En dos semanas más de 30 mil personas han visitado las exposiciones de “Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos” y “Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza” en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Tan solo el domingo, día de entrada gratuita, personal de seguridad del recinto calculó una asistencia cercana a las 5 mil personas.
La espera fue larga. La fila comenzó en la explanada del Palacio de Bellas Artes y se extendió más allá del museo Franz Mayer. La tercera persona que ingresó este domingo al recinto cultural fue Reyna Mejía. Las puertas se abrieron a las ocho de la mañana y ella, junto con sus padres, se formó cuatro horas antes.
La doble exposición fue abierta al público el 26 de junio. A la semana siguiente y tras una afluencia de 23 mil personas se decidió ampliar los horarios.
Ahora la jornada, que inicia a las ocho de la mañana, finaliza de manera diferenciada: los martes a las 19 horas; miércoles, jueves y domingo a las 8 de la noche y viernes y sábado a las 22 horas.
“Son bocetos, pinturas y esculturas que solo conocíamos en libros o videos. Ahora los vimos físicamente, los tuvimos cerca. Llegué a las seis y entré en el grupo de las 8:30. Vine con mi hijo”, refirió Carlos Romero, vecino de la delegación Coyoacán.
“Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza”, que concluirá el 23 de agosto, incluye el Códice sobre el vuelo de las aves. En total son 11 piezas originales del artista italiano.
“Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos”, que finalizará el 27 de septiembre, permite admirar el Cristo Portacroce, escultura en mármol que se exhibe por vez primera fuera de Italia.
El día de la inauguración, el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa aseguró: “Cuando alguna persona salga de aquí, algo habrá quedado en ella: una nueva pregunta, una nueva respuesta, una experiencia estética y, sobre todo, una curiosidad”.
Se espera que las exposiciones se conviertan en un “fenómeno cultural” por el número de personas que acudan a ellas.
Por lo pronto, en su segundo domingo, la fila para ingresar a la doble exposición abarcó un tramo de avenida Juárez, Eje Central, entre Juárez y Tacuba, y todo el costado norte de la Alameda Central.
Algunos, como la familia Mejía, tuvieron que esperar cuatro horas para admirar la obra de los artistas renacentistas.
Con información de La Jornada