WASHINGTON, (VOA), 18 de octubre de 2017.- Funcionarios estadounidenses se han mostrado creciente preocupados de que las tensiones entre el gobierno de Irak y el liderazgo curdo favorezcan a dos de los actores que Washington debe contener en la región: el grupo Estado islámico e Irán.
Hasta ahora, las fuerzas curdas peshmerga han dado muestra de estar dispuestas a ceder, saliendo de bases y abandonando puntos de control a medida que las fuerzas iraquíes rápidamente recuperan partes de la región autónoma curda en el norte de Irak.
Sin embargo, en Washington las alarmas se han disparado por las preocupaciones de lo que pueda estar por venir.
“Los grandes ganadores de una mayor tensión serían ISIS y la [Guardia Revolucionaria de Irán], algo que deberíamos querer evitar”, dijo un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional.
“Estados Unidos, el gobierno de Irak, el gobierno regional curdo, y toda nuestra coalición debe unirse para priorizar la derrota final de ISIS”, añadió el funcionario.
Funcionarios de inteligencia y del ejército estadounidense advierten que a pesar del colapso de su autodeclarado califato, ISIS permanece amenazante, con células y operativos escondidos en Kirkuk y alrededor de Irak. Y advierten que el grupo ha sido muy exitoso en explotar las diferencias y los resentimientos en el pueblo iraquí para sacar ventaja.
Pero la preocupación más grande e inmediata es Irán.
Funcionarios kurdos acusaron la semana pasada a Teherán de enviar a Qassem Soleimani, jefe de la Guardia Revolucionaria Iraní y a otros oficiales al Curdistán iraquí para presionar a las fuerzas curdas para que salgan de Kirkuk.
Y fotos y videos dentro y en los alrededores de Kirkuk muestran a miembros de las milicias chiíes apoyadas por Irán, que forman parte de las Unidades de Movilización Popular (UMP) de Irak, celebrando en las afueras de la ciudad.
Otro expertos advierten que la influencia de Irán es tal que llega hasta el Ministerio del Interior iraquí.
Pero un portavoz del ejército estadounidense dijo el martes que la coalición liderada por EE.UU. no ha visto ninguna evidencia de la influencia o del involucramiento de Irán. Esos comentarios, combinados con la afirmación del presidente Donald Trump de que Estados Unidos “no está tomando partido” en la disputa entre iraquíes y curdos, causa preocupaciones adicionales.