El Papa Francisco, que ha generado gran expectativa con su visita a México, llegó al Zócalo capitalino y conmovió a los miles de feligreses allí congregados.
Previamente, salió a bendecir a los fieles que lo fueron a ver en las inmediaciones de la Nunciatura apostólica, al sur de la Ciudad de México.
El Papa Francisco emitió un breve mensaje los feligreses reunidos afuera de la nunciatura apostólica y les pidió pensar en sus seres queridos, en las personas que no los quieren o les han hecho daño para recibir su bendición.
El Papa Francisco bendijo y dialogó con las personas reunidas frente a la nunciatura apostólica, a quienes exhortó a rezar a la Virgen por las personas a las que quieren, pero también por aquellas con las que están enojados, con rabia y celos.
El pontífice les exhortó a que regresen a sus casas esta noche para descansar, pero que en el camino “vean a la Virgen” y oren por aquellos a los que quieren, pero también por quienes no los quieren y les han hecho daño. “Hasta luego, gracias, adiós y que Dios les bendiga”, concluyó.
Cientos de personas se encontraban a un costado de la nunciatura, sobre la calle Juan Pablo II, echando porras y cantando acompañados por un equipo de sonido.
Los gritos con los que pedían que saliera rindieron frutos y el pontífice acudió a saludarlos.
Después de la bendición, el Papa también pidió a la gente que regresara a sus casas, porque “tenemos muchas actividades aquí, tenemos que ir bien descansados y también los vecinos”.
Miles de personas reunidas en el Zócalo estallaron en gritos, cánticos, lágrimas cuando el papa entró al Circuito de la Plaza de la Constitución, mientras las campanas de la Catedral Metropolitana redoblaban su tañido.
El Papa Francisco recorrió la plancha del Zócalo capitalino antes de dirigirse a la Catedral Metropolitana, mientras los fieles congregados en las zonas acondicionadas para ello festejaban este gesto.
En la zona de la Plaza de la Constitución hay cuatro pantallas gigantes desde las cuales las personas pueden seguir las actividades del jerarca católico, que recorre los pasillos del lugar.