* Sin capacidad de diálogo con el estudiantado y en medio de la desesperación por proteger a su porrito y dirigente del Consejo Estudiantil Universitario, José Esteban Rodríguez, el rector Octavio Castillo Acosta, debió salir por piernas de una inconclusa reunión con la comunidad universitaria; las escenas que rallaron en la comicidad y los memes, muestran la debacle que ha iniciado el Grupo Universidad, tras 30 años de mantener secuestrada a la UAEH
Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Las escenas del Rector Octavio Castillo Acosta, huyendo al diálogo con los estudiantes y que fueron objeto de memes y videos chuscos en las redes, muestran la situación de crisis a que se ha llegado a la máxima casa de estudios, secuestrada desde hace más de 30 años por una pandilla de rufianes que deben salir de la universidad pública de todos los hidalguenses.
De lo risible no puede evitarse el transitar a lo patético: el porro mayor que deshonra el cargo de Rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UEAH), ya no sabe qué hacer para cumplir con las órdenes de la Sosa Nostra, y defender al porro menor, José Esteban Rodríguez Dávila, quien con ínfulas amenazantes condiciona su renuncia al Consejo Estudiantil Universitario, siempre y cuando los que llama “violentos”, se den de baja.
Los estudiantes que fueron agredidos el pasado 19 de septiembre ahora sucede que deben abandonar sus estudios porque lo pide un mozalbete de marras. A ese grado de bajeza se ha llegado en nuestra máxima casa de estudios. Los patos le tiran a las escopetas y los porros dictan clases de moral y ética universitaria.
Y en todo este berenjenal ahora sucede que el rector Octavio Castillo, el mismo que le quemó incienso a Adán Augusto López y le agradeció a la frustrada corcholata presidencial el haber otorgado el arraigo domiciliario a su patrón, Gerardo Sosa Castelán, lejos de asumir su responsabilidad y cumplir los acuerdos pactados en la mesa de negociaciones con los verdaderos y legítimos estudiantes, se niega al diálogo y debe salir corriendo del edificio central de Abasolo, por las calles aledañas al Reloj Monumental, para abordar un taxi, cual si se tratara de un fugitivo.
Los verdaderos estudiantes que iniciaron el movimiento en el Instituto de Artes, junto con toda la comunidad universitaria, no deben dar tregua a los pillos que usufructúan de manera ilegal el control de la UAEH.
Castillo Acosta debe informar a su jefe político que los universitarios ya despertaron y exigen junto con toda la sociedad, un hasta aquí a su eternizado control donde unos cuantos se han hecho millonarios, usando de manera vergonzante a esa casa de estudios como medio presión para obtener toda serie de canonjías políticas, siempre utilizando métodos violentos que ahora ya no les están funcionando.
Un rector que huye es un personaje menguado en todos los sentidos, sin calidad moral y ahora lo que procede, si es que realmente tiene una pizca de vergüenza, preparar su renuncia junto con su porrito menor, José Esteban Rodríguez.
Las escenas ahí y están y comienzan a viralizarse por todo el estado y el país, por si el capo ahora indiciado en arraigo domiciliario, duda de que su ciclo llegó a su fin.