Voces del Periodista Diario

Carlos Urzúa tendrá que domar un tigre bicéfalo

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Sospechamos que el concuño de Carlos Salinas de Gortari, José Antonio González Anaya, es víctima de una jettatura.

En febrero de 2016 le heredó la dirección general del IMSS, al yerno de Heriberto Galindo Quiñones, Mikel Andoni Arriola Palazuelos. Hace un año suplió en la Secretaría de Hacienda a José Antonio Meade Kuribreña.

El ex responsable de las finanzas públicas fue candidato a la presidencia de la República. Arriola, ex director del IMSS, a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Ambos, nominados por el PRI, mordieron el polvo el 1 de julio.

Pero en este espacio no practicamos el esoterismo electorero. Dios nos guarde. Vamos, pues, al grano.

Ahora González Anaya, como titular de Hacienda, tiene injerencia en la Comisión Nacional del Sistema para el Retiro (de los trabajadores). Como director general del IMSS tuvo bajo su gestión el régimen de jubilaciones y pensiones de este organismo.

Opaco ejercicio de recursos para el NAIM

Al asumir el mando de la SHCP, a González Anaya se le encomendó dar continuidad al proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México al través del Fideicomiso de Desarrollo correspondiente.

Ayer, González Anaya mandó al ruedo a la jefa de la Unidad de Planeación Económica de la dependencia, Alejandra Salcedo. Ante la prensa, esta funcionaria habló largo y tendido sobre el NAIM, obra, dijo, que seguirá respaldando el actual gobierno: 28 días le restan para seguirlo haciendo.

Dos que tres datos de la conferencia de prensa: Salcedo explicó que originalmente se presupuestaron para el proyecto 115 mil millones de pesos, de los cuales se han ejercido 60 mil millones.

Un diario especializado en Economía y Finanzas apuntó que, hasta el cierre de su edición de hoy, Hacienda no había respondido cómo se han ejercido los recursos invertidos. Pura transparencia, pues.

¿Y el agandalle de los fondos para el retiro ´apá?

Por nuestra parte, después de monitorear noticiarios electrónicos y algunas crónicas de los impresos, reparamos en una omisión de la señora Salcedo: El agandalle de una buena rebanada que las privadas Administradoras de Fondos para el Retiro (cuatro al menos) han hecho de los recursos ahorrados por los trabajadores, para fondear la emblemática obra del sexenio de Enrique Peña Nieto.

Dicho a modo de conseja, los poderosos “inversionistas”, al menos con alguna parte del capital, hacen caravana con sombrero ajeno.

Cambio de carril, para circular hacia el 1 de diciembre, día en que empezará a despachar formalmente en Hacienda su nuevo titular Carlos Urzúa.

Lo que no se dice de la hipoteca pensionaria

Urzúa y algunos de sus colaboradores de primera línea anunciaron hace algunas semanas que la nueva administración promoverá una reforma al sistema (los) de pensiones.

En la opacidad, hay que transitar sonda en mano. Si se va a reformar una política pública tan delicada, por lo primero que se debe empezar, es por explora su estado de salud. Financiera, para decirlo de una buena vez.

No tenemos alcances actuariales para meternos con las finanzas, para el caso, del IMSS. Oficiosamente, hablaríamos del interés que asiste a los cotizantes para el retiro.

Particularmente en la actual administración federal -con independencia de la discrecional gestión que las Afore y las Asociaciones de Inversión Especializadas hacen de los casi 3.5 billones de pesos acumulados en ahorros para el retiro de los trabajadores, sin pagar aún la primera pensión-, está la mano peluda que aprieta y asfixia a los pensionados.

No se trata sólo de los del IMSS o los del Issstse, sino de todo el universo pensionario. Una rapaz jauría de operadoras privadas capitaliza las necesidades del viejerío retirado con leoninas ofertas de préstamos, que han terminado por hipotecar sus pensiones.

Esos negocios usurarios transan a los pensionados por dos vías: Convenios bipartitas IMSS-prestamistas con aplicación directa de los descuentos a nómina, y los llamados prestamos domiciliados, en cuyo caso los usureros negocian los descuentos con el banco de su adscripción, en los que incluso pueden echar mano a saldos por depósitos provenientes de otras fuentes.

En los dos casos, sobre esos préstamos se ejecutan las tasas de interés de referencia, que determina el Banco de México: Negocio súper redondo.

Ya se apropiaron hasta de la “Tarjeta Obrador”

Tan buen negocio es, que cunde: Ahora, aquellas operadoras buitres han hincado el pico sobre las pensiones alimentarias de los ancianos de la Ciudad de México, que las descuentan en lo que ellos mismos llaman Tarjeta Obrador, en mérito del jefe de Gobierno del Distrito Federal que instituyó el beneficio.

El equipo de don Carlos Urzúa, pues, heredará un tigre bicéfalo: El asunto del controvertido NAIM y la apropiación por usureros de los sistemas pensionarios. Es cuanto.

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