RUSIA, (Sputnik), 20 de noviembre de 2020 .- El 20 de noviembre de 1990, los agentes de un grupo de investigación detuvieron al asesino en serie y caníbal Andréi Chikatilo, quien durante muchos años infundió terror en toda la URSS. Las autoridades tardaron casi una década en atraparlo.
El Carnicero de Rostov, el Destripador Rojo y el Destripador de Rostov, como se le conocía, fue detenido como resultado de una operación especial a gran escala llamada Lesopolosa (Cortina Forestal, en ruso), bajo supervisión directa del Comité Central del Partido Comunista. La investigación reveló que el exprofesor de idioma ruso y literatura había estado involucrado en una serie de asesinatos, violaciones y abusó a una docenas de personas, la mayor parte de las cuales eran menores.
Cómo logró evadir la justicia
Toda esta historia no habría ocurrido si los agentes hubiesen logrado probar su culpa a tiempo, ya que Chikatilo fue detenido por primera vez el 14 de septiembre de 1984 por acosar a jóvenes en el transporte público. Ese año fue el más violento para el Carnicero de Rostov, mató a un total de 15 personas llevando su total de víctimas a 32.
Otra cosa que ayudó al antisocial fue el hecho que el análisis de sangre que le hicieron mostró un resultado incorrecto debido al contenido microbiano del material recolectado. Esta pista clave pudo descubrirse gracias al semen del asesino hallado en una de sus víctimas.
Como resultado de estos hechos, Chikatilo fue puesto en libertad. Luego lo detuvieron de nuevo e incluso lo sentenciaron a un año de trabajo correccional por haber robado una batería.
Un expediente de tontos
Su primer asesinato lo cometió en 1978, al asesinar a una niña de 9 años. Este crimen cayó en el olvido hasta 1990, año en el que el exprofesor se atribuyó la responsabilidad. De hecho, los cargos por este asesinato incialmente se le imputaron a Alexandr Kravchenko, quien posteriormente fue reconocido culpable, condenado a muerte y fusilado.
Posteriormente, se cometieron homicidios en distintas ciudades hasta el 28 de agosto de 1983, cuando en el mismo lugar donde se halló la primera víctima, se encontró el cadáver de un niño de 7 años. Dado que ambos casos se parecían, los investigadores locales no tardaron en darse cuenta de que se habían topado con un asesino en serie.
El 6 de septiembre de 1983, estas dos causas penales se unieron en una sola, bajo la orden del vicefiscal de la provincia de Rostov y se formó un grupo de investigación para atrapar al responsable. Al día siguiente, los agentes detuvieron a un sospechoso. Se trataba de Valeri Shaburov, de 20 años de edad, quien era paciente de un internado psiquiátrico y había sido diagnosticado con oligofrenia moderada.
Mientras tanto, los asesinatos continuaron. El 28 de octubre de 1983, en las afueras de la ciudad de Novoshájtinsk, fue encontrada una mujer asesinada.
La policía también detuvo a Yuri Kalenik y otros sospechosos. Durante el chequeo de su testimonio en la escena del crimen, Kalenik reveló cómo atacaba y mataba, apuñalando a sus víctimas en los ojos y en el pecho. Es interesante que las confesiones de Kalenik pronunciadas en el interrogatorio se distinguían de sus declaraciones en las que aseguraba que se había difamado a sí mismo y a sus cómplices debido a la presión ejercida por sus compañeros de celda en la cárcel.
El 11 de noviembre, Kalenik confesó su culpa de otros asesinatos. No obstante, los nuevos crímenes fueron revelados después de su arresto. Además, su muestra de sangre no coincidía con la del asesino.
De hecho, Kalenik era igual que otros sospechosos, quienes previamente habían recibido tratamientos psiquiátricos. Por ello, la investigación del expediente de Chikatilo realizada hasta 1985 había sido bautizada como un caso de tontos y hasta ahora se le sigue conociendo con este nombre despectivo.
Issa Kostoev, jefe adjunto del departamento de investigación de casos particularmente importantes de la Fiscalía General, fue el encargado de controlar la marcha de la investigación. Recuerda que el experto de la Fiscalía Vladímir Kazakov fue enviado desde Moscú a la provincia de Rostov para ayudar a las autoridades locales.
El 10 de noviembre de 1985, el consejero superior de Justicia se hizo cargo del expediente. Se considera que a partir de aquel día comenzó la investigación eficaz del caso de Andréi Chikatilo. Tras un análisis pormenorizado de todos los documentos, su equipo descartó más de 100 volúmenes con información considerada irrelevante para el caso.
El renovado equipo de investigación reanudó muchos otros casos, interrogó a todos los acusados de violaciones y a los enfermos mentales. Se solicitaron datos de todas las repúblicas, provincias y regiones de la Unión Soviética y se recibió información sobre personas desaparecidas, así como sobre asesinatos similares a los de Rostov.
Como resultado de estos esfuerzos, los investigadores entendieron que el maníaco misterioso solía propinar golpes múltiples en los ojos de sus víctimas, cortaba sus órganos sexuales internos y externos, y se llevaba consigo su ropa y la tiraba a una corta distancia de la escena del crimen.
La justicia tarda, pero nunca falla
En 1985, el equipo de investigación anunció el lanzamiento de la operación Cortina Forestal. Se realizó en los bosques cerca del ferrocarril donde se encontraron varios cadáveres. Gracias a la cooperación con el psiquiatra Alexandr Bujanovski, la policía excluyó a los enfermos con trastornos mentales, menores, onanistas y homosexuales de la lista de sospechosos y desarrolló un retrato del posible maníaco: un hombre que iba frecuentemente a comisiones de servicio y se traslada en trenes.
La operación continuó tres años hasta que Chikatilo fue detenido por tercera y última vez mientras salía del bosque cerca de la estación Leskhoz, donde mató a Svetlana Korostik de 22 años.
“El maníaco tragó la punta de la lengua de su última víctima, al igual que sus pezones. Tiró el resto de lo que consiguió cortar del cadáver. Lo ocultó entre las hojas, cubriendo encima con tierra. Lo cortaba con un cuchillo plegable con un mango de plástico rosa”, recordó el agente Evseev.
A Chikatilo lo ejecutaron el 14 de febrero de 1994. Tras llegar al lugar de su ejecución, el hombre se mostró tranquilo, recordó en una conversación con Argumenti i Fakti uno de los responsables de hacer cumplir la justicia que prefirió mantenerse en el anonimato.
“Probablemente hubiese confiado en los representantes del convoy que le dijeron que lo llevaban a Moscú para examinar”, concluyó el interlocutor.