Uno: En poco tiempo, el ayatolá Raisi visitó con tanta frecuencia diferentes regiones de Irán para ocuparse de sus asuntos, que la gente de varias provincias habla del presidente mártir de esta manera: “Como si hubiera venido ayer”. La razón por la que la gente lo extraña es que lo habían sentido cerca de ellos varias veces.
En los días del clímax del coronavirus, cuando iba a hospitales y farmacias, la gente sentía que podía verlo de cerca. Por lo tanto, es bastante natural que la nación iraní lo extrañe tanto y esté triste por este conocido que lo acompaña constantemente.
Segundo: el ayatolá Raisi era popular entre la gente. No era un hombre irónico, ni se peleaba, ni se convirtió en una figura de la oposición, ni solía amenazar a un rival político, ni preocupaba a la gente. Bueno, una persona tan discreta y temerosa de Dios seguramente se vuelve popular y lo fue.
Tercero: El día en que el Ayatolá Raisi se convirtió en custodio del santuario del Imam Reza, creó un fervor espiritual entre la gente; y el día en que participó en las elecciones presidenciales de 2017, a pesar de ser derrotado, volvió a generar fervor de tendencia a los valores y a la religiosidad entre la gente. Cuando trabajó como jefe del poder judicial, sus actividades nuevamente generaron valor religioso, y también en 2021, cuando ganó las elecciones presidenciales, aumentó el fervor de la religiosidad y el idealismo.
Es una búsqueda de Dios hacia adentro que puede crear una ola de religiosidad y tendencia a los valores en la sociedad en tres campos aparentemente diferentes: desde la custodia del santuario del Imam Reza y el juicio hasta el campo de la política.
Cuarto: Aunque aparentemente el Ayatolá Raisi nos ha dejado, su gran victoria fue el fortalecimiento del sentimiento del gobierno de la República Islámica de prestar servicio y ser servidor del pueblo, que se hizo fijo y más profundo gracias a la bendición de su martirio. La sangre del mártir siempre actúa en contra del enemigo y puede perturbar la conspiración multimillonaria de la guerra económica y mediática destinada a cambiar los sentimientos y los cálculos del pueblo iraní.
Si el martirio de Haj Qassem [Soleimani] revivió el poder y el valor social de la República Islámica, el martirio del Ayatolá Raisi fue un paso más, es decir, el fortalecimiento del sentimiento de confianza y optimismo de la gente hacia la servidumbre de la institución presidencial hacia ellos y hacia los gobierno en el sistema de la República Islámica.
ParsToday