RÍO DE JANEIRO, (Sputnik), 2 de enero de 2018.- El expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) restó importancia al impacto social que pueda tener una eventual condena en segunda instancia del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), lo que le apartaría de la carrera presidencial para este año y podría llevarle a la cárcel.
“No creo que la población tiemble en sus bases por eso, no creo que el país tiemble en función de eso”, dijo Cardoso en una entrevista publicada por el diario Estado de São Paulo.
No obstante estas declaraciones, el exmandatario dijo que una condena sería “mala” para el país, aunque desestimó que eso pueda suponer algo grave.
El expresidente Lula da Silva será juzgado el próximo 24 de enero por el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región, que deberá decidir si mantiene en segunda instancia la condena de nueve años y medio de cárcel impuesta por el juez de la operación Lava Jato, Sérgio Moro.
El líder izquierdista está acusado de haber cometido un delito de corrupción pasiva por presuntamente haber aceptado como forma de soborno un apartamento de lujo de manos de la constructora OAS, una de las implicadas en la trama corrupta de Petrobras.
Para el conservador Cardoso, presidente de honor del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), antecesor de Lula y una de las figuras más relevantes de la derecha en Brasil, la formación de Lula, el Partido de los Trabajadores (PT), se centrará en la idea de la “persecución” si el expresidente es condenado.
Los principales dirigentes del PT llevan avisando desde hace tiempo que unas elecciones sin Lula serán un fraude y subrayan que el expresidente es víctima de una estrategia mediática y judicial que quiere evitar que llegue de nuevo al poder.
Cardoso también lamentó que a pesar de los indicios de corrupción Lula sea líder en todas las encuestas de cara a las elecciones de octubre, lo que atribuyó al nivel educativo “relativamente poco desarrollado” de la mayoría de la población.
Respecto a su partido, que tradicionalmente siempre dominaba el espacio del centro-derecha y lideró la oposición en los años de Lula y Dilma Rousseff (2011-2016) no despejó dudas sobre cuál debería ser el candidato en las elecciones presidenciales.
Aunque todo apunta a que el gobernador del estado de São Paulo, Gerlado Alckmin, será el elegido, Cardoso remarcó que éste “tendrá que probar” que es capaz de unir al centro del espectro político y se mostró abierto a apoyar a otro hipotético candidato que logre hacerlo.
El PSDB también sucumbió a la crisis política que vive Brasil desde el “impeachment” de Rousseff debido a graves escándalos de corrupción, a su apoyo al impopular Gobierno de Michel Temer y a que perdió el dominio del área conservadora.
En un espacio cada vez más polarizado esa posición la ocupó el diputado ultraderechista Jair Bolsonaro (Partido Social Cristiano), que aparece en segundo lugar en las encuestas de cara a las elecciones de octubre de este año.
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