El lecho de Procusto
Por Abraham García Ibarra
Solía decir el ínclito Fidel Herrera Beltrán, en sus múltiples pasos por el Congreso de la Unión -que lo añora-, que no hay votos más baratos, que aquellos que se compran. Votos para cualquier uso.
Como sea, ayer en la Cámara de San Lázaro se instaló la directiva para el tercero y último año de la actual legislatura LXIII. Pudo rendir protesta Jorge Carlos Ramírez Marín, no sin el disturbio previo al que ya nos tienen acostumbrados los mañosos y jóvenes conscriptos.
En la Cámara vieja, mientras tanto, Emilio Gamboa Patrón fue convencido de que se le dé una oportunidad a la sociedad civil para que opine sobre la designación del nuevo Fiscal General de la República.
A este segundo asunto aún le cuelga: Tiene que pasar por la derogación del famoso transitorio constitucional que dada el pase automático a Raúl Cervantes Andrade, actual titular de la PGR.
La reforma a la Cartas fundamental tiene que hacer de nuevo su recorrido por las legislaturas estatales para que vuelva al Congreso y se haga la declaratoria formal. Para entonces posiblemente el peñismo ya habrá abandonado Los Pinos.
La rescatable del grotesco sainete montado en ambas cámaras federales es que, ayer mismo por la tarde, hubo celebraciones fuera de los recintos parlamentarios: Se proclamó “el primer triunfo” del autodenominado Frente Electoral Ciudadano -PRD, PAN, Movimiento Ciudadano-, aún en el vientre, y el “producto” no ha pasado aún por el bautismo del Instituto Nacional Electoral (INE).
Eso es poco: Algunos de los entusiastas celebrantes, envueltos en la euforia, lanzaron a la rosa de los vientos que el 1 de diciembre de 2018 rendirá su protesta como Presidente el jefe nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés.
Según esa lectura, en cuanto toca al paisaje, se quedará a la vera del camino Margarita Zavala de Calderón Hinojosa, quien hace apenas unas cuantas horas había pedido la renuncia del queretano a la jefatura nacional del PAN.
Ficciones y realidades en los instrumentos mediáticos
El episodio puede contarse así: En una vespertina barra de noticias y análisis de una cadena electrónica, su conductor, que no oculta sus fobias contra el presidenciable que encabeza la mayoría de las encuestas sobre la intención de voto para 2018, dictó el libreto.
El primero en la escena, a control remoto, fue el líder de opinión Leo Zuckerman, quien hizo el recuento de ganadores y perdedores en las zacapelas parlamentarias de la última semana. Fue el primero en levantar la mano a Anaya Cortés, a quien el propio conductor presenta como el joven maravilla.
En el segundo acto, apareció el asesor privado en asuntos políticos electorales, Luis Carlos Ugalde Ramírez. Para quien no lo recuerda, damos este antecedente. Fue el consejero presidente del ex IFE, defenestrado después de las elecciones presidenciales de 2006. Siguió puntualmente el guion del mencionado “líder de opinión”.
La conclusión sería que a los contribuyentes cautivos mexicanos podría ahorrárseles el monstruoso costo de la sucesión presidencial del 18 pues, siguiendo los criterios mediáticos consignados, Los Pinos debieran ser ya redecorado con los vistosos colores azules. Si no fuera porque…
En las pantallas de la misma cadena televisiva, hoy por la mañana Ricardo Rocha cerró su matutina emisión presentando las gráficas del más reciente estudio demoscópico de la agencia Parametría.
En todas las combinaciones sigue al frente Andrés Manuel López Obrador. Incluso, en algunos de los cuadros azules, Zavala de Calderón aventaja a Anaya Cortés.
Como que se está gastando demasiada pólvora en infiernitos aun antes de que el INE, como lo hace hoy, dé el banderazo al proceso de 2018.
Eso no obsta para que ayer mismo, en vivo, en directo y a todo color, la patética amarilla, Alejandra Barrales, haya llevado la voz cantante festejando “el primer gran triunfo” del nonato Frente Electoral “Ciudadano”. Festejar vísperas suele llevar a amaneceres de desencanto. Es cuanto.