(Infobae) 7 DE MARZO 2021.- El Pontífice visitó la ciudad de Qaraqosh, de la que sus habitantes de mayoría cristiana tuvieron que huir tras la llegada del Estado Islámico. Allí, escuchó los escalofriantes testimonios de aquellos días de 2014, cuando más de 150.000 personas escaparon de los yihadistas
Procedente de la devastada Mosul, donde pudo ver la destrucción causada por los yihadistas y los meses de combates, el Papa llegó para el rezo del ángelus a la catedral de la Inmaculada de Qaraqosh, a la que los cristianos llaman en arameo Bajdida, totalmente reconstruida tras ser quemada por los yihadistas.
Cantos y niños con flores en las manos acompañaron la llegada de Francisco a esta imponente catedral, que fue quemada y completamente destruida por el EI y cuya reconstrucción concluyó hace pocos meses.
“Nuestro encuentro demuestra que el terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra. La última palabra pertenece a Dios y a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte”, dijo a los fieles. “Ahora es el momento de reconstruir y volver a empezar, encomendándose a la gracia de Dios, que guía el destino de cada hombre y de todos los pueblos. ¡No estáis solos! Toda la Iglesia está con ustedes, por medio de la oración y la caridad concreta”, afirmó.
Los animó “a no olvidar quiénes son y de dónde vienen, a custodiar los vínculos que los mantienen unidos y a custodiar sus raíces” y aunque “la fe puede vacilar, cuando parece que Dios no ve y no actúa”, como en los días más oscuros de la guerra, y también en estos días de crisis sanitaria global y de gran inseguridad, “en estos momentos, acuérdense de que Jesús está a su lado”.
Pero, además, Francisco les pidió tener “la capacidad de perdón y al mismo tiempo la valentía para luchar”. “El perdón es necesario para permanecer en el amor, para permanecer cristianos. El camino hacia una recuperación total podría ser todavía largo pero les pido, por favor, que no se desanimen”.
Francisco escuchó los escalofriantes testimonios de aquellos días de 2014, cuando más de 150.000 cristianos escaparon de los terroristas con lo poco que pudieron.
“La mañana del 6 de agosto, Bajdida se despertó con el ruido de los bombardeos. Todos sabíamos que ISIS estaba llegando porque tres semanas antes había invadido algunas ciudades y pueblos yazidíes. Por eso dejamos nuestras casas, pero volvimos tres días después”, contó Doha Sabah Abdallah, de 38 años.
Pero aquella mañana “oímos un estruendo enorme, un golpe de mortero que nos obligó a salir de nuestras casas. Las voces de los niños jugando fuera callaron y se sintieron los gritos de los adultos”.
Doha perdió en ese ataque a su hijo pequeño, otro niño y su vecina, una joven que se iba a casar en breve. “El martirio de estos tres ángeles fue un clara advertencia. Nos teníamos que ir, si no hubiera sido por estas muertes nos habríamos quedado y habríamos caído en las manos de ISIS”.
“Sus muertes nos salvaron la vida, aunque sea duro de aceptar” dijo esta mujer ante el Papa.
MOSUL, LA CIUDAD QUE ISIS DEJÓ EN RUINAS
El Papa ha afirmado que “la paz es más fuerte que la guerra” al presidir una oración por las víctimas de todas las guerras en la plaza de Hosh al Bieaa (de las cuatro iglesias) en Mosul, liberada en 2017 tras ser durante tres años el gran bastión del autodenominado Estado Islámico (EI), cuya acción ha definido como una “tempestad tan deshumana”. “Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan deshumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas -musulmanes, cristianos, yazidíes y otros- desalojadas por la fuerza o asesinadas”, ha señalado Francisco.
El Papa tambén presidióuna oración en medio de las ruinas de la ciudad devastada que todavía está en fase de reconstrucción, precisamente en el mismo lugar en el que el líder de los yihadistas, Abú Bakr al Baghdadi, proclamó en 2014 el califato.
La plaza está rodeada por cuatro iglesias de diferentes ritos y denominaciones cristianas: católico siríaco, ortodoxo sirio, ortodoxo armenio y católico caldeo, que fueron dañadas o destruidos durante la ocupación de ISIS.
“Aquí en Mosul las trágicas consecuencias de la guerra y de la hostilidad son demasiado evidentes. Hoy, a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra”, ha sentenciado.
En octubre de 2016 -y con apoyo aéreo de Estados Unidos y sus aliados- las tropas iraquíes iniciaron una campaña militar para liberar la ciudad. Al combate también se unieron combatientes kurdos, tribus árabe-suníes y militantes chiíes. La ciudad de Mosul fue finalmente liberada en 2017.
“La voz del odio y de la violencia nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por quienes profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción”, ha señalado el Papa.
La crisis humanitaria en Mosul provocó que cerca de medio millón de personas, entre ellas 120.000 cristianos, se vieron obligadas a dejar sus casas y emprender un viaje incierto en busca de un futuro mejor.
El Papa ha lamentado el desplazamiento forzoso de muchas familias cristianas que tuvieron que abandonar sus casas lo que ha supuesto una “trágica disminución de los discípulos de Cristo” y “un daño incalculable”. En este sentido, ha defendido el regreso de la comunidad cristiana a Mosul para “asumir el papel vital que le es propio en el proceso de sanación y renovación”.
Naciones Unidas (ONU) han calificado la visita del Papa a la ciudad iraquí de Mosul como un “símbolo de esperanza”. “La visita de @Pontifex a la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, este fin de semana será un símbolo de esperanza y una oportunidad para unir fuerzas por la paz y la unidad”, ha señalado la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en su cuenta de Twitter.
BENDECIRÁ UNA ESTATUA DECAPITADA DE LA VIRGEN
El Papa tiene previsto bendecir, en la penúltima etapa de su viaje a Irak, una estatua de la Virgen María que fue decapitada en la aldea cristiana de Karamles, ubicada entre Mosul y Erbil, durante la ocupación de las aldeas de las llanuras de Nínive por parte del Estado Islámico entre 2014 y 2017.
La estatua permanece sin manos porque fueron cortadas por los terroristas. Tampoco tenía cabeza pero fue restaurada y se la volvieron a unir. La bendición tendrá lugar este domingo durante la misa que celebrará en el estadio de Erbil, capital del Kurdistán iraquí, el evento más multitudinario del viaje al que se espera que acudan cerca de 10.000 católicos iraquíes.
Según datos de las autoridades locales de Kurdistán, unas 4.500 personas se registraron para la presenciar la eucaristía que estará blindada por estrictas medidas de seguridad. Para entrar se requerirá una tarjeta de identificación especial emitida por la Universidad Católica de Erbil.
El primer día del viaje a Irak, el Papa tuvo el primer contacto con una iglesia que fue blanco de la violencia terrorista. Tuvo un encuentro con el clero del país en la catedral católica siríaca de Nuestra Señora de la Salvación, también conocida como Sayidat al Nejat, que en 2010 sufrió un brutal atentado durante la celebración de una Misa dominical en la que murieron unas 50 personas, entre ellos dos sacerdotes.
El proceso de beatificación de los católicos que murieron dentro de la iglesia avanzó de la fase diocesana hasta el Vaticano en octubre de 2019.
VP/INTERNACIONAL/Redacción.