El presidente palestino, Mahmud Abás, se reunió hoy en el Vaticano con el Papa Francisco e inauguró la embajada palestina ante la Santa Sede, ocasión que aprovechó para pedir que otros países sigan el ejemplo y les reconozcan como Estado.
En la reunión con el pontífice, que duró 23 minutos, se repasaron “las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y Palestina, selladas por el Acuerdo Global de 2015, que atañe a los aspectos esenciales de la vida y la actividad de la Iglesia en la sociedad palestina”, señala una nota de la oficina de prensa del Vaticano.
Un acuerdo en el que el Vaticano reconoció a Palestina como Estado y que se consideró un hecho histórico, y que hoy se escenificó con la inauguración por parte de Abás de la embajada palestina ante la Santa Sede, en un edificio propiedad del Vaticano en el que se encuentran otras sedes diplomáticas.
Antes de la inauguración, Abás afirmó en una breve declaración a los medios que con la apertura de la embajada “el Vaticano ha reconocido completamente al Estado de Palestina” y manifestó su deseo de que “otros Estados tomen ejemplo de la Santa Sede”.
Pie de foto: El presidente de Palestina, Mahmud Abás, y el Papa Francisco
En el encuentro, que se desarrolló en un tono cordial, Francisco dijo a Abás, al saludarle, que era “un placer” y “un honor” recibirle, y en el momento de la despedida ambos se dieron un abrazo.
Durante la reunión, se habló “del proceso de paz en Oriente Medio, expresando la esperanza de que se puedan reanudar las negociaciones directas entre las partes para poner fin a la violencia que causa sufrimientos inaceptables a la población civil y a una solución justa y duradera”, añade la nota.
En este sentido, ambos manifestaron “el deseo de que, con el apoyo de la comunidad internacional, se tomen medidas que fomenten la confianza mutua y contribuyan a crear un clima que permita tomar decisiones valientes en favor de la paz”.
En el encuentro, “no se ha dejado de recordar la importancia de la salvaguardia del carácter sacro de los Santos Lugares para los creyentes de las tres religiones abrahámicas” y también “se ha dedicado especial atención a los otros conflictos que afligen a la Región”.
Al despedirse de Jorge Bergoglio, Abás dijo que la apertura de la sede diplomática es un gesto que “prueba que el Papa ama al pueblo palestino y ama la paz”, y manifestó su deseo de volver a reunirse con el pontífice “quizá en Belén”.
El presidente palestino llegó al Vaticano con una delegación integrada por diez personas, entre ellas un joven que entregó una camiseta de fútbol con los colores de la bandera palestina a Francisco y que le desveló que estaba casado con una argentina.
Abás donó al pontífice una piedra procedente del monte del Gólgota, o Monte del Calvario, donde se encuentra la Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, además de un mosaico que representaba el rostro de Jesús, un icono dorado de la Sagrada Familia y un libro sobre las relaciones entre la Santa Sede y Palestina.
El Papa entregó a Abás dos de los documentos que ha escrito, traducidos al árabe: la exhortación apostólica “Amoris laetitia” y la encíclica sobre la defensa de la Naturaleza, “Laudato sii”.
El presidente palestino se había reunido con Francisco en el Vaticano en mayo de 2015, y en junio de 2014 participó junto con el fallecido presidente israelí Simon Peres en un acto conjunto en los jardines vaticanos para pedir la paz en Oriente Medio.
Abás se reunió ayer con el ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Angelino Alfano, pues el presidente del Gobierno, Paolo Gentiloni, se encontraba hospitalizado, y hoy viajará a París para participar en la Conferencia de paz sobre Oriente Medio.
(Nota de EFE)