25 de mayo de 2024 —Durante el transcurso de la noche del miércoles y de la mañana del jueves, aviones no tripulados ucranianos atacaron la estación de radar de Armavir, en la región suroccidental rusa de Krasnodar Krai, que forma parte del sistema ruso de radar de alerta temprana diseñado para detectar un ataque con misiles balísticos intercontinentales. Este radar es uno de los pilares del sistema de la postura nuclear de Rusia que, junto con otras instalaciones de este tipo, desempeña un papel existencial en la seguridad estratégica de la Federación Rusa. Mucho más allá de la mera escalada de tensiones con Ucrania, este ataque ha acercado al mundo ahora otro paso más al borde de una guerra termonuclear.
El senador ruso y ex director de Roscosmos, Dmitry Rogozin, respondió a este acontecimiento con una declaración en la que señala que, aunque cabría imaginar que detrás de todo esto estuviera un ucraniano, en realidad es Washington quien ha “contratado a un bandido irresponsable” para que lleve a cabo su trabajo sucio. “De este modo, nos encontramos no sólo en el precipicio, sino en el borde mismo, más allá del cual, si no se detiene al enemigo en tales acciones, comenzará un colapso irreversible de la seguridad estratégica de las potencias nucleares”, escribió Rogozin en su canal de Telegram.
Esta locura debe detenerse ya. El ataque de Armavir se produjo pocos días después de que Rusia llevara a cabo maniobras militares nucleares tácticas de alto nivel, como si se quisiera declarar al Presidente Putin: “Es pura fanfarronería”. Jugar al juego de quien se echa para atrás primero, con armas nucleares, mientras se amenaza con destruir a una superpotencia nuclear que ya está en guerra, amenaza con aniquilar a toda la especie humana.
La fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, en una reunión de la Coalición Internacional por la Paz el 24 de mayo, llamó la atención de la gente sobre las soluciones a la crisis. Insistió en que debemos acabar con la creencia de Occidente en la geopolítica, que ha hecho creer a la gente que Rusia y China son nuestros enemigos, y en su lugar debemos establecer una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo que respete los intereses de todas las naciones. “Si esto no puede superarse, me temo que las posibilidades de que acabemos en la Tercera Guerra Mundial se acercan al 100%”, indicó.
Numerosos especialistas militares y de inteligencia consultados por el Instituto Schiller han expresado su grave preocupación por el significado del ataque de Armavir y sus consecuencias:
“El sistema ruso de alerta temprana por satélite es muy limitado y no puede utilizarse para cubrir los puntos ciegos creados por los daños en los radares. Los corredores de alerta por radar del Atlántico, el Pacífico y el Norte son más importantes, y los rusos también tienen radares en Moscú. Sin embargo, los radares de Moscú sólo verán las amenazas en un momento más tarde, lo que reducirá aún más el tiempo de alerta y de toma de decisiones, lo cual aumenta así las posibilidades de un accidente catastrófico.
“Los comandantes de las Fuerzas Estratégicas de Cohetes, que están al servicio de los dirigentes políticos, estarán muy, muy preocupados, y no tendrán más remedio que tratar esta situación como algo muy serio. Es casi seguro que optarán por operar sus fuerzas de ataque nuclear en un nivel de alerta más alto, lo que aumentará aún más las posibilidades de accidentes que podrían conducir a una guerra nuclear mundial involuntaria”.
— Dr. Theodore Postol, Profesor Emérito de Ciencia, Tecnología y Seguridad Nacional del Instituto Tecnológico de Massachusetts, experto en armas nucleares, Estados Unidos
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