MÉXCO, (Notimex), 16 de octubre de 2018 .- Fernando Córdova, coordinador del Grupo de Análisis de Manifestaciones de Impacto ambiental del Programa Observatorio Socioambiental, Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), descartó que las preguntas en torno a la consulta por el nuevo aeropuerto estén sesgadas.
Aseguró que las interrogantes son las correctas en términos de lo que se está eligiendo: un proyecto central que concentre todo o un sistema aeroportuario.
“Están bien desarrolladas, no las siento sesgadas en términos de lo que se está planteando. Revisamos el proyecto desde 2014 con una perspectiva académica y científica”, explicó durante su participación en el evento “El Nuevo Aeropuerto Internacional de México. Diálogo con las voces de resistencia”, efectuado en la Universidad Iberoamericana.
“Hemos dado mucho acompañamiento a los pueblos en defensa de los recursos justamente porque veíamos esta gran afectación”, añadió Córdova, quien detalló que son parte de los juicios contra la nueva terminal aérea desde los peritajes del impacto ambiental, juicios que no se han resuelto y que son importantes en el corto plazo.
Según el especialista, en el proyecto se han menospreciado los conflictos ambientales, constructivos, sociales y económicos.
“Pudimos darnos cuenta de eso hace 18 años o hace cuatros años, incluso antes de empezar las obras, pero podemos hacer algo ahorita que lleva 20 por ciento el proyecto”, enfatizó.
De acuerdo con Córdova, todo el proyecto de la zona federal son 10 mil hectáreas. El aeropuerto requiere cinco mil y el único cambio irreversible es la plancha de la terminal aérea, pues ya está cimentada.
Sin embargo, son 100 hectáreas que representan uno por ciento de la superficie, de tal manera que si se detiene el proyecto, se tiene 99 por ciento para la recuperación, pero si avanza más, habría conflictos a niveles social y legal, advirtió.
A su parecer, “es momento de resolver este problema en paz, si los mexicanos salimos y decimos que no queremos un aeropuerto en Texcoco”.
En su oportunidad, María Julieta Lamberti, coordinadora de investigación de Project on Organizing, Development, Education, and Research, señaló que en la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) sólo se benefician los intereses corporativos.
Ello, aseguró, porque la mayoría de los contratos para su construcción fueron por adjudicación directa e incumplieron con los estándares internacionales en términos de compras públicas, transparencia y contrataciones abiertas.
Trinidad Ramírez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra Atenco, llamó a los estudiantes que “vean la parte humana” en el tema, que unan su voz y se informen sobre quiénes protestan y cómo viven, y aseguró que no se oponen al desarrollo, siempre y cuando no esté basado en el despojo.
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