Por Mouris Salloum George (*)
CONMOCIÓN en el mundo, particularmente en aquellos países que giran en torno al poder de los Estados Unidos y la OTAN; ¿nos comportaríamos como una paloma mensajera si fuéramos invadidos? Los estadounidenses que huyeron al amparo de la oscuridad de Vietnam, y dejaron Van Nguyen Thieu para tratar de escapar con la ropa de un sacerdote budista e hicieron lo mismo con el afgano Ashraf Gani, cuya esposa le gritó a un diplomático estadounidense: “¡Es así como terminan tus amigos, como bolsas de basura!”, y lo hicieron con el cubano Batista, quien se negó a pedir asilo en Estados Unidos para que no se muriera como un perro viejo lamiendo las sobras de platos.
Recordamos cómo llegó al poder Volodymyr Zelensky para abrir las puertas de su país a la OTAN, y ahora en los momentos fatales con los tanques rusos a las afueras de Kiev.
La liberación de Kuwait es otro asunto; un episodio que cristalizó sus detalles con George W. Bush, en 2003 con la invasión de Irak y por ende, la invasión de Siria por los terroristas Yihadistas Islámicos apoyados por occidente, para así re-configurar los mapas en el Medio Oriente según la visión de Dick Cheney y un grupo de cerebros maléficos (Paul Wolfowitz, Richard Perde, Douglas Feith y Eliot Abrahams).
Francis Ford Coppola, director de la famosa película “Apocalypse Now” en la que presentó el horrible y oscuro panorama de la guerra Indochina, quedó consternado porque, la noche de la retirada el general Douglas MacArthur, envió un telegrama a Harry Truman pidiendo detener el avance chino en Corea con ataques nucleares.
Coppola notó que en algún lugar del establishment hay quienes quieren arrebatarle a satanás la administración del infierno y encomendársela al presidente estadounidense, desde que anunció George Bush padre el establecimiento del orden mundial unipolar.
Contra la propaganda estadounidense al estilo del Rock ‘n Roll, Vladimir Putin agita la noche nuclear. Americanos y Europeos: “no dejaremos que sofoquen a Rusia”.
El teatro Ucraniano es una bola de llamas rodando en más de una dirección; ya sea la entrada a un sistema mundial multipolar, o el comienzo dramático de una serie de incendios y terremotos en más de un lugar del mundo. Ya entramos a un mundo post-occidental, con geoespacios interactuando en códigos inter-civlizatorios y geopolíticamente policentristas.