** Exhibido desde la Presidencia de la República, el ex secretario de Hacienda siente frío ante el “no vas” lanzado desde el senado de la República; hoy, como catedrático y “suspirante”, se encuentra en la orfandad política.
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
“Cherchez la femme” suelen decir los franceses como fórmula infalible para descifrar alguna intriga, pero todo parece indicar que en el México de la 4t, el mejor método para indagar las causas de todo lío surgido en Palacio Nacional sería: “Revisa el proceso electoral”.
Parece que Herrera fue uno de los miembros del gabinete que estuvo convencido de que la 4T no será eterna y que llegará el momento de rendir cuentas ante un posible gobierno de partido distinto que no será precisamente benévolo.
El columnista de asuntos financieros Enrique Quintana, generalmente muy bien informado, publicó una versión según la cual, en los meses del pasado proceso electoral, Arturo Herrera recibió instrucciones para beneficiar a estados y municipios en manos de la 4T y así influir en los electores.
Pero, se puede especular, el secretario de Hacienda encontró inconvenientes en manipular el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados y habría delitos que… años después ¿quién sabe?
Herrera, se puede suponer, optó por cubrirse las espaldas, mirar a futuro, en el espejo de Rosario Robles, Emilio Lozoya, y no cumplió con las instrucciones.
AMLO decidió en junio hacer el cambio, un tanto anunciado, para colocar a Herrera en el Banco de México y a Rogelio Ramírez de la O en Hacienda. En “la mañanera” se hizo el anuncio y se explicó la anticipación como medida para “no crear incertidumbre en los mercados”.
Todo bien. Se fijó la comparecencia en el Senado para mediados de agosto, con mucho tiempo de anticipación. Pero de pronto, el mismo día en que Herrera debía asistir a la cita en la Comisión Legislativa respectiva, a la chita callando se canceló. No generó eso gran cosa de suspicacia: había mucho tiempo para cumplir el trámite.
Pero pasó agosto, septiembre, octubre. En medios financieros comenzaron a hacerse preguntas. Llegó noviembre y la curiosidad se tornó en preocupación. “¿Qué sucede?” se preguntaban en la Bolsa de Valores, en los bancos, aseguradoras…y en los medios de la grilla. El mismo Enrique Quintana, en varias columnas a principios de noviembre, sonó la campana de alarma.
El lunes pasado el peso llegó a 22 y fracción por dólar. El martes, Loret de Mola soltó el petardo en “El Universal”. Ricardo Monreal, como de paso, dijo que “en agosto pasado el presidente AMLO retiró su propuesta de Herrera al Banco de México”. Minutos después, el mismo Herrera tuiteó que “hace una semana el presidente me informó que retiró la propuesta”.
Amanecimos este miércoles que la nueva propuesta para Banxico con una subsecretaria de Hacienda no muy conocida.
El complemento de la versión de Quintana, por cuenta y riesgo de “Expediente Ultra”, es esta: Ramírez de la O llegó a Hacienda, comenzó a revisar documentos, interrogó con insistencia a funcionarios menores, ayudantes y asesores. Alguno de ellos, de manera algo inocente, comentó que no se dio cumplimiento a una orden de AMLO, pero en forma discreta, porque era violatoria de la ley, o algo así.
Ramírez de la O rompió récords en carreras intrapasillos del Palacio de los Virreyes y con los papeles en la mano le dijo al señor Presidente: “¡Mire usted!”
Después de las necesarias explicaciones (de números, AMLO no entiende ni jota), entró en tabasqueña furia.
Herrera estaba a pocas horas, o minutos, de ser ratificado por el Senado y, por lo tanto, inamovible. Tembloroso de la ira, por la red le gritó a Monreal: “¡Se cancela todo! ¡Se retira la propuesta! Pero no se hará anuncio oficial, será todo manejado desde aquí, ni una palabra a nadie”.
¿Habrá sucedido de otra forma? No parece. ¿”Suspirante”? Solo en sus sueños.