Voces del Periodista Diario

El Servicio de Sanidad de los Cascos Azules Argentinos y su accionar en el Campo de Batalla en la Ex-Yugoslavia

 

Por Ricardo Alberto Orlando

Al abrazar la vocación como soldado al servicio de la patria nos encontramos que formamos parte de un sistema articulado en donde cada persona que lo compone lleva implícita una misión y que constituye una parte de un todo.

Es así, que cuando formamos parte de las estructuras que componen las Operaciones de Mantenimiento de las Paz en el exterior nos sentimos identificado cada uno cumpliendo con su función. Pero sin embargo no cabe duda que al momento de estar en juego nuestras vidas o quizás sufrir alguna heridas por efectos de una guerra, el papel que juega el servicio de sanidad es esencial. En este sentido, nos vamos a centralizar particularmente en el desempeño que tuvieron los Cascos Azules del Servicio de Sanidad que integraron el ex Batallón Ejército Argentino 7 (BEA 7), desarrollando una Operación de Mantenimiento de la Paz en el exterior, y que se encontraban desplegados en la Eslavonia Occidental de la ex Yugoslavia durante el período 27 de enero hasta el 24 de julio del año 1995. Si bien por aquellos años el mundo se debatía en una crisis existencial de intereses regionales con una inestabilidad incierta e insegura, el conflicto armado que se estaba desatando entre serbios y croatas en la ex Yugoslavia no sería la excepción.

Dado a este panorama, la misión UNPROFOR/ONURC de las Naciones Unidas en Croacia junto a organismos gubernamentales y no gubernamentales establecieron varios programas proactivos de capacitación para hacer frente a contingencias en situaciones de emergencias imprevistas, en donde albergaba posibles escenarios de campos de batallas y el accionar de la asistencia humanitaria hacia escenarios que pudieran ser gravemente comprometidos.

En este sentido, el Servicio de Sanidad del sector argentino no quedó excluido para cumplir con este requisito. A tan solo pocos días del arribo del contingente argentino a la República de Croacia comenzaron en Zagreb a dictarse los seminarios sobre Cirugía de Guerra, cuyos temas se relacionaban con los “Principios de la Cruz Roja Internacional sobre Cirugía de Guerra” y “Anestesia en el Campo de Batalla en situación de bajos recursos”, participando en representación del BEA 7 el Teniente Primero Médico ANIBAL ACUÑA y el Teniente Primero Médico ROBERTO CASTELLI. Además, este programa de capacitación continuó su curso durante las semanas siguientes y se siguió realizando en el mismo lugar intercalando temas referentes a la “Ley Humanitaria Internacional y Convención de Ginebra”, en donde también participó el personal médico del BEA 7.

Los temas como “Fiebre Hemorrágica, Manifestaciones Clínicas, Diagnóstico, Tratamiento y Prevención”, ya comenzaban a tratarse en cada charla, lo que se sumó en varias ocasiones la presencia y participación del Jefe del BEA 7, que junto al personal médico compartieron temas sobre los Derechos Humanos; Uno de estos temas fue desarrollado en el Cuartel General del Sector Oeste dirigido por el Civilizan Affair del HQ Zagreb. Todo este programa sanitario iba a tener su fruto y sumado a la vasta experiencia profesional del personal de Cascos Azules del Servicio de Sanidad Argentino a partir del 01 de mayo de 1995, momento en el cual a raíz del quebrantamiento de todos los acuerdos en el sector oeste por parte del ejército croata se reiniciaron las hostilidades a través de la “Operación Relámpago”, generando entre otros aspectos el bautismo de fuego del Batallón Ejército Argentino 7.

Durante aquellas horas tensas durante las Hostilidades en el sector oeste surgió un hecho trascendente ocurrido durante los enfrentamientos que se sucedieron en la localidad de Pakrac en donde el personal del puesto socorro acudió el auxilio en cercanía del puesto WA 14, con la finalidad de atender a un personal civil serbio que se encontraba herido a causa de un proyectil que había impactado en sus piernas. Mientras se fueron dando los combates durante todo el trascurso de la mañana, ya llegado el mediodía de aquel 01 de mayo de 1995, el Jefe del Batallón Argentino ordenó el repliegue del personal que se encontraba en el puesto socorro en BATINJANI, y que se dirigiera a la Base Hotel en la ciudad de Pakrac.

Este cambio de posición del puesto socorro se había producido por razones estratégicas. Pocas horas después, el puesto socorro se trasladó a la localidad de GAVRINICA para atender un personal civil serbio con había sufrido una herida en su abdomen por el impacto de un proyectil. Al ser examinado en el lugar y comprobar la gravedad de la lesión ocasionada, el personal sanitario del Batallón Argentino decidió el traslado inmediato de la persona herida hacia el hospital que se encontraba ubicado en la localidad croata de Pakrac.

Más allá de todos aquellos hechos ocurridos durante la primera semana de mayo de 1995, no debemos dejar de mencionar aquellas tareas que realizó el personal del Servicio de Sanidad del Batallón Argentino durante casi toda la misión, que fue la de llevar a cabo un cronograma de asistencia domiciliaria sanitario en donde acudían a prestar los primeros auxilios a poblaciones que se encontraban imposibilitadas de recursos, brindando también la asistencia humanitaria para el traslado hacia los centros médicos como hospitales para que pudieran atenderse sus emergencias.

Una de las actividades en la que fue indispensable la presencia de las mujeres voluntarias enfermeras cascos azules del Batallón Argentino se trató en las visitas sanitarias, dado a que casi en su totalidad los pobladores predicaban el culto musulmán de diferentes etnias y pocos eran cristianos, y en donde se autorizaba a ingresar a las vivienda solamente al personal femenino del equipo sanitario; rara vez solían acercarse a la ambulancia para ser asistidos; las esposas e hijas de familias con dificultades de salud solo eran asistidas por las mujeres voluntarias enfermeras que, en muchas ocasiones, cumplían la función del médico con la supervisión de este.

Asimismo, en varias ocasiones han tenido que dar la triste novedad durante cada recorrida de encontrar dentro de los domicilios personas ya fallecidas y en un estado avanzado de descomposición. Pero más allá haber atravesado el desafíos frente a riesgos y peligros extremos en cada acción y tarea realizada durante los combates, aún le esperaría atravesar al Servicio de Sanidad del Batallón Argentino un reto jamás imaginado en su profesión y que se encuentra implícito en la propia esencia de todo Casco Azul que viste los colores de las Naciones Unidas, y que fue la tarea de brindar en primera persona la ayuda humanitaria para la realización del traslado de refugiados a través de la “Operación Pasaje Seguro”, desde Croacia hasta Bosnia y Herzegovina.

Pasaje Seguro fue una operación planificada, organizada y ejecutada bajo la responsabilidad de los Cascos Azules que estaban a cargo del sector oeste y destinada para el traslado del personal civil serbio del sector de Pakrac y alrededores, que habían sido expulsados de sus hogares convirtiéndose en refugiados en busca de áreas protegidas.

La participación que tuvo el personal del Servicio de Sanidad del Batallón Argentino en esta operación fue sumamente esencial y decisiva sobre la asistencia y el cuidado de la población civil: mujeres, niños, niñas y ancianos, trabajando junto en coordinación con personal del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la ardua tarea de brindar la asistencia y la ayuda humanitaria durante los preparativos de cada convoy; en cada viaje en el traslado de las largas caravanas de vehículos que superaban los tres kilómetros de largo; y que luego de finalizar su recorrido eran recibidos en los campos de refugiados acondicionados por la ONU.

Testimonio de la Suboficial Principal retirada Enfermera RAMONA SUSANA VEGA.

Quisiera comenzar diciendo que fui seleccionada entre mis pares enfermeras luego de una ardua y exigente selección para integrar el Batallón Ejército Argentino 7, que sería desplegado bajo el mandato de las Naciones Unidas en la ex Yugoslavia. Mi rol de combate fue integrar el Servicio de Sanidad del Batallón Argentino en la ciudad de Camp Polom en Croacia. En aquel sector una de las actividades que realizaba junto al resto de mis camaradas era cumplir con un servicio de turno que duba las 24 horas del día.

Las instalaciones eran cómodas y adecuadas compuestas de conteiner metalizado, revestido y adaptados para uso edilicios, lo que facilitaba las condiciones de habitabilidad y actividades profesionales. En nuestro caso contábamos con dos conteiner: uno en donde registrábamos al personal de turno diario, con médico y enfermero, y un segundo conteiner equipado para examen médico, y consulta; también un espacio que denominábamos shok room para realizar tratamientos de enfermería y registros de pacientes.

Además, disponíamos de un sector que obraba como sala de internación para casos leves. Teníamos una unidad ambulancia que se encontraba equipada para traslados de pacientes. Yo en particular me desempeñaba como encargada del Servicio de Farmacia del lugar. Quiero contar que cada Compañía que integraba el Batallón disponía de un enfermero del cual dependía de la Sección Sanidad para reportar todas las novedades. También, recuerdo que el personal de Sanidad recibía conferencias médicas del puesto de Comando de UNPROFOR/ONURC sobre diferentes patologías que nos transmitían los médicos del Batallón

para ser incorporados ante situaciones de crisis o emergencia compleja. Es así que parte de estos conocimientos junto a los ya aprendido fueron utilizados para las actividades que realicé con Sección Ingenieros del Batallón en donde realizaban tareas de limpieza de minas y material explosivo, y mi misión era la de intervenir en caso de producirse algún accidente.

Ahora bien, en lo que respecta a mi experiencia personal durante los momentos que se produjeron los bombardeos en todo el sector, quisiera decir primero que jamás me imaginé encontrar desempeñar mi profesión de enfermera de la manera como la viví en Croacia. En lo personal me encontré con un suceso muy particular en donde me asignaron a una misión por mi rol de combate como enfermera para integrar un grupo que brindaba la seguridad y la custodiar junto a otros camaradas, a borde de un vehículo donde se encontraba el Comandante Jordano; aquel Comandante se dirigía a una reunión para reunirse con autoridades en donde su rol era la de intervenir en las negociaciones para la remediación del conflicto para el cese del fuego.

Durante el trayecto del camino se pude apreciar a la distancia los intensos bombardeos por el fuego cruzado entre serbios y croatas, y al acercarnos con nuestro vehículo cada vez más hacia nuestro punto final sentí la sensación que en cualquier momento podríamos perder nuestras vidas. Yo puse toda mi fe en Dios y su protección divina; pero asimismo sentí que en todo momento me sentí protegida por mis camaradas. Recuerdo que yo acariciaba la bandera argentina que tenía en mi brazalete en el brazo y me sentía orgullosa de pertenecer como soldado al ejército de mi país.

Otro episodio que marcó para siempre mi carrera y profesión como enfermera fue cuando los croatas expulsaron a gran parte de la población serbia durante los combates en esa región; y una vez calmada la situación fui designada para integrar la Operación Pasaje Seguro para brindar la asistencia y ayuda humanitaria a aquellas personas y familias que se encontraban desamparadas. En lo profesional yo apliqué todo mi conocimiento y experiencia adquirida para brindar la atención primaria de sanidad, donde junto a otros camaradas enfermeras nos íbamos relevando en las tareas que realizábamos con nuestros insumos y equipos y médicos disponibles. El idioma no era un impedimento para nosotros; solo bastaba hacer nuestro trabajo, brindar un abrazo, una mirada sincera y una acaricia para aliviar las heridas del alma que tardan en sanar. Aún guardo en mi retina y en mi mente el llanto de una señora muy mayor de edad que me habló en su idioma tratando de decirme que lo que le había sucedido era completamente injusto, porque había perdido todo aquello por lo que lucho toda su vida… su hogar. Y como no entenderla a ella… si se encontraba a la vista la miseria que había dejado la guerra.

En síntesis, esta Operación de Mantenimiento de la Paz en la que participé como Casco Azul de las Naciones Unidas en representación de mi país en el exterior, marcó un antes y un después en mi vida personal y por sobre todo en lo profesional. En aquellos momentos no podía encontrar palabras para explicar lo que sentía, ya que todo me fue nuevo y muy precipitado. Ver todo ese contexto dramático y la destrucción por doquier, en donde las personas luchaban por su supervivencia y por mantener su propia existencia humana, me ocasionaba tristeza y hasta con lágrimas en los ojos me dolía verlos tan desesperados.

Me imaginaba estado en su situación. En fin…me gustaría finalizar diciendo que lo que he contado hasta aquí no me lo contó nadie… yo lo viví. Fue una experiencia que jamás pensé vivirla tan de cerca ni como así tampoco imaginarlo; fue real; y a pesar de los años transcurridos aún mantengo viva la llama de esa experiencia que marcó en adelante mi vida.

Me siento muy orgullosa de haber pertenecido a ese Batallón; y por sobre todas las cosas… el haber abrazado esta profesión con vocación de servicio y un profundo sentido de pertenencia como soldado del Ejército Argentino, al haber reivindicado los valores de nuestra patria.

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