DE ADICTO A ADICTO
La negación, la NO aceptación
Gracias a Dios, hoy no amanecí crudo, ni destilando alcohol hasta por los poros, no traigo ansiedad, ni lagunas mentales, recuerdo muy bien todo lo que hice ayer, hoy, estos limpio.
Ernesto Salayandía García
Me siento libre y motivado a escribir mi artículo semanal como lo he hecho en 20 año, semana a semana, he escrito, cerca de mil columnas De adicto a ADICTO, a mí me costó mucho trabajo aceptarme como alcohólico, no iba satisfecho ni convencido a las juntas de los Alcohólicos Anónimos y menos cuando me subía a la tribuna y me presentaba.
“Hola buenas noches, soy Ernesto, alcohólico.” Como en todo, tuve que vivir mi propia experiencia y sufrir mis propias consecuencias.
EN MI NEGACIÓN, fui de turista a los grupos de AA, por supuesto que no me quede, muy a pesar de que mi vida por mi consumo diario de alcohol y cocaína, era prácticamente un verdadero desastre, ya te la sabes, depresión permanente y crónica, sentimientos encontrados, frustración y un intenso dolor del alma, comandado por la soledad.
LLEGUE a Oceánica más por una promesa que le hice a mi esposa, que por convencimiento y bajo mis propias condiciones, acepte el tratamiento de 35 días, pero no me derrote, ni me acepte, no me rendí ante el alcohol y las drogas, ni por enterado de mi enfermedad que es mental, física, emocional y espiritual, nunca supe del cúmulo de defectos de carácter, ni de mis nefastos apegos, mucho menos de mis temperamentos, desconocía los rasgos de mi personalidad, igual, de mis patrones de conducta, pensé por muchos años que solo tenía un problema por mi manera de beber y por consumir drogas, lo que ya me había mercado con rotundos fracasos en todo los sentidos y mi vida se había tornado en un callejón sin salida, atrapado en las sustancias y conductas toxicas, siendo una vida en blanco y negro.
Un ayer entre las tinieblas
VÍCTIMA de un alto nivel de ansiedad, me fumaba cerca de tres cajetillas de cigarrillos, uno cada diez minutos, me inyectaba Nubain, morfina sintética tres miligramos, tres veces al día, perdía todo el día recorriendo farmacias, buscando la sustancia y no descansaba hasta que me arponeaba la nalga con la jeringa completa de Nubain, la droga me generaba fuertes dolores de cabeza, depresión aguda, encontré “ alivio” en los anti depresivos, por supuesto me hice fármaco dependiente, me prendí del Rivottil, Lexotan, Taffil, Valium y establecí una muy fuerte dependencia que difícilmente me sacaban del hoyo, había depresión, sin báñame, sin trabajar, que duraban más de cinco días y ahí me tiraba al drama, secuestrado por la loca de la azotea con esos pensamientos psicóticos, patológicos, recurrente, por demás obsesivo.
Vaya, todo un estuche de monerías. Sin incluir mi celotipia infernal, obsesión que mata y que por ella, perdí el sano juicio, me volví loco y una vez que mi mujer sugirió a alguien que yo necesitaba ayuda psiquiátrica, me ofendí tanto, que procesé una demanda por difamación de honor en su contra, por supuesto, que la droga me robó mi estabilidad mental y económica, me robó a mi familia, el sano juicio, me despojó de mi dignidad y ahora comprendo por qué no pude derrotarme, sé ahora, el por qué un borracho se resiste a reconocer su grave enfermedad, sé el por qué un drogadicto sufre y no quiere ayuda, precisamente porque yo vengo de ahí, de ese maldito infierno. Negación. Mal de muchos, consuelo de tontos. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
La borrachera seca
EN MI SEGUNDA época, después de que termine mi proceso en el centro de rehabilitación donde nací, llegue al grupo, vi caras conocidas y el gordo Erick me dio las llaves de la cafetería y me hizo el cafetero en jefe, gracias a ello, no falte ni un día en los próximos tres o cuatro años que estuve militando, entrando a las 6 de la mañana, pero yo no me sentía bien, no veía mi progreso, pasaban los días y seguía igual de neurótico, peleando mañana tarde y noche con mi mujer, celoso empedernido, maniaco depresivo, intolerable, muy irritable y por supuesto farol de la calle oscuridad de mi casa, en el grupo era todo dulzura y en mi casa el huracán rugiente, el neurótico de siempre, el cavernícola emocional a todo lo que da, es decir, yo iba nada más a calentar la banca.
Juntas y juntas y no juntas nada. No me daba cuenta de la magnitud de mi enfermedad, solo había tapado la botella, lo que hace cualquiera, dejar de tomar, sin trabajar mi ansiedad, mis defectos de carácter, sin comprender mi real sentir, mi real vivir, víctima de la borrachera seca y la verdad le puse acción, me la pasaba dando servicio, iba a la Cruz Roja en Ejército Nacional y al Hospital Español a dar el mensaje a los accidentados a consecuencia de los excesos de alcohol, me refugié en un grupo de 24 horas en Barranca del Muerto, ahí empecé a escribir La Saliva del Diablo, mi tercer libro y el primero de adicciones, fui a varias partes a hacer el cuarto y quinto paso, que es una experiencia espiritual busqué y busqué, pero, yo seguí igual o peor, mi mujer me decía muy enojada; mejor vete a drogar, estabas mejor drogado que ahora. Estas insoportable. Valiendo monjas, solo que sin drogarme.
Maldita enfermedad perversa del alma
NO QUERÍA VER mi realidad, a ciencias cierta no había detectado las causas que originaba mi tendencia alcohólica, mi obsesión compulsiva por las drogas, desconocía que mi enfermedad es genética y mis antecedentes me hacen susceptible, no sabía nada de mis defectos de carácter, que soy, don ego, no entendía de mis actitudes infantiles, ni del porqué soy tan, pero tan neurótico y en la medida que ha pasado el tiempo, he llegado a entender la complejidad de mi enfermedad, saber porque estuve tan negado, en la cerrazón completa, el no aceptar ayuda de nadie, a pesar de que me estaba muriendo en vida, hundido en un mar de incongruencias y de justificaciones, hoy veo mi cruda realidad y me acepto como un enfermo emocional, así me presentó en público y me digo:
Soy maniaco depresivo, cocainómano, fármaco dependiente, neurótico empedernido, celoso, adicto compulsivo, infantiloide, engañifa… hipersensible, soy un alcohólico, drogadicto en recuperación, solo por la gracia de Dios.
El bebé eterno
HAY PERSONAS que no quieren crecer, que les gusta que les cambien los pañales, que les resuelvan su vida, dependen para todo de su esposa o de su mamá, en el trabajo dependen de sus compañeros y jefes, son seres inútiles, indecisos, secuestrados por la duda, víctimas de la especulación; será o no será, lo hago o no lo hago. No saben pedir las cosas, cuando su mujer no acepta hacer el amor, hacen un drama, igual que cuando un niño se arroja al suelo y patalea en el súper porque no le compraron el balón de futbol que quería.
Este bebé eterno, es perezoso por naturaleza, no asume su responsabilidad ni académica ni laboral, mucho menos matrimonial, parece que su esposa, es su mamá, o al menos él la ve de esa manera, no es pareja, es un ser distante, egocéntrico, soberbio que solo piensa en él, no cierra círculos, es hipersensible, de todo se reciente y de un piojo hace un caballero, hace un mitote, de un pum.
Imagínate. Es de los que no saben guardar secretos, es chismoso, mentiroso, no logra cultivar amistades porque a todo el mundo le pone, pero y ve los defectos de carácter de los demás; son seres difíciles de tratar por su comunicación austera o nula, como bebé eterno, hace berrinches por todo y por nada; neurótico, violento y se enoja, la mayoría de las veces por cosas infantiles, que no tienen la mayor importancia. ¿Conoces a alguien así?
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