Voces del Periodista Diario

El valor político de la ‘Muerte Cruzada’

 

 

 

Por Mario Ramos

En ciencia política es difícil que ciertas valoraciones políticas sean  expresadas  en términos cuantitativos, es imprescindible considerar la peculiaridad del contexto y el objeto a ser observado, y esto no necesariamente se puede medir. Muchas veces para valorar un fenómeno es indispensable hacer comparaciones y/o hacer abordajes históricos. Además siempre existe la tentación que la postura ideológica sustituya al argumento razonable, y la contingencia política se apodere de un análisis que pretende ser lo más objetivo posible.

Con este preámbulo vamos a enfocar la reflexión para tratar de llegar a alguna conclusión recurriendo a la historia, talvez el abordaje histórico sea fructífero para alcanzar una comprensión de la presente coyuntura política provocada por el uso de la ‘Muerte Cruzada’.

Las preguntas que en primera instancia nos sobrevienen son las siguientes: ¿Mirando la historia del país, qué recursos de poder utilizó el pueblo para deshacerse de un presidente impopular? ¿Con las caídas de los presidentes, qué se logró? ¿Qué recursos de poder tiene el campo popular con la Constitución de Montecristi después de su aprobación en Consulta Popular?

Si miramos la región hay que preguntarse, ¿En dónde ancló más profundo el neoliberalismo con consecuencias hasta el presente? ¿En dónde las privatizaciones fueron generalizadas? Obviamente el neoliberalismo ha sido aplicado en nuestra región de manera diversa y con diferente grado de drasticidad, pero el ejemplo emblemático de neoliberalismo extremo lo tenemos en el Cono Sur. Aquí en Ecuador, gracias a la resistencia popular se logró frenar en gran medida ese neoliberalismo en su expresión más clara: la privatización de los recursos más importantes del país, además de impedir la entrega de la Seguridad Social a la empresa privada como sucedió en Chile, donde los recientes eventos políticos nos dicen que el pinochetismo está muy vigente ya que la derecha comandará la redacción de la nueva Constitución.

Es necesario recordar que el antecedente que precedió a la aparición del ‘correísmo’ fue la Rebelión Forajida que fue consecuencia de una acumulación de situaciones, por decirlo de alguna forma, políticas y sociales, que llegaron a provocar una crisis orgánica del sistema político ecuatoriano, y quiero poner énfasis en esto de orgánico: tres presidentes derrocados y un Estado sin horizonte, entre otros aspectos. Qué ganó el pueblo ecuatoriano en ese espacio histórico. Si bien no logró imponer un gobierno que responda a los intereses nacionales y de las mayorías ya que la derecha logró maniobrar para hacer ‘cambios que nada cambien’, su ganancia fue justamente ponerle un freno al neoliberalismo extremo, la derecha no pudo gobernar a su antojo. En un libro donde analizamos ese hecho histórico expresamos que “la clase política (…) no ha apreciado en toda su dimensión el significado de las movilizaciones ciudadanas de abril, tanto es así, que vemos que no hay cambios sustanciales de comportamiento en su actuación post crisis política” (La Rebelión Forajida, p.13). En consecuencia el resultado final fue que surgió por primera vez en nuestra historia una opción política de carácter nacional-popular con suficiente fuerza para ganar una elección en las urnas. Y pasado el gobierno del presidente Rafael Correa, a pesar de la proscripción y persecución política, pero también de sus errores, los últimos resultados electorales de la Revolución Ciudadana nos dicen que su potencia político-electoral se mantiene.

Cuando no hubo recursos constitucionales ni tampoco un actor político institucional del campo popular con suficiente fuerza para deshacerse de los presidentes neoliberales y del desgobierno en el marco de la formalidad democrática, el pueblo recurrió a las calles. Pero también los Paros Nacionales y/o Estallidos Sociales de Octubre del 2019 y Junio del 2022 buscaron provocar la caída de los gobiernos de Moreno y Lasso y ya la Constitución de Montecristi obviamente estaba y está vigente. Por qué entonces, a pesar de que esas movilizaciones sociales que fueron cualitativamente superiores a las que provocaron la destitución de Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, no tuvieron como consecuencia la caída de Moreno y Lasso. Hay varias razones pero lo fundamental fue que la derecha se mantuvo sólidamente unida ya que había ‘sufrido’ la experiencia del correísmo y se planteó en ese momento sostener a toda costa a sus gobiernos antes que permitir una salida que este fuera de su control.

Sin embargo, la cuestión política evoluciona y la arrogancia característica del banquero Lasso hace que surjan contradicciones en el bloque de la derecha, hasta el punto de romper con el aliado que le ayudó a ganar las elecciones, el Partido Social Cristiano (PSC). Se va acumulando la crisis social y política consecuencia del capitalismo financiero y no regulado que aplica su gobierno, ignorando que ese tipo de capitalismo es el peor enemigo de sí mismo. La agenda gubernamental de Lasso son sus negocios y nada que se parezca a un proyecto de desarrollo nacional.

Esto permite finalmente que los actores políticos de oposición logren reunir las suficientes razones y votos, para que a través de un juicio político llevado a cabo como lo dicta la norma constitucional y cumpliendo todas las etapas legales, se proyecte dar termino al gobierno de Lasso, quien se adelanta, como él mismo lo ha reconocido, a hacer uso de la figura de la Muerte Cruzada, antes de ser destituido por la Asamblea Nacional. Previo a Montecristi, para ilustrar había que declarar loco ipso facto a un presidente para destituirlo. Hoy, a pesar de que Lasso recurrió a la Muerte Cruzada finalmente se ha logrado acortar su nefasto gobierno y eso explica, desde mi punto de vista, que determinadas encuestas señalen que el pueblo ecuatoriano apoye mayoritariamente que se haya empleado ese recurso constitucional, aun sin existir realmente una conmoción social, como forma de deshacerse del gobierno lo antes posible.

Si antes de Montecristi el pueblo ecuatoriano se benefició del canibalismo político de la derecha y con su movilización social dar el pretexto para derrocar gobiernos neoliberales, hoy con la Constitución de Montecristi ha logrado lo mismo recurriendo a la formalidad normativa y poner obstáculos al “proyecto” neoliberal.

Se ha dicho que Lasso gobernará de manera dictatorial o tendrá vía libre para su autoritarismo y plan de negocios, ya que la figura de la Muerte Cruzada acentúa el carácter excesivamente presidencialista de la Constitución. Razones no faltan para pensar así, pero creo que las cosas son más complejas. En primer lugar habría que señalar que en esencia el problema de fondo no está en el diseño constitucional, ya que la verdadera Constitución de un país en última instancia reside en los factores reales y efectivos de poder, y el campo popular no está carente de recursos de poder para obstruir las derivas más autoritarias de Lasso. En segundo lugar, el factor tiempo es un elemento importante a considerar, y este no juega a favor de Lasso, entre otras razones porque la veloz entrada en la dinámica electoral le resta maniobrabilidad a su gobierno. En tercer lugar, aún en el marco de la desinstitucionalización que el co-gobierno de Moreno y Lasso generaron, hay contrapesos que relativamente aun funcionan, por ejemplo, la Corte Constitucional acaba de exigirle al gobierno que justifique la –urgencia- del Decreto Ley Orgánica para el Fortalecimiento de la Economía Familiar, alargando el trámite de este proceso, por otro lado, los miembros de la Corte Constitucional en su momento tendrán que rendir cuentas cuando el curso del agua cambie, por lo que es mejor que cumplan su función de contrapeso durante esta transición; así mismo, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) conformará una veeduría para vigilar los decretos ley emitidos por Lasso. En cuarto lugar, la derecha históricamente ha demostrado su ineptitud en geoeconomía, así por ejemplo, Lasso quiere implementar Zonas Francas como gran novedad supuestamente para atraer inversiones, cuando en 40 años solo han servido para otorgar privilegios tributarios y arancelarios, en su ignorancia no se han enterado que la geopolítica ha cambiado y no entienden que actualmente existen otras lógicas de comercio, logística y atracción de socios inversionistas en este mundo multipolar.

Para terminar, como sucedió después de la Rebelión Forajida hoy sucede algo similar, es decir, la derecha no fue consciente de las consecuencias de sus actos. Al parecer Lasso está feliz por la posibilidad de gobernar ‘en solitario’, pero seguramente no cae en cuenta que el empleo arrogante de este recurso, terminará no solo ‘quemándolo’ a él, sino también a su clase y a factores fácticos de poder, como ya lo está haciendo con las FF.AA y la Policía Nacional, al involucrarles en su fantasmagórica lucha contra el terrorismo. Al final, Lasso y su derecha están ayudando a configurar un nuevo sentido de propósito colectivo.

CENAE

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