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¿CONAFOR, en peligro de extinción? De AMLO depende su futuro

El presidente López Obrador designó como nuevo titular de la CONAFOR a León Jorge Castaños Martínez, un destacado y reconocido forestal, que regresa a la función pública después de treinta años, que ha dedicado a la práctica profesional.

Juan José Agustín Reyes Rodríguez*

En el sector forestal hubo entusiasmo por la designación de Castaños a esta nueva responsabilidad, sin embargo ahora con las fuertes restricciones presupuestales, en principio la Cámara de Diputados había asignado un presupuesto de alrededor de 2,300 millones de pesos, lo cual comparado con los poco más de 3,500 millones del año pasado y los 5,500 millones cuando inició la CONAFOR, hay una gran distancia y obviamente impactos negativos.

DE ACUERDO A INFORMACIÓN PÚBLICA, la Secretaría de Hacienda ha ordenado dar de baja a los trabajadores eventuales y de confianza que operan los programas forestales de la CONAFOR.

ESTO SIGNIFICA que están poniendo en la calle a 70% del personal operativo, dejando solamente de tres a 10 personas operando en cada gerencia. Se han salvado los sindicalizados.

Así como ha habido impactos en todas las secretarías y organismos, en el sector forestal también es dramático. Se ha pretendido justificar por los diputados que aprobaron el presupuesto, que parte de los recursos que le quitaron a la CONAFOR, se los asignaron al programa “Sembrando vida” que van a plantar, no sembrar, un millón de hectáreas, principalmente en el sureste del país. Esta propuesta está bien, pero de ninguna manera sustituye la importancia de las otras actividades forestales que son la esencia de la actividad rural para conservar, proteger y aprovechar los recursos forestales de las selvas, bosques, semidesiertos y manglares.

Parece que el presidente se embelesó con su programa de reforestación, lo cual es una buena medida de generación de empleos, pero no permite asegurar su permanencia a largo plazo, especialmente cuando se está dejando de atender programas forestales de mayor relevancia a largo plazo como son los de manejo, prevención y combate de incendios, enfermedades y plagas forestales, servicios ambientales, manejo forestal comunitario, cambio climático, cultura forestal y muchos más programas forestales que se están dejando de atender por esos recortes de presupuesto y despido irracional de gente operativa.

A nivel mundial se ha insistido en la importancia de los recursos forestales por su destacado papel en mitigar el calentamiento global, la generación de oxígeno y la captura destacada de bióxido de carbono, además de los beneficios sociales, económicos, educativos, científicos y culturales. Si hay que limpiar la corrupción que se haga con bisturí y no con una motosierra o un machete, como se ha venido haciendo.

Los bosques en la historia nacional

LOS RECURSOS forestales del país son de vital importancia, (literalmente de vida), por sus múltiples funciones e interrelaciones con los seres humanos, animales y otros vegetales.

Es muy común que se les ubique de manera limitada únicamente como productores de madera, leña y carbón, cuando en realidad además de esa atribución son generadores de vida y progreso. A continuación una breve referencia a diversos aspectos forestales de la vida de México, sin que se considere que es un análisis exhaustivo.

En tiempos remotos, Nezahualcóyotl, el rey poeta de Texcoco dicto las primeras leyes o normas para la protección y aprovechamiento de los bosques y la colección de la diversidad vegetal en todo su señorío, al contar con uno de los jardines botánicos más importantes de la época prehispánica y coleccionar con ejemplares de prácticamente toda Mesoamérica.

En tiempos de la colonia, se inició con la explotación de los bosques y selvas, principalmente para la construcción y crecimiento urbano de las principales ciudades. Podemos atestiguar como muchos de los edificios aún conservan estructuras, techos, puertas y ventanas de madera, como uno de los principales elementos constructivos. Por su parte las poblaciones originarias también hicieron un uso de la madera en sus construcciones, para preparar sus alimentos y sus instrumentos de labores agrícolas.

En la época porfiriana, con las grandes concesiones de minas y desarrollo del ferrocarril, el uso de madera se incrementó de manera espectacular habiendo una devastación forestal alrededor de las principales ciudades.

También a fines del siglo XIX, en 1898, se creó la primera reserva forestal en el Chico Hidalgo, que sin ser decretado como Parque Nacional así se consideró por años. Esta acción se supone que fue una contraparte a la creación de los primeros parques nacionales en Estados Unidos. En 1917, se creó el primer parque nacional formalmente mediante un decreto de Venustiano Carranza, reconociendo la importancia de mantener espacios forestales que deberían permanecer a través del tiempo.

La de Cárdenas, una política más clara

FUE CON LÁZARO CÁRDENAS cuando se estableció una política forestal más clara, dándole relevancia, con la creación del Departamento Autónomo Forestal de Caza y Pesca, cuando se reconoció oficialmente la relevancia de los recursos forestales y su interrelación con otros recursos y actividades humanas. Se definió como política prioritaria el estableciendo de parques nacionales de una manera sistemática y fue cuando se crearon la mayoría de ellos.

Posteriormente, en plena época convulsiva a nivel mundial, con la segunda guerra mundial, había la necesidad de producir celulosa y papel, por lo que se establecieron fábricas entre las que destacaron San Rafael, estado de México, Puebla y Morelos y Loreto y Peña Pobre en el entonces Distrito Federal y Morelos, por mencionar las más importantes. Posteriormente se establecieron otras fábricas en Tuxtepec, Oaxaca; Atenquique, Jalisco; Celulosa de Chihuahua, en ese estado; y Tuxtepec, Oaxaca, entre otras.

Estas fábricas para su buena operación requerían importantes volúmenes de madera, en forma de leña, por lo que se establecieron concesiones de miles de hectáreas forestales para su abastecimiento, en tierras ejidales y comunales principalmente.

Desde el punto de vista técnico fueron los tiempos en que se hizo un manejo técnico forestal consciente y permanente, al contar con una dirección técnica que hizo los estudios dasonómicos, es decir los volúmenes que se podían extraer sin afectar la productividad de los bosques, teniendo servicios de inventarios, vigilancia, prevención y combate de incendios, mejoramiento genético, investigación forestal, cuidado de la fauna silvestre, reforestación de áreas perturbadas y espacios para prácticas de alumnos de Chapingo y generación de empleos tanto en las fábricas como en el manejo forestal.

Sólo que había un problema socio-económico. La materia prima que se extraía, es decir los árboles, podían tener diferentes calidades: trozas (los troncos cortados) para triplay, madera aserrada y leña. Hay un diferencial de precio importante, siendo más alto en el triplay y más barato en la leña. Como toda la madera era destinada a hacer leña para pulpa, con la que se fabrica el papel, los productores forestales estuvieron subsidiando por décadas a las empresas concesionadas que eran de la iniciativa privada, además pagándoles la madera con un ”Derecho de Monte” que era el precio de referencia.

Las nuevas políticas forestales

COMO NUEVAS políticas a principio de la década de los 80´s se decidió cancelar las concesiones a las fábricas, para poder resarcir el aprovechamiento forestal a sus dueños, lo cual era hacerles justicia. Sin embargo al desaparecer las concesiones a las fábricas, desaparecieron las Direcciones Técnicas Forestales que manejaban toda la superficie de manera conjunta y se perdió el control y la integralidad del manejo forestal, que a diferencia del manejo agropecuario, requiere de grandes superficies y mayores tiempos. Así se inició la llamada tala clandestina, muchos núcleos agrarios no se pusieron de acuerdo para seguir manejando sus bosques de manera integral y se incrementó el cambio de uso del suelo forestal por agropecuario. Hubo algunas comunidades y ejidos que decidieron mantener y manejar sus bosques y hasta la fecha los han conservado.

Vinieron después las empresas paraestatales y organismos públicos descentralizados como PROFORMEX en Durango, PROFORTARAH en Chihuahua y Vicente Guerrero en Guerrero, las cuales tuvieron su nacimiento, esplendor y muerte, por problemas sociales y corrupción de algunos funcionarios.

De manera más o menos paralela en la década de los 70´s comenzó una política forestal orientada al manejo forestal comunitario y a promover la capacitación de los productores forestales para apropiarse de la actividades de campo, con la asesoría de técnicos forestales tanto de la entonces Dirección de Desarrollo Forestal de la Subsecretaría Forestal y de la Fauna, como de las Unidades de Administración Forestal a cargo de profesionales forestales, responsables de esas nuevas áreas integradas por ejidos, comunidades y propiedades. Esta figura evolucionó a las Unidades de Manejo Forestal administradas integralmente por las asociaciones de silvicultores, para atender todas las funciones forestales.

En 1985 se celebró el IX Congreso Forestal Mundial en México, habiendo participado ministros, secretarios y jefes forestales de numerosos países. En la clausura del Congreso, el presidente De Lamadrid, de tristes recuerdos, declaró que los Bosques y las Selvas eran Prioridad Nacional, que además había sido uno de sus slogans de campaña. Según recuerdo, la clausura de ese evento mundial fue el 10 de julio de ese año. A los 10 o 15 días posteriores ¡desaparecieron la entonces Subsecretaría Forestal! por cuestiones de restricción del gasto público, supuestamente. Esto es a lo que se llama incongruencia de políticas públicas, que declaran una cosa y hacen lo contrario.

Reconociendo el error cometido al desaparecer a esa importante subsecretaría, al año siguiente se creó un programa especial con el cual se estableció la primera Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), con carácter intersecretarial y con tareas perfectamente definidas, siendo su Secretario Ejecutivo León Jorge Castaños Martínez. La integraron como dependencias que la validaron las Secretarías de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), Reforma Agraria (SRA) y Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE). Se inició el Programa de Acción Forestal Tropical del sureste de México (los siete estados), se gestionó y se logró la Ley Forestal de 1986, se fortalecieron las organizaciones forestales sociales y se gestionaron importantes recursos para el desarrollo forestal con el BID y el Banco Mundial, entre otras.

Con el cambio de gobierno en 1988, se terminó el programa que dio origen a esta primera CONAFOR, restaurándose la Subsecretaría Forestal, dentro de la Secretaria de Agricultura, hasta 1994 en que nuevamente la fusionaron en la naciente Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) como subsecretaría de recursos naturales. Así estuvo funcionando hasta el año 2000 cuando hubo cambio de gobierno federal creándose la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), quitándole la pesca, que la pasaron a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).

Nacimiento difícil, ¿vida corta?

AL AÑO DE INICIADO el gobierno del presidente Fox, se creó por decreto presidencial del 4 de abril de 2001, la nueva Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) como Organismo Público Descentralizado con patrimonio propio, sectorizado en la SEMARNAT. Si hay que reconocerle algo bueno a Fox, es precisamente haber creado la CONAFOR, siendo secretario de SEMARNAT Víctor Lichtinger y el primer Director General Alberto Cárdenas.

La CONAFOR nació prácticamente sin recursos propios, sino con transferencias que le hicieron de la SEMARNAT. Se establecieron 13 gerencias regionales que la Comisión Nacional del Agua, dio cobijo en sus oficinas, prestando vehículos, computadora y secretaria, con lo que se empezó a dar vida a esta institución. Cada gerencia regional abarcaba desde uno a cinco estados cada una. Para el siguiente año se logró un presupuesto de alrededor de 5,500 millones de pesos, con lo que se consolidaron las gerencias regionales y las oficinas centrales, así como importantes apoyos los recursos forestales. Hay que destacar que el presupuesto dedicado a la administración era menor al 10% del gasto total y lo demás fue para apoyos directos a los productores forestales en toda la gama de acciones que implica este sector.

Vinieron los cambios de directores y funcionarios con los cambios de gobiernos, incrementando notablemente el aparato administrativo, convirtiéndose las oficinas centrales en lugar de bellas modelos. En el periodo de Peña Nieto, la CONAFOR, como prácticamente ocurrió en todas las dependencias y organismos públicos, se convirtió en una agencia de empleos para sus amigos y para negociación política. Las gerencias regionales desaparecieron y se quedaron solamente las gerencias estatales, cuyos titulares fueron designados, no por méritos técnicos o experiencia en el ramo, sino por interés político negociado por el súper subsecretario de Gobernación, Nava Miranda, hoy flamante legislador del PRI, con los políticos locales o mandados desde el centro.

Con la elección del nuevo gobierno, se dieron los cambios tradicionales, para dar paso a la Cuarta Transformación (4T), en donde la bandera fue el ataque a la corrupción e impunidad, lo cual se detectó prácticamente en todas las esferas de gobierno y la CONAFOR no fue la excepción.

Lic. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México: este es uno de tantos llamados que le hacemos para que reconsidere esa decisión de dejar a la CONAFOR a punto de su extinción, porque ya la historia nos ha dado lecciones muy dolorosas para el país, cuando se ha desaparecido o minimizado al sector forestal, sin reconocer la importancia que tiene, no sólo reforestando un millón de hectáreas, cuando hay más de 50 millones que atender.

Ingeniero Agrónomo Especialista en Bosques, por la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, Texcoco, Estado de México (hoy Universidad Autónoma de Chapingo); Maestro en Ciencias y candidato a Doctor en Recursos Naturales por The University of Michigan, en Ann Arbor, Michigan; Consultor en Recursos Naturales, Ambiente y Desarrollo.

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