Por Teresa Velasco Ambrosio
CIUDAD DE MÉXICO (Notimex) 20 de julio de 2019.- Las nubes obscuras presagian una fuerte lluvia por esta zona del oriente de la capital y aleja a los clientes, pero eso no es motivo para borrar la sonrisa de Óscar, zapatero de corazón, quien declara: “el dinero ya no alcanza. Todo está muy caro”.
“El poder adquisitivo de antes era mucho mejor, ahora está por los suelos, y no te alcanza para nada. Antes con 200 pesos comprabas varias cosas, pero ahora toda ha subido, todo está caro, la verdura está casi al mismo precio que la carne.
“Me acuerdo que antes podías comer unos huevitos con salsa para ahorrar, pero ahora todo ha subido”, comenta mientras pinta unos tenis que debe entregar a un cliente.
Deslizando su pincel con pintura blanca va dando color al calzado y, concentrado en el trabajo, comparte que el fin de semana pasado fue al mercado y con 200 pesos sólo pudo comprar dos kilos de jitomate, dos de papa, dos de tomate, dos de cebolla y dos de guayabas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en junio de 2019 el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó un incremento mensual de 0.06 por ciento y una inflación anual de 3.95 por ciento, menor al del mismo periodo de 2018, cuando el registro fue de 0.39 por ciento mensual y de 4.65 por ciento anual.
Según el organismo, las principales incidencias en la inflación durante el sexto mes del año fueron los aumentos en los precios del pollo, transporte aéreo, aguacate, vivienda, naranja, chayote, servicios turísticos, carne de cerdo y refrescos envasados.
Sin embargo, más allá de las cifras oficiales, Óscar comparte con Notimex sus propias cuentas: “Antes, con 200 pesos, y te hablo del 2000 hacia atrás, podía comer con frecuencia carne, pero aparte me alcazaba para darme un gustito, y ahora además es más difícil”.
El hombre de 53 años y padre de tres hijos, explica que el descenso en el número de clientes se debe a que ya hay mucho zapato económico que llega de China, y las personas prefieren comprar un par nuevo en vez de arreglarlos.
“El oficio nos deja por lo menos para vivir, no como quisiéramos, pero sí para comer y pagar los gastos de la escuela de mis hijos”.
Por otra parte, explica que todo está subiendo, también el material con el que trabaja, pues éste ha escaseado, dicen que por el incremento en el precio del petróleo y la gasolina.
Mientras platica se acerca una persona para preguntar por el costo de unas tapas para unos zapatos de dama, a lo que responde que son 30 pesos.
“Por unas tapas cobro más o menos unos 30 o 35 pesos, pero para unos tenis son 50 pesos”.
“Hay días que me va bien y me llevo unos 300 pesos, pero hay otras que con trabajo saco lo del gasto. Esto es como dice el dicho ‘hay veces que nada el pato y hay veces que ni agua bebe´, así estamos aquí, aunque eso sí, no hay para ahorrar”.
Y mientras continúa dando brillo a las botas, que dejó por un momento para atender a un cliente, Don Óscar comenta que trabaja en su negocio de calzado, desde hace 16 años, el cual se ubica en la alcaldía de Iztapalapa, y abre desde las 08:00 hasta las 19:30 horas, y ahorita cerca de las 15:00 horas apenas ha sacado lo de la renta, que son 150 pesos.
“Para que el dinero me alcance necesito poner primero en claro mis prioridades: la comida y la educación de mis hijos, y el día que no cae nada temprano se tiene que comer, aunque sea frijoles”.
Óscar, quien está casado desde hace 30 años, indica que su esposa le ayuda con los gastos porque son demasiados y solo no podría.
Recuerda que decidió dejar de ser guardia de seguridad para ser su propio jefe, porque así no engorda la bolsa de nadie.
Por último, tras dejar como nuevos tres pares de zapatos, afirma que trabaja en lo que le gusta y desea sacar adelante a sus hijos. “Ellos son mi orgullo y quiero que ellos sean lo que yo no fui: un profesionista”.
VP/Metropolitana/EZ