticos, siempre hubo una transformación, no los dejaba, los reinventaba y tuvo la suficiente coherencia para después retirar a ?El Chavo del 8?, porque ya no aguantaba el ?close up? para hacer a un niño, eso me pareció muy atinado”, definió.

Édgar Vivar hace una remembranza sobre sus personajes y destaca que los tres son entrañables:

 “El Señor Barriga fue el primer personaje que hice, fue con el que me di a conocer en este trabajo; Ñoño me daba la oportunidad de jugar con mi niño interior y de acercarme al público infantil.

 “El Botija tiene una riqueza enorme en cuanto al aspecto cómico-dramático, y que a pesar de ser un villano, porque victimiza a El Chómpiras, es simpático, entonces cada uno tiene un lugarcito en mi corazón”, manifestó.

El actor dijo sentirse sorprendido de que con el paso de los años, el programa cómico sigue teniendo vigencia.

 “Soy el principal sorprendido de ver que a lo largo de estos años todo tipo de público continúa viendo el programa, ya que duró 25 años y yo cumpliré más de 43 años de carrera. Han surgido nuevos programas y así se han apagado, se han enterrado y olvidado, mientras que “El Chavo del 8? sigue con éxito, y no nada más en el país sino en otros.

 “Ahora han hecho las caricaturas, lo cual me parece una medida de mercadotecnia muy buena, porque los personajes dibujados no se cansan, no envejecen, no piden aumento de sueldo. Desde mi punto de vista me parece bien, además de que es un homenaje a la interpretación que hicimos”.

El actor sostuvo que hacer comedia es un reto, “para hacer reír a la mayor cantidad de gente hay que utilizar la inteligencia, el chiste de un chiste es que no tengas que contar un chiste sino que tu cabeza sea la que encuentre la unión o la relación entre dos situaciones que aparentemente no la tienen.

 “Ahí radica la pieza fundamental de la comicidad, si tú dices una mala palabra te ríes pero que chiste, cuando sueltas malas palabras pues caes en lo vulgar”, señaló.

Al finalizar la serie cómica, Vivar siguió en sus proyectos dejando de lado a sus personajes.

 “Fueron 25 años, pero nunca dejé de lado el teatro, hice teatro de forma esporádica, cuando me lo permitía el programa porque durante muchos años grabábamos y nos íbamos de gira por Centro y Sudamérica con excepción de Brasil, Cuba, siempre con mucho éxito, así que cuando no teníamos gira en tres meses, pues hacia teatro, porque era un gusto.

 “Cuando se terminó el programa y disponía de tiempo completo mi principal reto fue conseguir trabajo donde no me quisieran encasillar cómo El señor Barriga, es muy curioso que te vuelvas tu propio competidor, porque seguían repitiendo el programa.

 “Entonces cuando fui a ver una propuesta de trabajo los productores me dijeron que seguía vigente y con gran rating, así que tuve que convencerlos de que podía hacer cosas diferentes”, detalló.

Así que tuvo que ir en busca de nuevos horizontes, “decidí irme a Argentina, donde hice novelas con actores de varios países. También me fui a España a hacer la película El orfanato, con Guillermo del Toro. Hice telenovelas como Alguna vez tendremos alas y Para volver amar.

 “Sin embargo, con el sobrepeso tuve dos infartos pulmonares, eso me llevó a terapia intensiva, el médico me dijo que no volvería a trabajar, así que tuve que cambiar mi ?modus vivendi, finalmente tuve que salir de esto y tomar el toro por los cuernos y pude continuar con mi carrera, pero con un cambio radical.

 “Lo último que hice a mis 63 años fue aprender a hablar portugués, porque tenía la espinita de no haber trabajado en Brasil, era lo último que me faltaba”.

Édgar Vivar continúa vigente y con mucho trabajo, pues en unos días se va de gira a Brasil, donde presentará su “show” interactivo, además de que está por estrenar la puesta en escena “Corazón normal”, en el Teatro Helénico, el próximo 11 de octubre.

                                                                                                                                                  

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