Por Salvador González Briceño
*Acciones inteligentes de autoridades para sacar beneficio, de la UE o del FMI
Es verdad que autoridades del pequeño país, Andorra, se quieren sacudir la jerga de “paraíso fiscal” y —en lo posible—, sacar provecho. Cuna de millonarios y practicantes del esquí, sin embargo, las facilidades fiscales otorgadas por las autoridades a inversionistas extranjeros siguen siendo muy atractivas.
Breve recuento. Para España, desde el 11 de febrero 2011 es cuando Andorra deja de ser “paraíso fiscal”, al entrar en vigor el “acuerdo de intercambio de información fiscal entre España y el Principado” (suscrito un año antes: enero 2010), lo que permite entonces el acceso a cuentas bancarias sujetas a “investigación judicial fiscal” a la Agencia Tributaria española. (La Vanguardia: https://cutt.ly/Ckcwzq9).
Un convenio que, según la propia autoridad de Andorra, ya no ser “paraíso fiscal” le “aporta muchos beneficios a la proyección internacional”, así como a la “competitividad y apertura de la economía andorrana”. Cierto. Pero no tan rápido.
Es una verdad terrena que la clave de permanecer como refugio de grandes fortunas, es por ocultar la información de sus clientes al fisco de sus respectivos países. Por ello, para la OCDE es hasta el 2012 cuando el país deja de estar en su “lista gris” de los paraísos fiscales.
Será en 2017 cuando entren en vigor “convenios de transparencia” con más de 50 países; entonces Andorra dejó el “secreto bancario” y aceptó el intercambio de información bancaria de sus clientes en sus entidades financieras, con la OCDE y la Unión Europea. Ese mismo año el país modifica su código penal introduciendo un texto que tipifica la “evasión fiscal” como delito, con sanción de 5 años de prisión.
Es al año siguiente, 2018, que la Unión Europea elimina a Andorra de la lista “negra”, pues hasta entonces tenía a su consideración un “régimen fiscal pernicioso”, en atención a sus “bonificaciones” en el impuesto de sociedades. Por ejemplo: firmas con participación en empresas extranjeras solo tributaban el 2 por ciento.
De igual modo, el sistema considera deducciones y bonificaciones que hacen de la tributación efectivamente menor. Como el impuesto al valor añadido (IVA), el más bajo de Europa. De un nivel general del 4,5 por ciento al 1 porcentual en bienes y servicios relacionados con salud, educación, cultura, alimentos y alquileres. También el impuesto a la renta de las personas, del 10 por ciento la tasa más elevada en los países europeos, al más bajo en Andorra.
Sigue el atractivo fiscal
El asunto es que, según BBC mundo (13 de enero de 2020), es ese año cuando Andorra se postula para ser miembro del FMI, lo que le daría acceso a programas de financiamiento y de “asistencia técnica”. Aparte que, de lograrlo, ganaría estabilidad para su sistema financiero, así como sacudirse el pasado como “paraíso fiscal”.
Pese a todo, hay para quienes “la salida del Principado del directorio de la OCDE en materia de paraísos fiscales, no significa que haya perdido atractivo para la inversión extranjera, en busca de optimización fiscal”. Desde 2018 los bancos tienen el deber de colaborar y contribuir con la claridad fiscal.