Por Salvador González Briceño
*Estalla el escándalo de los 23 vendepatria mexicanos, que llevaron 48 mil millones a dicho país.
Con apenas 468 km2 de territorio, Andorra es apenas dos veces la ciudad de Mexicali (231 km2), México. Pero suficiente para encerrar en sus bancos cuentas de funcionarios y empresarios mexicanos, de los cuales la lista es (al día de hoy) todavía parte del “secreto bancario” de los varios “paraísos fiscales” que hay en el mundo.
La totalidad de los fondos no son precisamente patrimonio de los poseedores o usurpadores —si demuestran lo contrario merecen nuestras disculpas, claro está—, como no sean recursos de procedencia o apropiación “ilícita” de las “cuentas nacionales” o fiscales de los países pertenecientes a los contribuyentes que, en lugar de convertirse en obra o bienestar social, se mudan a la cueva de Ali Babá y sus cuarenta ladrones.
La historia apenas comienza. Y famosos “potentados” mexicanos forman parte rimbombante de esta historia. Vayamos por partes, como diría el famoso Jack.
Andorra (Principado de Andorra, nombre oficial), ese micro Estado —independiente y democrático— del viejo continente enquistado en Los Pirineos, entre el sur de Francia y el noreste de España, con gobierno parlamentario (con Jefe de Estado, pero nombrado por dos coprincipados; de sus dos vecinos) e idioma catalán, surgió a la palestra mundial desde la Segunda Guerra Mundial gracias al turismo.
Aún y cuando el nombre “andorra” data del siglo I A.C., fue hasta 1278 que se fundó su capital “Andorra la Vella” y, luego de una historia azarosa de invasiones y conflictos (con romanos, franceses, españoles; hasta “rusos”, el barón Skósyrev se proclamó “rey” o “Borís I en 1934”), fue hasta las décadas de 1960 y 1970 cuando consolidó su carácter comercial gracias a su encanto rústico.
El coprincipado parlamentario aprobó su constitución apenas en 1993, y el “nuevo Parlamento de Andorra” se inauguró en 2011. Pues bien. Resulta que de la mano del cultivo de maderas —y fabricación de muebles—, del cultivo de hortalizas y el ganado bobino y equino, el comercio, el turismo (todo lo relativo al esquí, o el “negocio de la nueve”) y las finanzas son las principales actividades de los andorranos.
Fue la caída del turismo en 2011 que motivó al gobierno en 2012 a crear una ley para incentivar la inversión extranjera libre de impuestos. Sin ser miembro de la Unión Europea goza de un régimen de trato especial, igual para sus productos manufacturados y agrícolas.
Su sector financiero, compuesto por 5 entidades bancarias pertenecientes a la Asociación de Bancos Andorranos creada en 1960, que responde a la Federación Bancaria de la Unión Europea, contribuye a la economía “gracias al secreto bancario”.
Fue bajo el coprincipado de Nikolas Sarkozy (presidente francés entre 2007 y 2012), que se presionó al país para que dejara de ser “paraíso fiscal”. En 2009 Andorra firmó la “Declaración de París” con Francia para que en la cumbre del G-20 ese año en Londres, se dejara de considerar como “paraíso fiscal” por la OCDE. Sin embargo, aún no firmó el acuerdo en 2014 del “Foro Global sobre Transparencia e Intercambio de Información Tributaria”, apoyado por la el G-5 y avalado por la OCDE.
Pese a que desde el año 2013 Andorra dejó de ser considerado “paraíso fiscal”, por introducir el “impuesto general directo”, el “impuesto a sociedades” y el “Impuesto de la Renta de las Personas Físicas”, hoy todavía lucha por ese lastre de los capitales “secretos” de sus “grandes inversionistas”.
El tema no es que llegue capital extranjero a ningún país, el dilema radica en las cantidades, los personajes que se involucran en buscar la “secrecía bancaria”, y en que no se indagan los orígenes de tales fondos, de millonarios de “la noche a la mañana”; principalmente de “funcionarios ejemplares”. Veremos.
A 3 de febrero de 2021.