En un duelo de infinidad de emociones, América se quedó cerca de lograr la remontada y acceder a la gran final, luego de derrotar 3-1 en CU a los Pumas, pero este triunfo no les alcanzó para pasar a la final, por la circunstancia del marcador global.
La ilusión era grande en el conjunto de Coapa. El sueño era remontar, pero terminó por perder la calma otra vez. Las Águilas se dispararon de nuevo en el pie y cayeron en su intento de dar vuelta al global en Ciudad Universitaria, ante unos Pumas asustados gran parte de la batalla, que se aprovecharon del cotejo de ida para llegar a la final.
Los de Coapa vencieron, pero el marcador global (4-3) se quedó con los auriazules, para seguir con vida el líder del torneo.
Los universitarios salieron a la cancha con miedo, y el América mostró determinación al frente y de manera rápida se fueron arriba en la pizarra.
Justo al minuto 8, Darwin Quintero sólo empujó el esférico al fondo de la red, cuando una gran asistencia de Darió Benedetto lo dejó para que únicamente tocara el balón.
Justo al minuto 8, Darwin Quintero sólo empujó el esférico al fondo de la red, cuando una gran asistencia de Darió Benedetto lo dejó para que únicamente tocara el balón.
Transcurrieron los minutos y las Águilas siguieron con la inercia positiva al frente. En el 15’ Javier Cortés hizo una dura entrada a Javier Güémez, donde el mediocampista azulcrema salió de la cancha, lesionado, y abandonó el estadio en ambulancia por una posible fractura de tobillo.
El segundo gol llegó al 26’ y el autor fue el mismo Quintero. En ese momento el Estadio Olímpico Universitario se quedó en silencio ante el panorama poco esperado.
Sin embargo, el marcador parcial fue reflejo de los equipos en el campo, Pumas salió a defender su ventaja y América a buscar con futbol los cuatro goles que le dieran una hazaña.
Los de Ignacio Ambriz tuvieron un arranque de ensueño y tuvieron a los felinos en propio campo, el delantero Darío Benedetto sacó un disparo fuera del área que pegó en el poste derecho del marco defendido por el Pikolín.
Un contragolpe de Pumas fue por la vía de Eduardo Herrera al minuto 59, cuando su remate se paseó por toda el área chica sin encontrar un compañero. Moisés Muñoz no perdió la vista del esférico.
La historia siguió su curso con un América siempre intenso. El cambio en el complemento, sin embargo, fue que el tiempo se convirtió en un enemigo más y los nervios cambiaron de lugar. Los azulcremas perdieron toda esa calma del inicio y volvieron a caer en la ansiedad de la ida que terminó por jugar en contra. Goltz y Sambueza, fieles a su costumbre, se fueron a las regaderas antes de tiempo; los Pumas comenzaron a jugar por la vía del contragolpe y en una jugada Ismael Sosa llevó el balón a terreno rival y Paolo Goltz se vio obligado a derribarlo, con lo cual el silbante Jorge Rojas le sacó la segunda amarilla y por lo tanto la roja.
Y cinco minutos después Ruben Sambueza lo acompañó por roja directa tras una falta sobre Cortés, por lo tanto de igual forma se fue expulsado por doble amonestación.
Ya en el ocaso de la batalla, con un América completamente fuera de concentración, los de Memo Vázquez completaron un contragolpe preciso y que Cortés firmó para la ansiada anotación. No hicieron mucho más que eso, pero a la postre valió el pase a la final.
Los nervios, no obstante, volvieron a la cueva universitaria, gracias a un “riflazo” de Andrés Andrade para seguir con la esperanza viva. Aun con nueve, las Águilas no cedían ni bajaban los brazos. El problema que tuvieron fue que con nueve ya era muy complicado meter otro susto. La épica lucha americanista no alcanzó para completar la hazaña ante unos Pumas finalistas, pero envueltos en muchas dudas para cuidar los marcadores, según dice la nota de Carlos Horta.