La Piedra en el Zapato
Por Abraham García Ibarra
Si el salinato transexenal decretó la extinción del ejido y fracturó el régimen de tenencia comunal de la tierra.
Si inició una campaña de despidos masivos para adelgazar el Estado, lanzó su iniciativa empléate a ti mismo, impuso los topes salariales a la gran masa laboral y persiguió a las dirigencias de la clase trabajadora organizada.
Si empleados y técnicos de reconocida solvencia profesional en la banca y las industrias petrolera, eléctrica y de transportación aérea, etcétera, fueron puestos con un pie en la calle.
Si institucionalizó los contratos de protección empresarial primero, y luego la triangulación contractual, dando traste con los contratos Ley y los contratos colectivos de trabajo.
Si atacó el sistema cooperativo, predominante especialmente en la industria pesquera, cuando en 1981 la flota camaronera privada había sido transferida a los verdaderos obreros del mar (más de 20 mil millones de pesos costó al Estado esa operación).
Si al sector cooperativista lo privó del Banco Nacional de Desarrollo Pesquero y Portuario, fuente principal y casi única de financiamiento de la industria. y se le cancelaron las especies reservadas, entre ellas el camarón, con probado potencial exportador.
Muerte a las instituciones de compensación social
Si dio prioridad a la economía especulativa sobre la productiva, generando el crecimiento de la economía informal o negra, según denominación empleada por técnicos hacendistas.
Si privatizó los ferrocarriles y lanzó al desempleo mano de obra calificada -como ocurrió también en otros entes públicos desincorporados– y desapareció en aquel sector el transporte de pasajeros.
Si a la población en su conjunto le canceló los beneficios de instituciones de compensación social, como la Compañía Nacional de Subsistencias Populares. (Precios de garantía a productores del campo y subsidios al consumo).
Saqueo de los fondos para el retiro de los trabajadores
Si liquidó el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), de naturaleza solidaria, agandallándose de los saldos de los activos propiedad de los cotizantes (se los llevó el diablo, dijo un líder de la principal central sindical mexicana) y los recursos no reclamados, depositados en una cuenta concentradora del Banco de México, fueron utilizados para financieras patito (20 mil millones de pesos montó el primer zarpazo).
Si la gestión financiera de los fondos para el retiro la entregó a las administradoras privadas, que amasan más de 4 billones de pesos sin pagar aún la primera pensión con base en el régimen de cuentas individuales.
Si ha expropiado de derecho o de facto extensos territorios titulados a comunidades indígenas y núcleos agrarios para trasladar el dominio de más de 90 millones de hectáreas a concesionarios mineros.
Están en la lista Forbes de los más ricos 16 plutócratas mexicanos
Si el proceso de acumulación durante ese periodo ha favorecido sólo a docena y media de plutócratas inscritos ahora en la lista Forbes de los más ricos del planeta. En fin.
Si todo lo anterior es obra del Estado neoliberal, diseñado por el salinato transexenal, ¿de qué habría de subsistir el infelizaje mexicano?
El camino a la servidumbre quedó empedrado para la construcción de la economía criminal, por una razón elemental: Que sepamos, nuestros compatriotas no son monjes budistas dedicados a una vida de meditación. Sus necesidades básicas no son ni serán resueltas por el asistencialismo.
Uno de los lubricantes más eficaces de la economía criminal -que tiene su caldo de cultivo en la delincuencia de cuello blanco-, es el tráfico ilícito en sus tres modalidades: Droga, armas y personas, y su operación mediante la ingeniería financiera; dicho en buen cristiano, el lavado de dinero.
Particularmente la población rural y semiurbana, sujeta al jornalerismo y pago de sus servicios a destajo, fue condenada a lo largo de cinco sexenios a formar parte del ejército de reserva del crimen organizado.
Narcoestado: Políticosnarco y narcopolíticos
En una primera etapa, el crimen organizado se sustentó en el manejo doméstico del mercado de producción de droga con fines de exportación; empezó luego el consumo interno. El asunto fue reducido poltronamente a trámite de barandillas policiacas.
Le siguió el tránsito de cocaína sudamericana, aupado en la década de los ochenta por Washington en favor de los cárteles colombianos de Cali y Medellín (Operación Irán-Contra).
Vino enseguida la industria de drogas sintéticas, en la que empezaron a aparecer los primeros zares mexicanos. Se comenzó a hablar del narcotráfico como asunto de Seguridad Nacional.
Al menos desde la década de los ochenta, apareció en México una nueva nomenclatura: Narcodemocracia y narcoestado, sustanciados en dos adjetivos: Políticosnarco y narcopoliticos.
El Triángulo dorado tiene una nueva oferta: El fentanilo
Hoy, las adicciones en los Estados Unidos tienen un nuevo nombre: Fentanilo. Algunos viciosos norteamericanos lo combinan con heroína. En varias de nuestras colaboraciones editoriales, con base en investigaciones de instituciones científicas del vecino país, hemos reportado que ese opioide causa allá un promedio de 170 muertes al día.
El procesado de esa mortal fórmula sintética se inició en laboratorios farmacéuticos de los Estados Unidos. Parece ser que la industria interna no se da abasto. De otra manera, no se explica cómo, para cubrir sus requerimientos de insumos, recurre a proveedores extranjeros, de preferencia asiáticos. A México, dicho precursor entra por puertos del Pacífico, en especial del estado de Colima.
Algunos partes oficiales indican que varios embarques han sido interceptados en Sinaloa. Lo subrayamos, porque dicho estado ha sido históricamente emblemático en el corazón del Triángulo dorado de la droga. Para el caso, referido a la goma de opio para la elaboración de morfina y heroína, cuyo destino ha sido la Unión Americana.
Se afirma ahora por las autoridades estadunidenses que el control de ese tráfico trasnacional de fentanilo en México es dominado por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, haciendo abstracción de que, en su propia industria, se ha empollado el huevo de la serpiente: La típica coartada: Al ladrón, al ladrón…
Posmodernidad mexicana: El neoliberalismo no tiene madre
Obviamente, para el nuevo comercio, hacen falta los peones de brega. En el argot de los bajos fondos se les llama burros o mulas. Repetimos, los mexicanos desplazados de la economía productiva no tienen vocación de monjes budistas. De algo tienen que subsistir.
Es el resultado que nos ha dejado la posmodernidad propuesta por el salinato transexenal. Lo dijo aquí en memorable visita el cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez Madariaga: El neoliberalismo no tiene madre. Es cuanto.