Por Rodolfo Ondarza*
He visto gente morir asfixiada, con los ojos desorbitados buscando una bocanada de aire tan desesperadamente como una explicación de su condición.
Mientras otros, sin argumentos, creen que un virus no existe simplemente porque no lo ven, generalizan, no piensan ni analizan, y no miden las consecuencias de sus comentarios sobre otros en el mejor de los casos, pueden ser los negligentes responsables de la muerte del que busca aire; son la explicación de quien así muere. O en el peor de los casos son parte de un plan concebido de manipulación emocional y conductual liderados por quienes desean mantener y aumentar sus privilegios, ellos son criminales.
Qué gusto me daría ver comentarios respetuosos e inteligentes, analíticos, en donde la discusión se centrara sobre qué medidas sanitarias son las más convenientes, qué vacuna y por qué es la más adecuada, como podemos ser solidarios con otros.
A muchos los asfixia su egoísmo y su miedo.
Mucho del negacionismo actual y de críticas vacuas de las políticas públicas de salud en nuestro país provienen de la inmadurez, como el niño que teme a la oscuridad existe el pavor primitivo a lo desconocido, el pánico a la enfermedad y a la muerte.
Hay quien se aprovecha de ello.
La rapacidad del fascismo neoliberal sabe de esos miedos, los incrementa, como alimentó los anti valores, crea grupos “de opinión”, ONGs, asociaciones, influencers, a través de ellos, de medios y de políticos vendidos a corporativos crean desconcierto entre emotivos que no piensan.
Grandes fortunas se han acumulado durante la pandemia, a la par muchos han perdido trabajo y posesiones. Las grandes farmacéuticas vacunadoras pertenecen a financieras como Black Rock y Grupo Vanguard. Se calcula que durante la pandemia han ganado 270 mil mdd, hasta ahora.
Las fortunas acumuladas por las farmacéuticas en la pandemia se logran en medio de una guerra geopolítica donde en momentos pre pandemia se estimaba que entrábamos a una gran crisis económica neoliberal planetaria más grave que la Gran Depresión de los años 20’s del siglo pasado.
Paradójicamente, en pandemia el mundo es más rico que nunca, China es el país, por mucho, que más riqueza ha acumulado, y México pertenece a los 10 países más ricos. Sin embargo, la distribución de la riqueza es desigualdad y en la oportunidad de desarrollo no es equitativa.
En México el 1% de las personas más ricas posee alrededor del 10% de la riqueza y el 10% de los multimillonarios tiene cerca del 60% de dicha riqueza.
El virus existe, no hay certeza sobre su origen, puede ser mortal, y no hay cura. Estará entre nosotros un buen tiempo. Las co morbilidades como obesidad, diabetes, etc. son producto del bombardero publicitario, de malas políticas públicas neoliberales, de mala nutrición.
Afortunadamente hay un antídoto contra cualquier epidemia: la inteligencia y el sentido común.
Debemos cambiar nuestro estilo de vida y nutrición, alejado de la comida basura. Necesitamos urgentemente más solidaridad y respetar las medidas sanitarias.
Necesitamos un sistema de salud solidario, gratuito y universal, con acceso a un primer nivel de atención de excelencia, contrario al neoliberalismo y a la privatización en salud, y con un fuerte enfoque en la salud mental. Requerimos de nuestra propia producción nacional de vacunas y medicamentos.
Y sobre todo nos es necesaria la inteligencia para informarnos, para realizar la selección apropiada de información, dejar de leer sólo titulares; necesitamos aprender a analizar, a desechar la desinformación para así dejar de ser parte de la infodemia.
Como siempre en la vida, es fundamental evitar ser tan emocionales para ser más pensantes y menos manipulables por narcisistas y sociópatas. Es indispensable crear una filosofía de vida ética y empática con la naturaleza y con la sociedad en beneficio de nuestra salud y de nuestra vida.
Rodolfo Ondarza * Neurocirujano. Activista en defensa de DDHH. Presidente de la Comisión de Salud durante la VI Legislatura de la ALDF. @DrOndarza