Umar Mulinde, pastor cristiano, ha sido una más de las víctimas de esta vorágine violenta que constituye el islamismo llevado al extremo, en el que no se respeta la vida y se ataca y se mata a los seres humanos simplemente por pensar diferente.
Umar Mulinde, de 38 años, creció en una familia musulmana. Él aprendió todo lo que esta religión implica, lo que los musulmanes llaman el Da’wah, que es la preparación, la enseñanza, todo lo que un musulmán debe saber del Islam. Toda la sharia; un misionero entrenado que practica el Da’wah.
Pero el tiempo lo convirtió al cristianismo, en su tierra de Kampala, Uganda, en África central. Como mucha población también ha acogido esa creencia.
El día trágico fue el 24 de diciembre de 2011. Él, Umar Mulinde, estaba afuera de su casa, en su automóvil, haciendo la jornada del día. De repente se aproximó un sujeto, algo intimidante. E inmediatamente, hacia su lado derecho, otro sujeto se le acercó y le dijo: “¡Pastor!”. La voz venía desde una parte oscura, poco visible. Umar presintió algo. Un mal presagio latía en su corazón. Pero le volvieron a llamar: “¡Pastor, ayúdeme!”. Según dice Umar, quería que se acercara más, dando la cara. ¿Por qué me llama?, se preguntaba Umar, al tiempo que abría la portezuela del auto y quedó expuesto al desconocido.
El sujeto le lanzó ácido en la parte derecha de su cara. Una sensación quemante le invadió la parte afectada. No pudo ver. Sus ojos se cerraron en ese momento. Él dice: “Sentí como fuego de arriba abajo. Me viré y corrí hacia la oficina. Mientras corría fui alcanzado nuevamente, porque me lanzaron ácido en la espalda. Sentí más fuego que el primero. Grité y mis hijos salieron”.
Los sujetos corrieron en distintas direcciones y mientras corrían gritaban: ¡Allah akbar! ¡Allah akbar! ¡Allah akbar! Tres veces lo dijeron.
Después de contar esto, Umar se queda callado. La impresión revivida se apodera de su mente y su cuerpo. Su rostro refleja el desasosiego. Cierra la mirada. Su ojo izquierdo, que milagrosamente logró salvar, está cerrado mirando hacia su interior. El momento, varios segundos que se prolongan incómodamente, es perturbador. La mitad del rostro de Umar está desfigurada. El ácido le quemó la piel y su ojo derecho luce hundido y apagado, cerrado.
¡Y la imagen del video nos permite atisbar una lágrima que resbala de ese ojo muerto! La sustancia líquida brota casi imperceptiblemente, pero luego baja y termina de recorrer la mejilla derecha, rígida, maltratada y oscura por el daño hecho a la piel. Vemos algo desgarrador.
A Umar le hacen reaccionar las palabras del entrevistador, quien le pide que envíe un mensaje a quienes vean su terrible testimonio. Umar se recupera y entonces dice, la voz firme:
“Americanos. El Dios todopoderoso les ha dado gracia. Lo que sea que hagan en Estados Unidos influencia a todo el resto del mundo. A ustedes les ha sido dada esa gracia. Una cosa que el islam está haciendo para derrotarlos es hacer que se vuelvan cobardes y tengan miedo de pararse y hablar en contra de la invasión del islamismo que está sucediendo en su país. Levántense antes que sea tarde. El norte de África fue la parte de África que primero abrazó el cristianismo y fue derrotada por la intimidación y la amenaza. Si tienes miedo ahora, hallarás que con el tiempo tus hijos y tus nietos serán musulmanes”.
“Levántense ahora y derroten el desafío de la agenda de los grupos islamistas. Eso es lo que les digo, incluso a los cristianos. Nosotros los cristianos hablamos de lugares como Efeso, la carta de Pablo a los efesios. ¿Dónde está Efeso ahora? Chequen el lugar y verán que ya no tiene ni iglesia. Efeso, Tiatira, Sardis. Chequen dónde queda Antioquía. ¿Dónde queda? Chequen todos esos lugares donde estuvo Simón Pedro y donde Pablo fue en sus viajes misioneros a predicar el evangelio”.
“Verán que el islam ha puesto un desafío justo frente a nuestras puertas, y en lugar de levantarnos… Por supuesto no nos levantaremos con armas, pero debemos levantarnos en la palabra de Dios. No tengamos miedo de levantarnos y hablar la verdad. De otra forma, si no nos levantamos ahora, será muy tarde en los siguientes años”.
“Una cosa que les quiero pedir a todos los que me ven es que si tú sabes que lo que tú estás haciendo es lo correcto, párate valientemente y proclámalo. No tengas miedo. El espíritu de las tinieblas usa la intimidación. No seas intimidado. La gente tiene miedo de morir, pero Jesús dijo: No tengan miedo de aquellos que matan el cuerpo. Él sabía que iban a tratar de matarnos. Y Jesús les dijo: Cualquier mensaje que les doy en privado, párense en el tejado y declárenlo”.
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