Hace algunos meses, el equipo de René Chávez Segura —investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM—, junto con especialistas del INAH, confirmó la existencia de un cenote debajo de la pirámide de Kukulcán —también conocida como El Castillo—, un cuerpo de agua que de norte a sur mide alrededor de 20 metros y 30 metros en su parte más alargada.
El hallazgo se realizó con una novedosa técnica de tomografía eléctrica, con la cual realizan más investigaciones para encontrar detalles de las cavidades dentro de El Castillo. Hasta ahora han detectado algunas anomalías en las tomografías capturadas que podrían indicar un túnel de acceso hacia el cenote, señala Guillermo de Anda, investigador subacuático de National Geographic y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien ha estudiado los cuatro cenotes cardinales que rodean a El Castillo.
El doctor Chávez, añade, detectó anomalías entre las que se encontraría un túnel que esté en contacto con la subestructura sobre la que se construyó El Castillo. “Todavía se desconocen accesos al cenote, hay muchos mitos sobre éste e incluso que están interconectados”.
De Anda relató que Edward Thompson, quien adquirió la hacienda donde se encontraba Chichén Itzá, elaboró a principios del siglo XX planos que refieren la existencia de túneles, siete en total, uno de los cuales, se dice, podría estar conectado con el cenote Xtoloc (al sur). “No dudamos que exista el túnel, pero todavía está por comprobarse, al igual como se hizo con el cenote. Habrá que esperar, de lo que no hay duda es que El Castillo nos dará más sorpresas”.
En el marco de las actividades de National Geographic Learning, Guillermo de Anda dijo que esperan que la “anomalía” sea una vía de entrada al cenote, el cual seguramente tendrá una rica ofrenda.
HISTORIA
Guillermo de Anda ha realizado vitales descubrimientos sobre el mundo maya y sus cenotes, entre estos identificó cómo El Castillo se alinea con cuatro cenotes en sus cuatro puntos cardinales y cómo se conectan arqueo-astronómicamente a través del reflejo vertical perfecto de la luz solar en su cenit, durante los equinoccios de marzo y septiembre.
Con el cenote sagrado al norte de esta edificación, al sur el cenote Xtoloc, al este el cenote Xkanjuyun y al oeste el Holtún, el investigador ya perfilaba que debía de existir un cenote más debajo de El Castillo. Dichos cenotes conforman un cosmograma en forma rectangular que cruzado con líneas coinciden en el centro donde se encuentra el emblemático edificio de Chichén Itzá.
“El sitio fundacional de Chichén estaba ahí, faltaba encontrar el rasgo a través del cual se fundó, que debía ser una cueva. No descubríamos el hilo negro, porque la tradición oral refiere que así era”.
PRESERVACIÓN
Mientras las investigaciones continúan, De Anda enfatiza que el punto vital para develar esos misterios es preservar los cenotes, uno de los propósitos del proyecto del Gran Acuífero Maya, donde participan múltiples instituciones. En la península de Yucatán, dice, los cenotes se han explotado de manera poco sustentable, e incluso existen pilotes dentro del agua que sostienen edificios.
Por otra parte, si bien el turismo en los cenotes es importante, se debe regular más, así como evitar que se conviertan en depósitos de desechos de grandes ciudades, contaminando además los mantos freáticos. Ha habido cenotes convertidos en grandes basureros de donde los investigadores han encontrado piezas arqueológicas invaluables.
“Es una terrible dicotomía que aquello que fueron lugares sagrados en el pasado y sitios arqueológicos muy importantes, sean convertidos en basureros. Por eso hay que mostrar a la población y autoridades la relevancia de estos sitios, porque es difícil proteger lo que no conoces”.
