* Construir atmósferas de armonía
* La familia, núcleo social, busca adornar e iluminar su hábitat
* El Zócalo vestido de fiesta
Son días de reflexión, de pausa ante la vorágine social y digital, de reconstrucción interior, de disfrutar el esparcimiento cultural.
Estos días de descanso, para una gran mayoría de la sociedad, independiente de la creencia religiosa, son motivo de meditación, de valorar de nuevo la vida, ello ante el embate de las medidas del confinamiento y la letalidad del covid que dejó un desolado campo y arrebató a familiares y amigos, larga la estela.
Quizá hoy más que ayer, lo que parece hasta una frase común no lo es, y por eso, los ciudadanos valoren más cada momento de sus vidas.
En medio de esta alegría, la y los ciudadanos, padres y madres de familia, o cualquier tipo de familia que integren, busca abonar, con un detalle, su casa, entorno, y disfrutar esos ligeros momentos que nos ofrece la temporada navideña.
El Zócalo de la ciudad, que ofrece la bienvenida con enormes flores de Noche Buena y la maravilla de las luces multicolores que adornan también a juegos mecánicos, ofrecen el disfrute y esparcimiento familiar.
El Zócalo amoroso, democrático, agora social, ahora vestido de rojo, verde y amarillo, sigue siendo testigo fiel del cambio social, con un sello de paz.
En muchos hogares, a través de sus ventanas, de casas y multifamiliares, los arbolitos navideños, adquiridos con sentido ecológico y otros artificiales.
En la ciudad hay lugares para comprar esos símbolo, y adornarlos en los hogares con esferas, luces, moñitos de colores.
Las esferas simbolizan los dones: sabiduría, entendimiento, consejo, piedad, fortaleza.
Y los regalos, la esperanza y los buenos deseos.
Lo mejor de esta temporada, es seguir compartiendo nuestro tiempo, armonía, alegría, con los seres queridos.
Desear los mejores momentos para los demás, siempre también, como un anhelo permanente.