VOCES OPINIÓN Por: Jorge Santa Cruz
Una de las principales características de los estados fallidos es la incertidumbre, porque impide la unidad y, por el contrario, fomenta el rencor social.
La dinámica anterior favorece la formación de gobiernos cínicos que se benefician de los recursos nacionales a cambio de la injusticia social.
Demos, apenas, dos ejemplos:
El 5 de mayo de 2009 se incendió la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, con el saldo de 49 menores muertos y más de cien, lesionados.
Hoy, a poco más de 8 años de distancia, un tribunal federal absolvió a altos funcionarios del Instituto Mexicano del Seguro Social, así como al representante legal y al presidente de Consejo de la Guardería ABC. En cambio, ratificó las condenas a 19 personas más, entre ex trabajadores del plantel y ex servidores públicos, estatales y municipales.
Nadie “de arriba” resultó culpable, aunque haya fallado en la supervisión y control. La sospecha, por lo tanto, se justifica. No porque queramos que predomine la venganza o se fabriquen chivos expiatorios, sino porque los mandos altos y medios que hacen mal su trabajo, son corresponsables desde el punto de vista ético, de las fallas de sus subordinados.
Por otro lado, el Instituto Electoral del Estado de México confirmó el triunfo del candidato oficial al gobierno estatal, Alfredo del Mazo Maza. Sin embargo, el IEEM mantiene en la sombra la metodología del conteo. La pregunta lógica es: ¿hubo manipuleo de los algoritmos? Para acabar con la duda sería conveniente una auditoría externa, imparcial, que -sabemos- nunca se llevará a cabo.
Lo peor para nuestra nación, más allá de todos los ejemplos que se puedan enumerar y argumentar, es y será el conformismo de las personas y de la sociedad. Quedarse cruzado de brazos, por desconocimiento, por flojera o por temor, ante la cínica sospecha, provocará -tarde o temprano- el empantanamiento de México en los lodos de la mediocridad.