El canciller de México, Marcelo Ebrard, consideró este martes que los migrantes haitianos aglomerados en la línea fronteriza de Texas, que intentan cruzar a EE.UU. desde territorio mexicano, son víctimas de un “engaño monumental” generado por personas que les prometen que al llegar a suelo estadounidense serán legalizados y que obtendrán una residencia para vivir y trabajar.
En la conferencia matutina que realiza el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el canciller Ebrard habló sobre la crisis migratoria en la frontera con Texas y detalló que la mayoría de los migrantes haitianos que se encuentran en esa zona han viajado desde Brasil y Chile, en donde la mayoría de ellos ya contaban con estatus de refugiados o incluso tenían trabajo.
“Los están engañando, es un periplo. Imaginen salir de Haití, ir a Brasil, a Chile, tener condición de refugio, tener trabajo (…) y que ahora les digan ‘vámonos a EE.UU. rápido porque nos van a dar la residencia o nacionalidad norteamericana posiblemente’. Es un engaño monumental, eso no es cierto”, comentó el jefe de la diplomacia mexicana.
Ebrard, además, anunció que había conversado con el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, sobre la situación migratoria en la frontera de Texas y detalló que le propuso el deseo de México de concretar un “acuerdo regional” para resolver la emergencia humanitaria en esa zona, que no se limita solo a los migrantes haitianos.
En la conferencia de prensa, Ebrard explicó que la coyuntura tiene como raíz la ampliación que dio hasta 2023 el gobierno de EE.UU. al plazo del trámite de Estatus de Protección Temporal para los ciudadanos haitianos que ya viven en el país norteamericano.
El canciller mexicano recalcó que cuando esté en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de la ONU, aprovechará para abordar el tema directamente con Blinken, con quien aseguró tener “una buena relación de amistad”.
Declaración de emergencia
Entretanto, el gobernador de Texas, Greg Abbott, envió este lunes una carta al presidente de EE.UU., Joe Biden, donde le pidió que declarara la emergencia en la ciudad Del Río, región afectada por la crisis fronteriza.
Abbott comentó que los migrantes haitianos establecieron un campamento improvisado bajo el puente internacional, que para el pasado sábado ya contabilizaba unas 16.000 personas que se encontraban “en condiciones miserables”.
“Las familias, incluidos bebés y niños, necesitan alimentos, agua y suministros médicos que el Gobierno local no puede suministrar”, señaló Abbott, e indicó que son “miles de familias” que “están inmovilizadas bajo un calor de 100 °F [37,7 °C] mientras su número sigue aumentando a la espera de ser procesados por los aproximadamente 64 agentes federales en la zona”.
“Las personas están acampando en condiciones miserables y se bañan en el agua fangosa del río, lo que causa grandes preocupaciones de salud”, alertó el gobernador texano, quien añadió que la situación “plantea riesgos potencialmente mortales para los residentes del condado de Val Verde”.
Mientras tanto, el Gobierno de Joe Biden ha mantenido una férrea política antimigratoria, que es aplicada por el Departamento de Seguridad Nacional, y que actúa bajo la premisa de que la frontera “no está abierta”. Así, desde la semana pasada, más de 2.000 haitianos han sido capturados y llevados a centros de detención para iniciar su expulsión de EE.UU., un proceso que Washington ha acelerado desde el fin de semana con vuelos hacia Haití y otros destinos de Latinoamérica.
En la víspera se viralizaron videos y fotografías de varios agentes fronterizos estadounidenses que persiguen a caballo, reprimen y detienen a varios migrantes que intentan cruzar el río Grande, mientras cargan bolsas de comida en sus manos. Las imágenes han generado polémica e indignación en el mundo, y el secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Alejandro Mayorkas, ha prometido investigar los hechos.