A 730 días del secuestro y asesinato de 13 jóvenes que fueron “levantados” del bar Heaven, las madres exigen saber la verdad y claman justicia. En el inmueble número 27 de la calle de Lancaster, donde estaba el after hours fue colocada una ofrenda y veladoras, en memoria de los “chavos” que salieron una noche a divertirse y nunca más regresaron a sus hogares.
Las madres, señalaron que las autoridades han sido indiferentes, recordaron que la última reunión sostenida con el procurador de justicia del Distrito Federal, Rodolfo Ríos Garza, fue en agosto del 2013, días después de que se encontró la fosa, donde fueron sepultados los cadáveres descuartizados de sus hijos. Desde entonces no las volvió a recibir.
Julieta González, madre de Jennifer Robles, exigió explicaciones de la liberación de dos de los cuatro policías de la Unidad de Protección Ciudadana Angel-Zona Rosa de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, que fueron involucrados en la desaparición. “Ya son dos años. A la opinión pública le vale madres, pero a mí no porque me mataron a mi hija esa gente que está involucrada, esos policías qué? Nadie dice nada porque no son sus hijos, pero se lo dije al procurador no le hubieran agarrado a su hijo porque si no, chingo a mi madre si no lo buscan y mueven todo, pero como nosotros somos de Tepito, nos tratan como rateros y delincuentes”, expreso la mujer.
Leticia Ponce, madre de Jerzy Ortiz, manifestó que apenas hace unas semanas, por la fecha e la desaparición de los muchachos, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal se acerco para avisarles que se haría una reparación del daño económica y sicológica, “nos preguntan que cuando gastamos de taxi, de comidas, de abogado, por el proceso, sin embargo, no hablan de la muerte de mi hijo”, indicó. Por su parte, Josefina García, madre de Said Sánchez, señaló que la justicia por la muerte de su hijo, sería castigo a todos los responsables, porque a dos años de la tragedia todavía las autoridades no han detenido a todos los supuestos responsables. Además pide conocer la verdad del por qué se llevaron a su hijo. Para ella fue “una equivocación”.
Cada una de las madres llegó a su cita. Colocaron flores blancas y sobre de ellas una cinta morada con en nombre de cada uno de los 13 jóvenes asesinados. Junto a los arreglos florales pusieron una veladora. Mientras que sobre la puerta pegaron diferentes carteles, en uno de ellos se leía: “¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos? Si el dolor no nos calla menos el gobierno
Con información de La Jornada