Dante Delgado ha demostrado en los hechos que tiene el control de su partido, quienes han llegado a disentir con sus directrices, terminan por transigir, dejar atrás las diferencias o salirse de Movimiento Ciudadano como sucedió con la senadora Indira Kempis Martínez.
El gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez cuestionó a Dante por no querer considerar incorporarse a la alianza opositora. Al final, se impuso el criterio de la dirigencia de ir solos a la competencia presidencial, con el argumento de que los otros arrastran descrédito. Alfaro no volvió a tocar el tema. Y conste, Jalisco es una de las dos principales columnas que sostienen a la organización naranja.
Dante es práctico en la política, aunque no siempre con acierto. Durante dos elecciones (2006 y 2012) se la jugó con Andrés Manuel López Obrador y perdió, no ganó su candidato.
En 2018 cambió de bando, consideró que era una causa perdida la aspiración del político tabasqueño. Optó por apuntar el proyecto del panista Ricardo Anaya. Ya sabemos lo que sucedió. Nadie dentro de Movimiento Ciudadano le reclamó y mucho menos exigió su salida de la dirigencia.
Su desempeño hasta ahora es suficiente para conservar el registro y el financiamiento público de su partido. La estrategia mediática le ha dado resultados, como la imagen del niño Yuawi en los spots, que ya suma dos campañas o elecciones, aunque hay dudas sobre si le funcionará en 2024. El niño en su primera incursión tuvo tal éxito que su imagen impactó fuera del territorio nacional, hasta en Europa. Nada más que el encanto de la inocencia infantil se puede perder en la adolescencia.
La que no toleró el mando de Dante fue la senadora Indira Kempís Martínez. Se quejó de imposición y marginación. No la aceptaron como precandidata presidencial. Tampoco en el partido hubo grupos que la apoyaran. Ni las mujeres se solidarizaron con ella cuando la dejaron fuera de la competencia interna porque ya estaba decidido que el abanderado sería Samuel García. Por este episodio, salvo la interesada, nadie más cuestionó al dirigente.
Ante este escenario, donde las últimas jugadas no le han salido o se le han revertido y es real el riesgo de perder el registro, Dante no ha dudado en sumar a su lista de candidatos y candidatas personajes controvertidos como el actor y empresario Roberto Palazuelos, la ex perredista Alejandra Barrales y la alcaldesa en Cuauhtémoc Sandra Cuevas.
Sobre todo, Roberto y Sandra. El primero conocido por los escándalos que él mismo ha revelado y la segunda por su estilo de gobernar y enfrentar ataques de sus adversarios.
La senadora Patricia Mercado, uno de lo cuadros más respetados de Movimiento Ciudadano, por su trayectoria, como dirigente partidista, funcionaria de gobierno y actual legisladora (candidata presidencial en 2006), no ocultó su disgusto por Palazuelos y también dejó entrever que tampoco tienen su visto bueno las dos nuevas adquisiciones, aunque no las ha citado por su nombre.
Patricia Mercado ha demostrado ser una mujer claridosa. En la tribuna del senado se atrevió a decir que metía las manos al fuego por el senador Napoleón Gómez Urrutia (Morena), cuando la panista Lilly Téllez le exigía diera el nombre de un dirigente sindical honesto y se discutía en el pleno si debían o no ser obligatorias las cuotas sindicales.
Otro gesto de Patricia fue cuando rodaron sus lágrimas al referirse a la salida del INE del secretario ejecutivo Edmundo Jacobo (lo calificó de ejemplar funcionario), en el marco del Foro Global Sobre Democracia Directa.
¿Metería las manos al fuego por Dante o lloraría el día que concluya su ciclo como presidente de Movimiento Ciudadano?
Por lo pronto, sus planes son seguir en MC y en el poder legislativo, pasaría de senadora a diputada.
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